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Desde los años del franquismo, se desarrolló en nuestro país una política de vivienda que sentó las bases para el aumento de un mercado especulativo en torno a ella. El Plan de Vivienda 2018-2021 es la última legislación, en tema urbanístico, que ha beneficiado a los grandes propietarios, bancos y fondos para que una nueva burbuja especulativa tire de la economía. Así, ya han conseguido que los precios del alquiler de viviendas en toda España aumenten ya doce veces más que los salarios de las personas trabajadoras. La inversión inmobiliaria directa alcanzó un volumen de 2.450 millones de euros en el primer trimestre de este año.
Llama la atención el dinero que dejará de entrar en las arcas públicas por las deducciones tributarias a estas élites económicas, que ascenderá a 618 millones de euros, según consta en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2018.
Las élites españolas, improductivas por tradición y por vocación, han logrado inexplicables privilegios fiscales. El Gobierno ha conseguido que invertir en el negocio de vivienda en régimen de alquiler sea muy rentable por los privilegios fiscales con los que cuentan las Sicav que son sociedades de inversión de los grandes patrimonios, que solo pagan el 1% por el impuesto de sociedades, al igual que las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (Socimi), que en 2009, fueron creadas por decisión del PSOE. Estos privilegios hace que la rentabilidad de especular con vivienda sea mucho más elevada de lo que sería si no hubiera intervenido el Gobierno».
Actualmente vemos cómo desde el Gobierno del PP se promueve que la propiedad de los inmuebles urbanos vaya recayendo en menos manos. Esto se debe a la labor de las élites económicas, que han logrado que la inversión inmobiliaria reciba privilegios inexplicables en un contexto de crisis como es el actual. El más destacable que han conseguido es evitar el pago de impuestos por los be-
neficios que obtengan del alquiler y de la venta de sus propiedades inmobiliarias, ya sean estas viviendas, hospitales o gasolineras.
El proyecto político que está detrás de las Socimi determina que el peso del Estado descanse sobre los hombros del trabajo y del consumo, es decir, del pueblo, mientras que por el contrario, las élites, particularmente los grandes propietarios inmobilia-rios, no pagan impuestos escudándose en regulacio-nes como la de las Socimi o la de las Sicav.
Pero en realidad, su verdadera ventaja consiste en que no son controladas por los funcionarios de Hacienda, sino por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Ante el fraude masivo que se estaba produciendo en las Sicav, los inspectores de Hacienda abrieron centenares de expedientes en 2004. Debido a esto, en 2005 Convergencia y Unión presentó una enmienda para que estos funcionarios dejasen de meter las narices en los patrimonios de quienes verdaderamente mandan. La enmienda fue aprobada con el apoyo del PP, PNV y PSOE, entonces en el gobierno.
Suben los precios de la vivienda, cambian los comercios, unos vecinos se ven obligados a irse y otros les sustituyen. A esto llamamos gentrificación, esto es, una población de bajo poder adquisitivo es expulsada y sustituida por otra de mayor nivel socioeconómico.
La imposibilidad de acceder a una hipoteca ha provocado un desplazamiento de la demanda hacia el alquiler. Señal de ello es el crecimiento de este sector en España. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el enorme crecimiento de las compañías dedicadas al alquiler de bienes inmobiliarios contrasta con la significativa disminución de empresas dedicadas a la construcción de edificios, la promoción inmobiliaria y la compraventa de viviendas.
Y es que la política laboral, fiscal y económica ha sido la misma gobierne quien gobierne. El resultado es una sociedad cada vez más desigual e improductiva en la que el consumo se ve resentido por el IVA y por los bajos salarios, donde la parte de la renta familiar destinada al pago del alquiler ya se sitúa en el 50% de media. Con estas políticas, estamos abocados a vivir otra burbuja especulativa, donde el proyecto social consiste en que una minoría privilegiada se enriquez-ca a costa de los demás mientras que como país iremos perdiendo el paso de los tiempos.
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¿EN MANOS DE QUIENES ESTAMOS?
15-M RONDA MAYO 2018 Nº 33