El cardenal Eduardo Martínez Somalo consideró hoy que la asignatura de Educación para la Ciudadanía «desde un punto de vista evangélico», puede ser positiva «si proyecta la presencia de Dios en el hombre y la mujer».
Martínez Somalo recibió hoy en Baños de Río Tobía (La Rioja), su localidad natal y donde pasa sus vacaciones, la visita del presidente del Gobierno regional, Pedro Sanz Alonso.
El prelado riojano admitió, sobre esta cuestión, que «me entero por la prensa de lo que ocurre en España», y añadió, que «por motivos geográficos, procuro no inmiscuirme en temas que conciernen país, pero sí puedo manifestarme desde el punto de vista del valor del evangelio» y, además, «Dios sabe bastante más de inteligencia y de amor que nosotros», afirmó.
El cardenal Martínez Somalo fue sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano de 1979 a 1988 y, a la muerte del Papa Juan Pablo II, en abril de 2005, asumió el gobierno provisional de la Iglesia Católica, como Cardenal Camarlengo, hasta la elección del sucesor, el Papa Benedicto XVI.
Al cumplir 80 años el pasado 31 de marzo, renunció al cargo, un momento «crucial» del que Martínez Somalo, Medalla de La Rioja en 1993, dijo que «cesaron unas responsabilidades, pero quedan las que no tienen una visibilidad manifiesta».
El cardenal explicó también que por este aniversario, «el Papa Benedicto XVI, me envió una carta y un cáliz».
Aseguró, además, que Benedicto XVI «conoce mi procedencia y las riquezas de nuestra tierra bendita, como Valvanera -donde está la patrona de La Rioja- o San Millán -con los monasterios de Yuso y Suso, declarados Patrimonio de la Humanidad-«.
Martínez Somalo deseó que todos los riojanos «se fíen de la verdad que nos trajo el Señor y del amor porque él nos amo y nos sigue amando, esta es la verdadera dignidad del hombre».
Tras el encuentro, Sanz reafirmó las buenas relaciones entre las dos instituciones a las que representan y dijo que «la historia de este riojano ilustre, el embajador de La Rioja en el Vaticano, dejará huella en La Rioja y España por su trabajo lúcido, su capacidad de transmitir con claridad y un gran nivel intelectual».
Sanz expresó su «reconocimiento en nombre de todos los riojanos a toda su labor en el Vaticano, ahora en una etapa diferente, aunque la actividad sigue permanente».