Enviado a la página web de Redes Cristianas
En febrero de 1.992 escribí un artículo que titulé: ?Los Niveles de la Corrupción??.
Por desgracia hoy sigue como un tema de suma actualidad. . Se escribe mucho y puede que se actúe poco. ¿Se pretende distraer la atención con un tema como este sin que los mismos que lo dicen quieran ni busquen atajar de raíz la corrupción? En las últimas semanas diferentes personajes están siendo interrogados y algunos enviados a la cárcel.
¡El circo ha empezado la función!. Convendría, tal vez, recordar una costumbre que había en algunos teatros de pueblos. Consistía en que en los intermedios de las obras salían payasos para distraer y relajar a los espectadores, mientras que los artistas se preparaban, dentro, para representar el siguiente acto.
Creo que este recuerdo me lo han evocado tantas noticias de corrupción, de gente que ha robado, de condenas y fianzas para ir o no a la cárcel. Desde el pueblo sencillo se está descubriendo que una cosa es la legalidad y otra la justicia. Y cabe una pregunta
¿Pagar una fianza millonaria convierte la legalidad en justicia? Tal vez el subconsciente esté jugando un papel importante en la petición de buscar pactos de la lucha contra la corrupción. Ni se puede pasar página ni la corrupción puede verse como un hecho normal; ni tiene niveles ni hay que buscar acuerdos, entre partidos políticos para luchar contra ella.. La lucha contra la corrupción está en la misma naturaleza y esencia de los partidos políticos democráticos.
Desde una genuina interpretación política no se puede aceptar la existencia de niveles menores o mayores de corrupción. La misma palabra repugna a la noble tarea de servir a los ciudadanos a través del compromiso político. Aunque hay que admitir que se dan sobradas sospechas de que existe corrupción en algunos sitios y por algunos responsables políticos, sin embargo no podemos afirmar que toda la clase política está bajo sospecha. Alegrarse con el que ?tú más?? estableciendo discusiones, debates y ataques y querer centrar el interés de los españoles en el tema de la corrupción sirve para muy poco. Si no se es consecuente con los hechos, resulta hasta contraproducente y peligroso para quien lo intenta.
Es necesario ser consecuente cuando las cosas se producen. Hay que decirlo con claridad, sin rodeos. La crisis no nos puede llevar a poner en peligro a la persona humana. Quien manda hoy es el dinero y los hombres y las mujeres son sacrificados a los ídolos de la explotación y del consumismo. Si una noche muere de frío una persona, eso no es noticia. Si en muchas partes del mundo hay niños que son explotados o mueren de hambre, eso tampoco es noticia; se considera por muchos una cosa normal.
Sin embargo, que la Bolsa baje nueve puntos se considera una tragedia. Así, la vida humana, la persona, no se considera como el valor primero que hay que respetar y cuidar.
El consumismo nos induce a acostumbrarnos a ver la miseria en otros sin darnos cuenta de que lo que les falta a ellos para vivir se lo hemos robado los demás. Seamos conscientes y consecuentes. Digamos, con rotundidad, que la corrupción también se da cuando a los autónomos o pequeñas empresas se les pide que no apliquen el IVA, como condición para adjudicarle un servicio. Es necesario y urgente llegar hasta las últimas consecuencias en la investigación y en el cumplimiento de la legalidad y la justicia.
Quiénes tengan responsabilidad en algún tipo de apropiación indebida debe asumirla, sin utilizar la cobarde muletilla de ?yo no he sido??
juandediosrd@hotmail