Los obispos siempre se han rebelado ante el hombre o mujer que se niega a vivir de rodillas en la vida. Su credo es el hombre y, sobre todo, la mujer arrodillada.
Definitivamente se han convertido en instrumento de tortura y tontera en la vida de nuestros días.
Incapaces de reconocer sus defectos y vicios, sus malas costumbres y su inveterada tendencia a ser inquisición y condena para otros. Amantes de guerras y amigos tiernos de dictadores. Su historia ha sido certeramente calificada por Karlheinz Deschner como ?Historia criminal del cristianismo??.
Muy a la zaga en el reconocimiento de los derechos humanos, opacos hasta el negro en los asuntos económicos, duros e inmisericordes con quienes en sus filas muestran ideas y sentimientos divergentes con su línea.
Hoy tratan de aleccionarnos con una pastoral, la pastoral del amor la llaman, que los prelados han tardado año y medio en pulir, después de trabajarla en tres asambleas plenarias y en incontables comisiones. Por título ?La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar?? en 22.382 palabras, tratan de darnos lecciones unos obispos que prohíben a la mujer por designio de su dios acceder a los puestos que ellos ocupan, plaza y puesto de igualdad y mismo trato de dignidad, que han guardado años de silencio ante la práctica pederastial de sus miembros y a quienes les está vedado el matrimonio.
Vaya, lo que se dice: obispos de hablar por no callar o de meterse en camisa de once varas. ¿Qué pueden decir sobre el aborto, la homosexualidad o la fecundación in vitro estos carcamales del medioevo? Lo mismo que vienen proclamando desde años de las brujas, del infierno, de la resurrección, de Jesús, de dios, de las indulgencias, de la creación del mundo, de los planetas, de la esclavitud, de la conquista de América, de Hitler, Videla, Pinochet o Franco…
Tonterías, represión y sometimiento. Siempre se han rebelado ante el hombre o mujer que se niega a vivir de rodillas en la vida. Su credo es el hombre arrodillado y sumiso a su dedo de comerciales de dios.