Tras media semana de tranquilidad, ayer lunes 03 de septiembre, el pueblo de Albuñol se levantó con una duda: quién oficiaría la misa de difuntos para la persona que murió el domingo por la tarde.
Pues la duda ha sido resuelta, y los periodistas han hecho su labor.
Este es el artículo que hoy publica el diario El País.
EL ARZOBISPO DE GRANADA RECIBIRÁ HOY A LOS VECINOS DE ALBU?OL
El párroco enviado para oficiar un entierro sirvió de emisario
Fernando Valverde, Granada
No se oficiarán más misas salvo causa de fuerza mayor. Un cartel que rezara una afirmación como ésta podría haber permanecido en la entrada de la iglesia de la localidad granadina de Albuñol. Sin embargo, ayer esta prohibición fue levantada con carácter ?excepcional??. La muerte, que no avisa y se mostró implacable, se cruzó ayer en una de las más polémicas decisiones de Francisco Javier Martínez, Arzobispo de Granada, desde que llegó a la ciudad.
La muerte, que se llevó a Ana por delante, una mujer muy querida en el pueblo que superaba los ochenta años, hizo que el brazo de acero con el que Martínez gobierna a la iglesia en Granada se volviera un poco más blando.
A las seis y cuarto de la tarde, mientras el cuerpo sin vida de Ana permanecía en el tanatorio de Albuñol, llegaba a la parroquia un sacerdote enviado por Martínez. No sólo acudía a Albuñol a oficiar el funeral, sino que se convertía en mensajero del arzobispo. Nada más llegar hizo por encontrarse con Custodia Manzano, la representante de la plataforma ciudadana que pide el regreso del padre Gabriel, el Cura de los Senegaleses.
El mensaje, contenido en una carta, era la respuesta a la demanda del pueblo durante dos meses. Esta misma mañana, en la curia de Granada, Francisco Javier Martínez recibirá a los vecinos de Albuñol, que acudirán con la esperanza de que regrese su párroco o de obtener una explicación sobre el traslado.
?Es una muy buena noticia, llevamos mucho tiempo pidiendo al arzobispo que nos reciba. Sin duda hay que agradecérselo también a Chamizo??, dijo Custodia Manzano, en alusión al defensor del pueblo andaluz, que recibió hace una semana a los vecinos en Sevilla y que envió una carta al arzobispo solicitando que recibiera a los vecinos. Y parece haber surtido efecto. Nada más regresar de un largo viaje, el arzobispo ha contestado aunque los vecinos de Albuñol son pesimistas en lo que respecta al regreso de Gabriel Castillo. ?Es muy difícil que den un paso atrás en una decisión como ésta, pero vamos a seguir intentándolo, y estamos dispuestos a llegar hasta Roma??, volvía a asegurar ayer Manzano.
Tras entregar la carta, el sacerdote ofició un emotivo funeral al que acudieron cientos de vecinos de la localidad que no llevaron a cabo ningún tipo de protesta por respeto a la fallecida y a su familia. Sin embargo, una vez concluido, como cada día, los fieles volvieron a reunirse en el interior de la parroquia para protestar por el traslado. [ NOTA DESDE GABRIELSEQUEDA.COM: Lamentamos corregir a un periodista, pero las concentraciones se hacen en la plaza de la iglesia – es decir, fuera de la iglesia – desde que recibimos el comunicado del Arzobispado]
Desde que Gabriel Castillo, conocido como El Cura de los Senegaleses, fuera trasladado a la localidad de Cenes de la Vega, el pueblo de Albuñol no ha cesado en su empeño de obtener una explicación por parte del arzobispado que vaya más allá de la obediencia debida y de los continuos y rutinarios movimientos de sacerdotes entre las distintas parroquias. De hecho, los vecinos de Albuñol no dudan de que el verdadero motivo del traslado es que Castillo alojó en su propia casa a un numeroso grupo de inmigrantes ilegales, que el pasado invierno buscaban trabajo en los invernaderos de la zona y que vivían en la playa y en el castillo de La Rábita. Esta circunstancia disgustó a unas monjas de la zona, que no se explicaban como un sacerdote daba asilo a un grupo de musulmanes, lo que propició una queja al arzobispado que fue atendida por Francisco Javier Martínez.
A las reiteradas protestas de los vecinos Martínez respondió dejando a la localidad sin párroco, lo que ha obligado a varias parejas que tenían concertada su boda este verano en el municipio de Albuñol a casarse en la vecina localidad de La Rábita.
Después de la medida de gracia que ha permitido el entierro de Ana y de la cita de hoy, la situación sigue siendo muy tensa. El párroco de La Rábita advirtió ayer de que no seguirá atendiendo a los vecinos de Albuñol sin permiso de la curia. Por lo tanto, las cuatro parejas que esperan casarse en Albuñol en las próximas semanas podrían ver suspendida su boda.
De no alcanzarse una solución esta mañana, los vecinos de Albuñol volverán a manifestarse frente a la catedral el próximo 9 de septiembre, una vez que ya han recibido el permiso de la subdelegación del gobierno.