EL CONGRESO DE TEOLOGÍA RINDE HOMENAJE A CASIANO FLORISTÁN.

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Religión Digital

«Sincero para con Dios»
El 26 Congreso de Teología de la Asociación Juan XXIII, que desde el pasado jueves debate en Madrid sobre la Bioética desde una reflexión cristiana, rindió hoy un homenaje al teólogo Casiano Floristan, fallecido el pasado mes de enero, y promotor y primer presidente de esta Asociación.

El Teólogo Juan José Tamayo glosó, durante la sesión de la tarde, la figura de Casiano Floristan, del que afirmó que ‘influyó ideológicamente en tres generaciones de cristianos y cristianas, de sacerdotes, religiosos y religiosas, a quienes ayudó a entender y aplicar el concilio Vaticano II a la realidad española’.

Floristán, dijo Tamayo, ‘aportó teología a la pastoral, liberándola de su índole rubricista y ritual. Dio sentido pastoral a la teología encerrada por entonces en un discurso abstracto, al menos en España’ y ‘fue uno de los más madrugadores en el recurso a la sociología como mediación necesaria para una teología y una pastoral ubicadas históricamente y capaces de responder a los desafíos de la sociedad’.

Casiano Floristan ‘era firme en la defensa de sus ideas, con un creciente sentido crítico, lo que le fue alejando cada vez más de las jerarquías, del poder, del que alguna vez estuvo cerca, allá por los años del concilio Vaticano II’ del que fue consultor del episcopado español, señaló Tamayo.

Junto al recuerdo de Casiano Floristán, el 26 Congreso de la Asociación Juan XXIII, analizó hoy la situación de los marginados en Africa y América Latina, y los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres como un desafío a la teología y a las iglesias.

Elfriede Harth, miembro del colectivo Católicas por el Derecho a Decidir, defendió el derecho al aborto y el sacerdocio femenino, y señaló que ‘la preocupación principal de la Iglesia es controlar el cuerpo, la sexualidad y la capacidad de reproducción de las mujeres, pues aquí se encuentra el fundamento de la estructura de poder patriarcal de la Iglesia’.

‘Esto explica, agregó, por qué el Vaticano no puede aceptar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, no puede aceptar la igualdad de las mujeres, no puede permitir que las mujeres lleguen a simbolizar la autoridad institucional dentro de la religión, pues toda la estructura del poder y de la autoridad de la Iglesia está basada en la negación de la soberanía moral de las mujeres en lo que respecta a su propio cuerpo, su sexualidad y su capacidad de reproducción’.

La religiosa Begoña Iñarra, misionera en Kenia, que pronunció la ponencia ‘Africa, la vida amenazada’, denunció la trágica situación que vive el continente africano, y afirmó que allí ‘la pobreza, la falta de capacidad y de recursos, hacen que el interés se centre más en la supervivencia, o en tecnologías ‘prácticas’, antes que en biotecnologías complicadas que no están al alcance de la mayoría’.

‘Vemos la bioética, agregó, como la ética de la vida. Por eso miraremos no solo a la ética de los avances biotecnológicos, sino a otros aspectos que amenazan la vida humana en Africa’.

Marcelo Barros, monje benedictino que realiza su labor pastoral en Brasil, disertó sobre la ‘Bioética, vida de los pobres y liberación en América Latina’, y señaló que ‘en los países ricos, las discusiones sobre Bioética pueden incidir más sobre la Biomedicina y las discusiones sobre clones, reproducción de la vida o eutanasia. Sin embargo, en el Tercer Mundo, debe incidir con más atención en los problemas estructurales de la sociedad’.

Lo que es propio de Latinoamérica, agregó, ‘es insistir en la relación intrínseca entre ciencia y ética. Si no damos prioridad a una Bioética que sirva a la vida y a la justicia para todos, la Bioética de campos nuevos y emergentes quedará como una especie de maquillaje de la vida real’, afirmó.