El desencanto con el Papa alemán: «Nos lleva de nuevo al medievo»

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Religión Digital

(RD/Agencias).-La alegría se resumió en una sola frase: «Somos Papa». Fue el sentimiento unánime de los católicos alemanes cuando en abril de 2005 el cardenal Joseph Ratzinger fue ungido Papa, con el nombre de Benedicto XVI. Suponían que con él, se abrían los horizontes del futuro. Hoy, la sensación que reina en Alemania es de desconcierto y decepción que se reflejan en las palabras del franciscano Martin Berni, en Ingolstadt: «El Papa lleva a la Iglesia de vuelta al medievo», y lamenta que con Benedicto las corrientes conservadoras «tengan ahora más voz que con su antecesor».

El padre Josef Kaiser, sacerdote en la ciudad natal de Ratzinger, Marktl an Inn, en Baviera, zona católica y conservadora como pocas en el país, tampoco calla su decepción. «Sí, un Papa debe estar para unir, no para dividir, pero ahora se nota una vía retrógrada. Es muy frustrante volver a caer a posiciones superadas por el Concilio», según recoge el diario «Sueddeutsche Zeitung» en un panorama sobre el desencanto de los católicos en las tierras bávaras de Benedicto.

La gota que rebasó la copa fue la revocación de la excomunión de los cuatro obispos tradicionalistas de la fraternidad sacerdotal San Pío X, entre ellos la del británico Richard Williamson, un declarado negacionista del Holocausto sufrido por los judíos durante el nazismo.

La pregunta que se hacen muchos es si fue un error de apreciación del Papa, que exigen que se corrija a pesar del principio de infalibilidad, o si fue una decisión deliberada.

«Este Papa es muy inteligente y de una gran cultura, pero tiene un punto débil muy grande. Tiene un estilo autocrático, no se deja asesorar, y así se producen accidentes», analiza el profesor de teología y cura Hanspeter Heinz, de Aichach, también en Baviera.

Esa opinión, sin embargo, es contraria a lo que cree el biógrafo alemán del Papa, Peter Seewald, que está convencido de que el Sumo Pontífice estuvo mal asesorado a la hora de tomar la decisión sobre los cuatro.

«Es absolutamente inimaginable que haya tenido conocimiento de las opiniones de Williamson. Porque de lo contrario jamás habría levantado la excomunión», dijo al semanario «Focus». Seewald cree más bien que en el Vaticano «existe cierta candidez y falta de profesionalismo».

La postura la apoya el cardenal de Maguncia Karl Lehmann, hasta el año pasado presidente de la Conferencia Episcopal alemana, que apunta a la responsabilidad al entorno del Papa, y sobre todo al titular de la comisión pontificia Ecclesia Dei, el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos.

«No puede ser que ahora se diga, ‘no lo conocíamos'». «El Papa me da lástima», agrega el influyente Lehmann, que pide que se tomen «consecuencias para aquellos que son responsables», pero deja en claro que lo menos que se puede esperar ahora del Papa es que impulse «una profunda palabra de perdón por lo sucedido».

Pero mientras tanto, se multiplican en el seno de los 27 obispos alemanes los que alzaron en los últimos días su voz crítica contra la decisión tomada en el Vaticano.

Hoy se sumaron el de Magdeburgo, Gerhard Feige, y el de Osnabrück, Franz-Josef Bode, quien admitió que en su diócesis «hay una gran malestar por lo que hizo el Vaticano». El obispo Feige sostuvo por su parte que «se ha puesto en peligro la credibilidad de la Iglesia y además supone una grave perturbación del sensible diálogo entre judíos y cristianos».

El único que hasta salió en defensa explícita de Benedicto XVI fue el conservador arzobispo de Colonia, el cardenal Joachim Meisner. Calificó las declaraciones de Williams contra el Holocausto de «increiblemente tontas y completamente inadmisibles». «Pero el Papa quiso tender su mano misericordiosa a los cuatro excomulgados».