Los misioneros, allá en la selva de Perú encontraron las raíces de la vida, la inmensa realidad de la pobreza, la opresión y la miseria, en un mundo que había sido redimido por Jesús. No fueron a buscar la injusticia, pero estaba allí y la encontraron. No la miraron un momento en los libros, de pasada, la vivieron y la sufrieron, entre los campesinos indígenas y los terratenientes, entre los intereses del capital y la durísima guerrilla, en medio de una Iglesia y de una Congregación entregada al Evangelio, pero en riesgo de perderse y envolverse en otras tareas e ideales, menos evangélicos, menos humanos. ··· Ver noticia ···
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