Benedicto XVI sigue siendo Ratzinger, el Inquisidor. Su decisión de sancionar a Jon Sobrino lo define. Como lo define el seguir manteniendo a ultranza la moral tradicional en relación con el matrimonio, la obligatoriedad del celibato y la vuelta del latín a las misas; algo que será muy del agrado de los ultraconservadores de Lefebre con quienes sí ha llegado a acuerdos, mientras condena sin miramiento a los teólogos de la Liberación.Poco podemos esperar de este Papa que nos defrauda una vez más con sus inmovilistas medidas. Redacción
Benedicto XVI reitera valores como el matrimonio, el celibato sacerdotal o la educación son «valores no negociables»
Benedicto XVI ha insistido en la insolubilidad del matrimonio y el celibato sacerdotal y ha pedido los políticos católicos que defiendan la vida en todas sus fases, la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer y la libertad de educación de los hijos, «valores no negociables». Lo ha hecho en la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis, un documento con el que oficialmente se ha cerrado el Sínodo de Obispos celebrado en octubre de 2005 en el Vaticano.
El documento, que fue presentado por el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, tiene 131 páginas y el Papa lo ha preparado con las 50 propuestas aprobadas por los 256 obispos de todo el mundo que asistieron al Sínodo, el primero de su Pontificado. La Exhortación comienza con un reconocimiento al Concilio Vaticano II, del que destaca la renovación litúrgica que ha supuesto para la Iglesia, y está divida en tres partes.
Benedicto XVI presta especial atención a los políticos católicos, quienes tienen la misión de dar testimonio público de la fe. Por ello, tienen que defender el respeto y la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. «Esos valores son innegociables», escribe el Papa tras profundizar en la propuesta de los obispos, que advirtieron a los políticos de la «grave responsabilidad» en las que caen al apoyar «leyes inicuas».
Los obispos ya dijeron que no existe coherencia eucarística cuando se promueven leyes «que van contra el hombre, la justicia y el derecho natural» y que «no se puede separar la opción privada y la pública, poniéndose en contradicción con la ley de Dios». Sobre el matrimonio, el Papa subraya que es indisoluble y que siguiendo la praxis de la Iglesia «no se puede admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo, «ya que su estado y su condición de vida contradicen objetivamente esa unión».
Respecto al celibato afirma que se respeta la tradición de la Iglesia Ortodoxa, donde los sacerdotes pueden casarse, pero que en el rito latino «se reafirma el sentido profundo del celibato, como una riqueza inestimable, como signo que expresa la dedicación total y exclusiva a Cristo», del que resaltó que vivió en estado «de virginidad». Ante la escasez de sacerdotes, el Papa está preocupado pero considera que una distribución «más unánime» del clero solucionaría «el problema».
Uso del latín
Otro de las recomendaciones de Benedicto XVI es el de regresar al latín en las misas internacionales, una medida que uniría a los fieles a la hora de rezar.: «Exceptuando las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, el resto de la celebración podría desarrollarse en esa lengua», dice el texto