El Seminario mayor de San José de Quito (Ecuador) -- Mario Mullo

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

Quienes transitamos por la avenida América y Colon de la ciudad de Quito, hemos tenido como referencia al Seminario Mayor San José, para encontrarnos y ha servido como sitio de parada del transporte público. Pero resulta que desde hace algunos meses hemos visto que las puertas y las ventanas están cerradas. ¿Nos preguntamos qué ha pasado? ¿Porque están cencerradas?
Brevemente comparto algunas opiniones que se han dado de personas cercanas a este tema.

El seminario Mayor se cerró porque estaba muy grande para albergar, administrar y sostener a pocos seminaristas, se estaba gastando más de los presupuestos establecidos. Otra respuesta ha sido que no hay vocaciones al sacerdocio. Ante esta realidad, las autoridades eclesiásticas han decidido que el Seminario Mayor, con los estudiantes de teología, filosofía y propedéutico, se trasladen al centro de espiritualidad Betania, ubicado en el valle de los Chillos, lugar propicio para el estudio y la oración.

Vale recordar que el Seminario Mayor San José se construyó bajo la dirección del Padre de la Congregación de la Misión, Lazarista, Pedro Shumacher, con la debida autorización, del arzobispo de Quito, José Ignacio Ordoñez, después de averiguar varios sitios, encontró uno que le pareció apropiado en las praderas de Santa Clara, que era propiedad del señor Pacifico Chiriboga, caballero de corazón cristiano.

Gustavo Vascones, en sus Apuntes históricos, señala: ?Escogido el lugar había que comprarlo o conseguir una donación. El Padre Schumacher fue persuasivo y el Señor Chiriboga recibió con entusiasmo el noble fin que se proponía y cedió gratuitamente el terreno en obsequio a la iglesia, en cambio el padre Shumacher le dijo que pidiera algunas misas por el descanso eterno de su alma cuando muera. La colocación de la primera piedra se hizo el día 21 de noviembre de 1882, para lo cual se trajo aquella que se había bendecido en los cimientos de Santa Prisca el 3 de diciembre de 1874.??

La estructura, el diseño, del seminario Mayor fue trazada por el padre Shumacher con un estilo europeo, sus claustros; el jardín interior, la hermosa capilla, los jardines, el salón de reuniones, los patios para la recreación, las canchas deportivas, conservan una belleza arquitectónica propicia para estudiar, trabajar, hacer deportes, y orar. El nuevo edificio se construyó en el año de 1955, en que los diáconos de esa época lo estrenaron. Los padres lazaristas dirigieron durante 100 años el seminario San José.

Este hecho, responde a un fenómeno real, que desde hace algunos años se ha venido dando en la iglesia católica en la cual se han cerrado, seminarios menores y mayores, conventos de religiosos y religiosas, debido a la escases de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa.
¿La gran pregunta que surge es, acaso se acaban los curas y las monjas?
Este fenómeno social, cultural, religioso, de servicio espiritual y fundamentalmente de evangelización, plantea un cambio radical que el concilio Vaticano II, exigía la adaptación y los cambios en la formación religiosa, que respondan a los desafíos que presenta la ciencia y la tecnología en la actualidad.

El evangelio enseña que los discípulos de Jesús fueron elegidos en el trabajo cotidiano del campo y la ciudad, ejerciendo trabajos; de pescadores, artistas, cobradores, profesionales, servidores de la comunidad. En la iglesia primitiva, las primeras comunidades celebraban la cena del señor en las casas que se prestaban, allí se nombraron los diáconos y las diaconisas para el servicio de la comunidad. (Hechos, 2 ? 46)

La doctrina social de la Iglesia, con sus pastores universales enseñan: la importancia de la familia como el lugar en donde deben florecer las vocaciones para el servicio de los ministerios en las comunidades cristianas. El Papa Francisco en la encíclica Amoris Laetitiae , recuerda las recomendaciones del Concilio Vaticano II , en la constitución Gaudium et spes, en la cual resalta la dignidad del matrimonio y de la familia. El Papa Paulo VI, en la encíclica Humanae vitae, puso de relieve el vínculo matrimonial y la procreación en la familia. Juan Pablo II, en la carta a las familias propuso las líneas fundamentales para una pastoral de la familia, de manera que se tenga en cuenta la presencia de la familia en la sociedad.

El denominador común de las enseñanzas de la Iglesia da la debida importancia a la familia, como el je central de la comunidad y la sociedad, para fomentar el amor y respeto al matrimonio y ante todo el lugar donde nacen los valores humanos, las vocaciones ministeriales, especialmente el amor al prójimo y el servicio a la comunidad.

Entonces, una modesta opinión no va por el cerramiento de los seminarios, conventos, centros culturales y religiosos, debemos darles el debido servicio que se merecen para este momento de la historia del cristianismo, deben ser centros de servicio a la comunidad, deben compartir con todos los hermanos, sin dogmas ni discriminaciones.
Mario Mullo Sandoval.
Quito 4 de junio 2018.