Nos decían que la fuente ?la inspiración- de la religión católica era triple:
1.- EL ANTIGUO TESTAMENTO
Jesús le da cumplimiento, cita a los profetas y poco más. ?l no cimenta sus doctrinas en el A.T. Más bien lo corrige: ?Se os dijo?? yo os digo????
2.- LA TRADICI?N
Es el pasado. En ella confluyen la cultura filosófica e histórica grecorromana, con la vétero testamentaria y con las tesis de los Padres y los Papas. Unos y otros definen creencias ?dogmas- y normas de moral: prohibiciones y mandatos. La presidencia de las comunidades y, el ejercicio del poder sin límite y en nombre de Dios, les autoriza a imponer doctrinas con poco, o ningún, fundamento evangélico.
La tradición ha desarrollado un corpus doctrinal, una teología inmutable, obligatoria, al margen de la historia y en oposición al desarrollo humano y científico. También ha codificado el antihumano ?Derecho canónico??, como conjunto de normas para el autoritario gobierno de la iglesia. Según ?los cánones?? toda la autoridad y todos los derechos residen en la jerarquía. A los laicos sólo les reconoce deberes y obligaciones. Es una legislación ajena a los ?Derechos Humanos??.
No negamos que alguna tradición sea valiosa, como puede ser el franciscanismo: caridad evangélica sin límites hacia el más desfavorecido. Pobreza evangélica. También respeto y adoración a la naturaleza como obra y presencia de Dios. ¡Ecología pura del cristiano! Otros legados de valor son el carmelitano y el ignaciano. Aquel en línea similar a la franciscana y éste último como entrega sin reservas a la actividad evangélica.
3.- LA ILUMINACI?N DEL ESPÍRITU:
Jesús promete su espíritu a los suyos. Bautiza en espíritu y en verdad. Jesús transmite su iluminación a sus comunidades y seguidores, mediante su presencia permanente entre los suyos. Por ello el Evangelio es una doctrina siempre actualizada. No envejece por esa especial asistencia del espíritu siempre presente. No precisa la asistencia de jerarca alguno.
Conclusión:
Por ello el A.T. no es guía del Cristiano. No está vigente. Los cristianos no debieron aceptar: el Templo, el Altar, los Sacrificios, los ritos, las vestimentas, el sacerdocio y la Jerarquía como personas y objetos sagradas, detentadores del poder divino. Y mucho menos transmitir una imagen del Padre como justiciero Dios del Sinaí, tan distante del Dios Padre de Jesús. Aceptaron preceptos morales -y casuística- ajenos al Evangelio.
La tradición es culpable del anquilosamiento cultural del católico, insensible al desarrollo humano y científico, de la total occidentalización de esa religión, del abismo abierto entre sociedad moderna, mujer y jerarquía??Los jerarcas mantienen su ensoñación de la deseable CRISTIANDAD como culminación de su poder absoluto .
La tradición es culpable del ?tinglado eclesiástico?? impuesto e inoperante. Centrado en el pecado y en el castigo. Dominado por el miedo. Responsable de la mutilación del Evangelio, al olvidar la ?Doctrina del Reino del Padre?? como núcleo del mensaje y misión redentora de Jesús y de sus seguidores. Jesús nos redime de la ignorancia, de la esclavitud, de la sumisión, de la injusticia para realizar, en el hombre libre, el plan del Creador.
Por eso, hoy, S?LO NOS INTERESA EL EVANGELIO. Estudiado con los medios actuales lingüísticos, históricos, arqueológicos y sociológicos. Comprendiendo el Jesús histórico y su mensaje como un todo, en sus circunstancias concretas.
Naturalmente ante realidades como el Estado Vaticano, la doctrina y corte papal, las cruzadas, la inquisición, el culto y disfrute del poder y las riquezas, la intolerancia, el menosprecio de la mujer y del laicado, la añoranza de la obsoleta cristiandad, el menosprecio del Vaticano II y el abandono de la doctrina jesuánica del Reino?? no queda otra actitud que la rebeldía, cada día más extendida y más radical.
Las renovadas Comunidades Cristianas, alumbradas en el Concilio Vaticano II, clausuran el largo período del Constantinismo, de la Cristiandad y de la tradición católica-papal. Para vivir un cristianismo renovado a la sóla luz del Evangelio y siguiendo el modelo de las Primitivas Comunidades postpascuales.
Como núcleo del pensamiento y misión de Jesús, ampliamente desarrollado en el Evangelio, destacan la ?Doctrina del Reino?? ?cuya traducción moderna es ?Un Mundo Mejor es posible??. Es el mandato de Jesús. Es la misión confiada a sus discípulos y seguidores, como el Padre se la encargó a ?l. El Reino del Padre, el Mundo mejor para el hombre es la redención que nos trajo Jesús. Redención, aquí y ahora, del hombre, olvidada y hasta negada, en la larga hibernación del Catolicismo.