El domingo por la noche, después de cenar en familia, mientras nuestro hijo adolescente guardaba la escoba y el recogedor tras hacer su turno de barrer las migas, le pregunté cómo estaba porque le vi muy serio. Él respondió que mal. “¿Por qué hijo, qué te pasa?” le pregunté yo preocupada pensando que habría tenido una nueva pelea fraterna o un contratiempo en sus planes de vacaciones. “Por el mundo. Por la guerra de Ucrania, porque todo está mal y estoy muy triste”. Me sorprendió la respuesta, me emocioné y le di un abrazo grande. ··· Ver noticia ···