Pese a mi insultante juventud, llevo más de veinte años juntando letras, posiblemente porque nunca he sabido hacer otra cosa.
En Diario 16 me enseñaron el oficio y en El Mundo lo puse en práctica. En ese tiempo aprendí todo lo bueno de esta profesión y todo lo malo, que no es poco. En El Confidencial me hicieron adjunto al director y me dejaron opinar. Y más tarde, en 20 Minutos me puse a perseguir políticos hasta que se acabó el dinero.
He escrito dos libros, pero para hacer todo en la vida me falta tener un hijo y plantar un árbol. De momento, voy ensayando con macetas. Hay cosas que, como Bartleby, el escribiente de Melville, preferiría no hacer. Pero esa es otra historia.
Está la ministra de Empleo feliz como una perdiz por los datos de la EPA -541.700 parados menos y 413.900 empleos nuevos en 2016- y sabe mal enfriar una euforia que viene del cielo como las lenguas de fuego de Pentecostés, la primera referencia bíblica del traductor de Google. A Báñez se la empezó a tomar en serio cuando reveló que la Virgen del Rocío trabajaba para ella en eso de salir de la crisis, y lo único que hay que lamentar es que el empleo de la Blanca Paloma sea precario, todo un foco de contagio para el conjunto de las cifras de la Encuesta. ··· Ver noticia ···
El paro baja porque nos quedamos sin gente -- Juan Carlos Escudier
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