Bueno…..antes de nada una reflexión, un matiz, una levedad insoportable, mas del espíritu que del ser, para contradecir a Milán Kundera, ese novelista checo que hizo de las disidencia todo un canto de libertad.
Y hablando de disidencia quiero ir entrando en materia y reflexionar en este artículo sobre los últimos y penúltimos comentarios de los Obispos, la sacrosanta Conferencia Episcopal, cada vez que hay unas elecciones en puertas; que digo yo si será coincidencia o que también los obispos aprovechan el tirón mediático que la democracia ofrece cada vez que hay unas elecciones, para hacer apología del fundamentalismo.
Y siempre son los mismos anatemas, epístolas llenas de maldiciones, que esa es una de las acepciones de la palabra anatema y de revancha contra las ideologías progresistas. Gálatas 1:8-9, «Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente de la que habéis recibido, sea anatema.»
Los obispos de las Diócesis de Andalucía han pedido este jueves a los fieles católicos y a «todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad» que el próximo 22 de mayo ejerzan su «obligación moral» de participar en las elecciones municipales votando a aquellos candidatos que sean honrados, austeros, respetuosos con la vida humana.
Los obispos de las diócesis de Andalucía han pedido a los católicos que tengan en cuenta el «rechazo del aborto y la eutanasia» y la defensa del matrimonio como «unión estable de un varón y una mujer» a la hora de votar en las elecciones andaluzas del próximo 25 de marzo que sean honrados, austeros, respetuosos con la vida humana.
Dos fechas y un único mensaje verdadero y al fondo el infierno, que aunque por cuestión de modernidad ya abolieron, siguen escenificándolo; el infierno para todos aquellos que comulguen con predicadores provenientes de la oscuridad, el llanto y el crujir de dientes.
Y lo peor, la instrumentalización de una institución como la familia para visualizar el infierno en el que arderán todos aquellos que no voten responsablemente, «que anuncien un evangelio diferente», y para que esta responsabilidad surta efecto expiatorio tienen que seguir la orientaciones que los obispos plantean, a saber: votar para rechazar el aborto, el divorcio, la eutanasia; actos y leyes aberrantes según su filosofía católica que no cristiana; porque hay cristianismo fuera de la iglesia católica y la universalidad de la Iglesia no solo se debe de utilizar para evadir o sortear leyes e instalarse en «paraísos fiscales» que ya no celestiales, dentro de los estados, que al fin y al cabo eso es lo que significa el Concordato, una bonificación Urbi et Orbi para todos sus bienes terrenales que para los que no son de este mundo ya se bastan ellos .
«Mientras tanto La Iglesia vuelve a apropiarse de bienes públicos sin registrar en Navarra», según publicaba el diario el Plural en junio de 2001. «La Plataforma para la Defensa del Patrimonio Navarro denuncia al Arzobispado de Pamplona por inmatricular 75 fincas en Bidasoa». Este dato es por introducir un punto de frivolidad. Como diría un castizo, «por un poner»
Sin embargo hay otra «iglesia», otros apóstoles. Son los disidentes de Milán Kundera. Los teólogos de la liberación, esos teólogos malditos de Ratzinger, y la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo ante el que compareció el redentorista alemán Bernhard Häring por enfrentarse con la vieja moral que prohibía la inseminación artificial y los anticonceptivos y que en 1976 decía: Preferiría encontrarme nuevamente ante un tribunal de Hitler. Sin embargo, mi fe no vacila». El fundador de la teología de la liberación, el padre peruano Gustavo Gutiérrez, acusado de marxismo y herejía.
Y en nuestro país el teólogo José María Díez-Alegría. El jesuita Juan Masiá, por defender el uso de los preservativos para evitar abortos y embarazos no deseados. Marciano Vidal. Juan José Tamayo….. para ellos el infierno prometido a aquellos que predican evangelios diferentes.
Y digo yo, que porque no dejaran que cada ciudadano sea libre y que cada uno arda en su propio infierno y se salve de la mano del amor conforme cada uno lo entienda, y cuando se darán cuenta que «la casa de dios» no es la de todos. Ese empeño obsesivo en querer salvarnos que llega hasta el punto de poner el evangelio al servicio del Cesar.