Benedicto XVI exige el final de la violencia en Europa en su discurso de principio de año ante el cuerpo diplomático Alude por primera vez a la banda tras la ruptura de la tregua
Benedicto XVI incluyó ayer una mención al terrorismo en España en su tradicional discurso de principios de año ante el cuerpo diplomático acreditado en la Santa Sede.
Aunque la cita no fue expresa, no deja lugar a dudas y se trata de la primera referencia del Papa a ETA tras el atentado de Barajas del pasado 30 de diciembre: «Pido a todos los que en el continente europeo son tentados por el terrorismo que cesen toda actividad de este género, ya que tales comportamientos, que hacen prevalecer la violencia ciega y provocan el miedo en la población, constituyen una vía sin salida».
El Papa, por tanto, se dirige por primera vez directamente a los terroristas con una nueva llamada tras la ruptura de la tregua.
Esta intervención anual suele ser motivo de gran atención en la escena internacional, pues en ella el Papa pasa lista a la situación mundial y marca la postura del Vaticano ante los principales acontecimientos. Ratzinger aludió a la situación en el País Vasco al entrar en el análisis de los problemas de Europa, tras hablar del ingreso de Rumanía y Bulgaria en la UE y del aniversario de la revolución de Budapest de 1956.
En este sentido, señaló que «es importante superar las tensiones del pasado, promoviendo la reconciliación a todos los niveles, ya que sólo ésta es la que permite construir el futuro y favorecer la esperanza». Y a continuación deslizó la frase sobre el terrorismo en suelo europeo. Es verdad que queda inmersa en la larga lista de referencias del discurso, desde Cuba a Oriente Medio, pero tiene su importancia.
Hasta ahora, el Papa sólo había abordado el terrorismo etarra unos días después de la declaración del alto el fuego del pasado 22 de marzo y además se dirigió, en general, a todos los españoles. Lo hizo hablando a los fieles congregados en la audiencia de los miércoles de la plaza de San Pedro, el 5 de abril, al referirse a los «horizontes de paz que parecen abrirse en el País Vasco y en toda España». En aquella ocasión, improvisando en español, Ratzinger animó a «intensificar los esfuerzos» y a «superar los obstáculos».
En pleno clima de optimismo por la perspectiva de la paz, el Gobierno agradeció estas palabras, que interpretó como un apoyo a un posible proceso, pero lo cierto es que a partir de entonces Benedicto XVI prefirió eludir el tema, esperar el desarrollo de los acontecimientos y respetar el margen de maniobra de la propia Iglesia española. La prueba más evidente de este distanciamiento fue su visita del mes de julio a Valencia, donde no dijo una palabra sobre ello en contra de las expectativas del Gobierno, que esperaba un nuevo aval a las conversaciones con ETA apenas formalmente abiertas por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.