Mi madre me llama por teléfono. «Ya tenemos menú para estas fiestas navideñas», anuncia. Al lado de los clásicos, en Catalunya, como la sopa de galets, versión vegetariana en mi caso, y los canalones, con y sin carne para toda la familia, me dice que «la ensalada de piña no fallará». Así sucederá también en muchos otros hogares estos próximos días. Al bacalao con coliflor típico de la Navidad gallega o a los caracoles a la montañesa de Cantabria se sumarán la piña llegada de Costa Rica y los langostinos de Ecuador.
El menú de Navidad se ha globalizado. Si antes, nuestros platos tradicionales estaban ligados a lo que nos daba la tierra, de aquí que la gastronomía de cada uno de los territorios del Estado tenga sus propios matices, en la actualidad los alimentos viajeros, en fiestas navideñas y los 365 días al año, han «inundado» las cocinas ··· Ver noticia ···