Enviado a la página web de Redes Cristianas
Hace unos días me decían unos chicos que, aunque todavía quedan algunos ?NINIS ??, (aquellos que ni estudian ni trabajan), la realidad es muy distinta ahora. Son muchos los jóvenes que quieren seguir estudiando y se lo impide, entre otros, el coste de las matrículas o quieren encontrar un trabajo, con sus estudios terminados, y no lo consiguen. Las estadísticas suelen ser frías y, a veces insensibles; pero se convierten en hirientes cuando detrás de ellas aparecen seres humanos, con ilusiones truncadas y sin pautas ciertas por las que caminar en la vida. El paro juvenil es una tremenda ofensa a la dignidad humana y mata las aspiraciones a las que tienen derecho las nuevas generaciones.
Es difícil evitar la crítica a la actuación del Gobierno y de la Junta de Andalucía cuando los recursos públicos, dedicados a educación, también son víctimas de los recortes. Nuestra educación recoge ahora frutos negativos. Sigue teniendo graves problemas por resolver si se prepara a nuestros jóvenes para abrirse camino dentro de un mundo que necesita y espera afrontar la realidad de manera seria. Existen múltiples retos, el de la calidad y la adecuación de los planes de enseñanza, el de la actualización de los conocimientos, el dotar adecuadamente nuestras universidades, conectándolas con el empleo y la empresa.
Hasta ahora parece que se ha educado para un ?pasado perfecto??, en el que era más o menos fácil encontrar un puesto, sobre todo en las administraciones. Pero, no se ha preparado para un presente y futuro inciertos. Con ello se ha conseguido una juventud preparada en conocimientos teóricos, pero sin experiencia en la investigación y la empresa. No ha existido un verdadero Programa Nacional de educación. Hay que diversificar y modernizar los estudios para preparar a la juventud para el presente y para el futuro. ¿Cómo pedir experiencia a los jóvenes si no se les facilitan los medios en una relación Universidad- Empresas?
El artículo 48 de la Constitución dice:?? Los poderes públicos promoverán las condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político, social, económico y cultural??. Pero, gran parte de la juventud se siente marginada, a pesar de sus años de estudios. El desánimo y la falta de salidas laborales favorecen la creación de una especie de subcultura. Con el ofrecimiento de lugares, acotados para el botellón, sin ofrecer alternativas de sano ocio y cultura adecuada no se cubren las aspiraciones de una juventud que piensa.
Numerosas políticas parciales han fracasado; el parcheo y los continuos cambios de sistemas educativos partidistas han dado resultados negativos. Estudios serios sitúan a los jóvenes españoles casi a la cola. No obstante, y a pesar de los sistemas educativos, muchos han conseguido forjarse un presente y un futuro prometedor. Pero, lo consiguen fuera del país. Constatamos, por tanto, que ?el gran potencial de nuestros jóvenes?? no lo está aprovechando España. Es necesario poner límites a la ineficacia y al despilfarro de los gobernantes que se amparan en supuestas demandas sociales.
El problema que suscita hoy el Estado de Bienestar es ante todo político y no se debe reducir a la mera dimensión financiera. Se plantea la búsqueda de un nuevo consenso para conseguir una educación que sirva de motor de cambio social. Para ello, nada mejor que encontrar caminos que permitan y favorezcan la formación integral de individuos libres y buenos ciudadanos. Otra vertiente, absolutamente necesaria, será arbitrar los mecanismos para que el capital, invertido en la formación de los jóvenes españoles emigrados, encuentre alicientes para ofrecer en su patria el potencial humano del que disponen.
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