El Foro de Curas de Madrid presentó su documento -- Jesús Bastante

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Religión Digital

El Foro de Curas de Madrid pide al Papa «una Iglesia que no levante sospechas»
«La Iglesia de Rouco y Camino está amortizada. Llevamos 35 años de fracasos»
Reclaman en un documento que Francisco «renuncie a su condición de jefe de Estado.
No se puede pedir sólo a una persona que de golpe y porrazo reforme la Curia, elimine las Nunciaturas, acabe con los cardenales o ponga en Madrid al obispo que quieran los madrileños

«Rouco y Camino han sido militantes de un modelo de Iglesia caduco, que está amortizado. Obispos de la línea de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que ha fracasado. Llevamos 35 años en manos de conservadores. 35 años de fracasos y delitos de los que decían que iban a salva a la Iglesia». El Foro de Curas de Madrid presentó este mediodía un Documento y un Comunicado con motivo del cincuentenario del Concilio Vaticano II, tres meses después de la elección de Francisco y «estando cerca la fecha en que el Vaticano nombre al obispo que ha de suceder a Rouco Varela».

El texto, presentado por Evaristo Villar, Eubilio Rodríguez y Jesús Mª López Sotillo, recuerda cómo el grupo de conservadores «se fue organizando para impedir que siguiera adelante lo que consideraban un completo desvarío», el Concilio. «Muerto Pablo VI, primero Juan Pablo II y más tarde Benedicto XVI apoyaron este modo de actuar».

Una decisión que, 50 años después, «fue equivocada, pues no sólo no ha logrado frenar el vaciamiento de los tiempos ni el desprestigio de la Iglesia, sino que los ha incrementado». Según apuntaron los sacerdotes en rueda de prensa, «llevamos muchos años formando obispos y sacerdotes muy conservadores, que iban a salvar la Iglesia y la llenaron de delitos y de pecados».

Para Evaristo Villar, si bien la elección de Francisco supone «una esperanza de reforma» porque «la sociedad está aplaudiendo a rabiar los gestos de este Papa», «no se puede pedir sólo a una persona que de golpe y porrazo reforme la Curia, elimine las Nunciaturas -una de las peticiones del comunicado, junto a la petición al Santo Padre de que «renuncie a su condición de jefe de Estado»-, acabe con los cardenales o ponga en Madrid al obispo que quieran los madrileños».

Por su parte, Eubilio Rodríguez mostró su esperanza en que «Francisco traiga un programa de renovación real, de una Iglesia que no levante sospechas, que esté con los pobres, de la que se fíe la gente». «En Madrid -prosiguió Jesús Mª López Sotillo-, nos conformaríamos con que nos dejasen hablar, nos dejaran reunirnos en el Seminario, el obispo nos recibiera o nos contestara alguno de nuestros documentos».

«Desde la muerte de Juan Pablo I y la llegada de Juan Pablo II, continuada por Benedicto XVI, la Iglesia se ha precipitado en el desastre», añadió Villar, quien abundó en que «necesitamos restablecer el sentido común en la Iglesia, retornar a nuestros orígenes».

REFLEXIONES Y TOMA DE POSTURA EN TORNO AL VATICANO II

CUANDO SE CUMPLEN CINCUENTA A?OS DE SU INAUGURACI?N

Medio siglo después del comienzo del Concilio Vaticano II, transcurridos más de tres meses desde que la diócesis de Roma tiene un nuevo obispo y en vísperas del nombramiento en nuestra diócesis del sucesor de don Antonio María Rouco, los miembros del Foro «Curas de Madrid» hemos elaborado un importante documento a cuya presentación te invitamos.

Defendemos abiertamente que el espíritu de aggiornamento impulsado por el «papa bueno» Juan XXIII, presente en gran parte de los documentos conciliares y frenado por Juan Pablo II y Benedicto XVI, debe ser urgentemente retomado por la Iglesia de hoy, al menos en los tres escenarios que señalamos a continuación.

1. En primer lugar en el relativo al mensaje que la Iglesia anuncia y al modo cómo lo hace. Creemos que ha de hacerlo con mayor humildad intelectual, despojándolo de aquello que lo aleja de lo que fue el espíritu cristiano al comienzo de la historia de la Iglesia y de lo que no puede ser sostenido como cierto y conveniente a la luz del saber que las diferentes ciencias han acumulado en los últimos siglos. Como fruto de este proceso, debería ser mucho más breve, articulado en torno a la fe en Jesús y a la fe de Jesús, y orientado a conseguir que las personas caminen por la vida con serena esperanza, con alegría y libertad moral, uniendo a esto el respeto a la dignidad de todas las personas y la ayuda a las más desfavorecidas, luchando para que desaparezcan o se aminoren las causas que les hacen sufrir.

2. En segundo lugar en el que tiene que ver con la propia organización y funcionamiento de la Iglesia. Pensamos que el abandono masivo de las nuevas generaciones y la pérdida de relevancia social de la Iglesia de hoy no se explica solo desde fuera como efectos de la secularización y la presencia de un laicismo agresivo o el relativismo moral consecuente. Como ya reconoció en su día el Vaticano II, existen poderosas causas internas que, con la inesperada llegada del papa Francisco, es urgente abordar como:

El abandono del patriarcalismo que causa una grave división en el cuerpo social de la Iglesia (entre hombres y mujeres, clérigos y laicos) y que está condicionando y vetando muchas de sus funciones en razón del sexo, la opción por el celibato o el matrimonio y la proclamación pública de la homosexualidad.

El nuevo estatuto del papado que, sobre su actual función jurídica y política, llegue a recuperar su dimensión simbólica de unión en la Iglesia. Entre otras cosas, esta recuperación conlleva la renuncia a la jefatura del Estado Vaticano y la supresión de las 175 nunciaturas o embajadas que lo asimilan a los más poderosos Jefes de Estado en el mundo.

Necesita la iglesia volver al espíritu del Evangelio en el ejercicio de la autoridad: contando con la sinodalidad de las iglesias locales y la corresponsabilidad de los obispos, elegidos directamente por las comunidades. Y es urgente la renovación radical de la Curia romana desde el IOR y el estamento cardenalicio hasta la Congregación para la Doctrina de la Fe.

3. En tercer lugar en el relativo al modo de actuar la Iglesia en la sociedad. Pensamos que hoy no puede seguir practicando hacia fuera de sí misma esos silencios políticamente calculados ni manteniendo su complicidad con un sistema y unas políticas que desertizan la tierra y condenan a la muerte prematura a la mayoría de sus habitantes. En este sentido apostamos

Por una economía al servicio de las personas: El papa Francisco habla del «fetichismo despiadado del dinero, de la dictadura de una economía sin objetivos humanos… ¡El dinero debe servir y no gobernar!». La Iglesia no puede reducirse a una labor asistencial; ha de luchar por unas estructuras económicas en que todos los ciudadanos puedan vivir con dignidad.

Por una democracia real: que se concretará en derechos políticos, sociales y económicos para todos. El gobierno de los ciudadanos frente a la dictadura de las entidades financieras. Los derechos humanos son la forma como Dios quiere que se realicen sus derechos divinos.

Por una sociedad intercultural: Con nuestros hermanas y hermanos inmigrantes, con y sin papeles, de todas las culturas y religiones, queremos construir esta sociedad e Iglesia del siglo XXI en condiciones de igualdad.

Por una sociedad laica: Creemos llegado el momento de una separación efectiva entre la Iglesia y el Estado, renunciando a las plataformas del poder político o económico para evangelizar.