El 24 de marzo último la diócesis de Willemstad, a donde pertenece el sacerdote secular dr. Armando Lampe, quien fue presidente de CEHILA, emitió un comunicado oficial dónde se anuncia que el dr. Lampe ya no puede ejercer la función sacerdotal. Fue la misma fecha en que el dr. Lampe hizo su primera misa hace 25 años, recordando así la última misa de Mons. Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980.
En noviembre de 2005 el entonces padre Lampe juramentó como miembro del Parlamento de Aruba. En diciembre de 2005 el padre Lampe recibió en Aruba la visita inesperada del nuncio apostólico para el área del Caribe. El encuentro duró menos de 10 minutos, las primeras palabras del nuncio fueron: «tú eres un mal sacerdote. Eres desobediente a Roma. Tú sabes que el Derecho Canónico prohíbe a sacerdotes de asumir cargos políticos. Te damos dos semanas para que nos comunicaras tu decisión, o renuncias al Parlamento o renuncias al sacerdocio”.
No había forma de explicarle la situación, que por su lucha contra la corrupción el padre Lampe fue encarcelado y maltratado bajo el gobierno demócrata cristiano en un país mayoritariamente católico, etc. Su respuesta fue: «no vine a discutir contigo sino vine a comunicarte que en dos semanas esperamos tu decisión”.
El obispo de Willemstad suspendió de inmediato al padre Lampe y ya no podía administrar ningún sacramento. En enero de 2006 el padre Lampe escribió una carta a su Santidad Papa Benedicto XVI en la que expuso que no podía renunciar a un cargo de elección popular. En marzo de 2006 Lampe recibió una delegación de tres sacerdotes ante los cuales tenía que firmar que por libre voluntad se estaba aferrando al cargo político y que estaba renunciando al sacerdocio. En septiembre de 2009 Lampe perdió las elecciones y dejó de tener cargo político. Solicitó poder ejercer de nuevo el sacerdocio, pero su petición fue negada y la respuesta fue que su status seguía siendo de sacerdote suspendido.
En 2010 sale un decreto de la Congregación del Clero, donde se anuncia cambios en los procedimientos de laicización de sacerdotes. El responsable ya no es la Congregación del Culto y Rito, sino la Congregación del Clero. Como bajo el pontificado de Juan Pablo II casi no se autorizaba la laicización de sacerdotes, Benedicto XVI apoderó al cardenal Humus para tramitar esas peticiones dejadas en el olvido. El Cardenal Humus anuncia que los sacerdotes que tienen más de 5 años sin celebrar sacramento, que se procede por una vía rápida a su laicización. Tal es mi caso.
Creo que fue un error histórico de Juan Pablo II de haber decretado en 1983 por medio del nuevo Derecho Canónico la prohibición de sacerdotes de estar en la política. Todo inspirado por su miedo obsesivo a la supuesta expansión del comunismo en América Latina. Todos recordamos su reproche público y vergonzoso al padre Ernesto Cardenal, entonces ministro de cultura bajo el gobierno sandinista en Nicaragua. En muchos países durante varios siglos sacerdotes han ocupado cargos políticos importantes en la sociedad que daba prestigio evangélico a la Iglesia. Era una forma peculiar de la presencia de la Iglesia en el mundo. La Iglesia Católica dejó a partir de 1983 un vacío que están llenando los pastores pentecostales en América Latina, sólo en Santo Domingo hay numerosos pastores protestantes ocupando cargos políticos.
Inclusive las constituciones anticlericales de algunos países de América Latina, como México, que prohíbe a sacerdotes de ocupar cargos públicos, ya no es sostenible después de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Es imposible negarle a un ciudadano el derecho pasivo de voto si debe tener el derecho activo de voto. La separación Iglesia – Estado ha sido un logro histórico positivo, pero jamás se debe permitir la separación entre la fe y la política. La fe de un sacerdote no puede ser reducida solamente a nivel de lo privado.
La Iglesia al prohibir sacerdotes de estar en la política, está perdiendo sacerdotes valiosos muchas veces de una excelente formación académica y con un talento especial de servicio a la sociedad. El caso del dr. Lampe muestra que ha sido víctima de una ley eclesiástica injusta introducida en 1983. El daño que ocasionó Juan Pablo II a la Iglesia con esa prohibición es inmensa e irreparable. Consecuentemente, la beatificación de Juan Pablo II programada para efectuarse el 1 de mayo próximo en sí es un error.
Dr. Armando Lampe es Doctor en ciencias sociales y culturales de la Universidad Libre de Amsterdan. Actualmente es profesor-investigador en la Universidad de Quintana Roo, México