Y nosotros dormimos profundamente
El mundo árabe parecía sumido en un profundo letargo de siglos. Pensábamos que, a pesar de todas turbulencias que sacuden al mundo, su cultura y su religión les mantendrían así, en el sueño de los viejos fanatismos. Pero los vientos de libertad son demasiado fuertes para que no acaben agitando a
cualquier pueblo. Además las imágenes de prosperidad y abundancia de las que se jacta el
mundo occidental son demasiado incitantes. Y el mundo árabe comienza a despertar.
En cambio, los pueblos que primero luchamos por esa libertad y prosperidad, hoy estamos rendidos al sopor de las comidas demasiado abundantes. Parece que nada puede despertarnos, ni la clamorosa desvergüenza de los señores del dinero, ni las escandalosas retribuciones de los timadores que provocaron la crisis, ni los insultantes beneficios de unos bancos que ha sido necesario salvar con dinero público, ni esas guaridas de piratas llamadas paraísos fiscales, ni los gritos de la democracia pisoteada por los grandes mercaderes, ni unas jubilaciones renqueantes, ni el frío que congela y contrae salarios, ni siquiera casi cinco millones de parados.
Preferimos seguir soñando con que el Madrid acabe ganando la copa de Europa, o con esas vacaciones que nos permitan olvidarnos de las molestas pesadillas que perturban nuestro plácido sueño.
Y la gente que nos consideramos de izquierdas ¿estamos despiertos? Ciertamente nos movemos y hablamos, pero ¿nos damos cuenta de lo que está pasando en el mundo? ¿Estamos realmente despiertos? ¿O andamos como sonámbulos, tanteando una y otra vez las mismas paredes y las mismas puertas cerradas?
Despertar del Sueño Dogmático
El filosofo Imanuel Kant dice que leyendo al inglés Hume despertó del sueño dogmático,
del sueño de una metafísica todavía con aroma medieval. Este despertar le llevó a ser uno de
los filósofos más influyentes en el moderno pensamiento occidental.
Y las izquierdas, leyendo la realidad de nuestro mundo, viendo la incapacidad de las
fuerzas progresistas para hacer frente a la ofensiva del capitalismo ¿no serán capaces de des-
pertar del sueño dogmático de un socialismo decimonónico que ha llegado a sus límites, que
se ve claramente agotado? ¿No serán capaces de poner en pie un socialismo para el siglo
XXI, un socialismo con nuevos planteamientos, energías e ilusiones para volver a impulsar a
la humanidad hacia un mundo más justo, más libre y más placentero?