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EL MEDIO AMBIENTE Y DEL CONSUMO RESPONSABLE. Comisión Diocesana de Justicia y Paz de Cádiz y Ceuta

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El pasado 5 de junio, se conmemoró el día mundial del medio ambiente. Los graves problemas ecológicos de nuestro tiempo, exigen un cambio de mentalidad que conlleva necesariamente nuevos estilos de vida más solidarios para que el desarrollo sea sostenible.

La sociedad en que vivimos es minoritaria y muy rica si se compara con el resto de los habitantes del planeta. En esta sociedad el consumo se plantea como sinónimo de felicidad . Según estas leyes es preciso consumir para que la economía funcione. Quien no consume está fuera del sistema.

Por otro lado se levantan voces diciendo que esta forma de consumo es insostenible y que de seguir así el planeta está gravemente amenazado, porque nuestro actual sistema es depredador con el medio ambiente. En muchos ámbitos ya se plantean que la actual situación de explotación indiscriminada de los recursos supone un grave problema por el deterioro del planeta que, entre otras consecuencias, producen la destrucción de la capa de ozono; el efecto invernadero; el cambio climático; la contaminación de los mares: la deforestaciones masivas, la desertización; la escasez de agua potable; las hambrunas,……..
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Lo que llamamos “desarrollo”, no se produce de una forma equilibrada. Mientras que más del 80% de la población mundial no dispone de casi nada, menos del 20% de la población total consume la mayoría de los recursos. Pero el dato más escandaloso es que la mayoría de estos recursos proceden precisamente de los países empobrecidos, que han de vender los productos al precio que establecen las multinacionales e importar maquinaria y tecnología al precio de los países ricos, entrando en una espiral de deuda y de pobreza insalvables en las que viven mas de mil doscientos millones de personas.

La responsabilidad respecto al medio ambiente ha de tener una traducción en el ámbito jurídico, y el desarrollo económico debe respetar la integridad y los ritmos de la naturaleza, por el bien de toda la humanidad. Una economía que respete el medio ambiente no buscará únicamente el objetivo del beneficio económico, ya que la orientación ambiental no se puede asegurar en base al cálculo financiero de gastos y beneficios. Especial cuidado debe prestarse a la explotación de los “recursos energéticos” no renovables, que han de ser puesto al servicio de toda la humanidad con equidad y solidaridad internacional

Los países empobrecidos están sufriendo una mayor influencia por la sobreexplotación de la naturaleza, y en especial los pueblos indígenas, quedándose en absoluto desamparo e incluso llegándose al exterminio. Los derechos de estos pueblos con su tierra y sus recursos han de ser tutelados adecuadamente.

Si todos los países consumieran en la proporción que lo hacemos los países ricos harían falta 10 planetas, y solo tenemos uno. Para que los países empobrecidos puedan crecer en su desarrollo precisan incrementar el consumo de energías y por ser estas limitadas nosotros, los países desarrollados, tenemos que reducir el consumo de que hacemos de las mismas. Es necesario concienciarnos en el uso racional de los recursos: las energías, el papel, el agua, y hacer cada vez un mayor uso del comercio justo.

A los cristiano, una vez más, ante este grave problema mundial se nos plantea un reto al que hemos de dar una respuesta sin ambigüedades de acuerdo con el plan de salvación de Dios. Hemos de denunciar las intervenciones humanas en los recursos naturales donde predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad; hemos de ser solidarios y austeros en nuestro consumir, para de esta forma unirnos a nuestros hermanos más desfavorecidos y a todo lo creado.

La Tierra que Dios nos ha regalado y encomendado para que la cuidemos, está al límite de sus posibilidades y con ella estamos embargando el futuro de las generaciones venideras.Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable, y no un planeta con el aire contaminado, con las aguas envenenadas y sus recursos naturales agotados. Pero además las próximas generaciones han de encontrar un mundo fraterno fruto de una civilización del Amor, en donde los recursos se cuiden y se compartan entre todos.

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