EL ARZOBISPO DE GRANADA, CONDESCENDIENTE CON LOS PRESUNTOS PEDERASTAS Y LETAL CON LOS SOLIDARIOS

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El Plural

300 vecinos de la localidad granadina de Albuñol están encerrados en el interior de la Iglesia y 18 más han iniciado una huelga de hambre para protestar por la decisión del arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, de trasladar al párroco del pueblo por ?haber sabido comprender los problemas de todos los vecinos y ayudarlos??, según uno de los vecinos de la localidad granadina. El párroco trasladado, Gabriel Castillo, más conocido como ?el cura de los senegaleses??, llegó a acoger en su casa hasta a veintidós senegaleses y a un rumano que anteriormente ?vivían en tiendas de campaña en el campo de fútbol??.

Pero este interés desmesurado de Gabriel Castillo por ayudar al prójimo y a los más marginados no gustó en absoluto a las religiosas del Colegio Cristo Rey de Albuñol. Esta congregación de monjas dejó de acudir a la misa que ?el cura de los senegaleses?? oficiaba en Albuñol e hicieron llegar su parecer al arzobispo de Granada, quién finalmente dio la razón a las religiosas y decidió trasladar del pueblo a Gabriel Castillo. Con esta decisión, el arzobispo de Granada se muestra mucho menos condescendiente con el párroco que ayudaba a los senegaleses, que con aquel que el pasado mes de febrero fue acusado de abusar sexualmente de un menor.

Su historial
Pero esto no es todo: el arzobispo de Granada, el mismo que ordena el traslado del ?cura de los senegaleses?? por miedo a otra Iglesia Roja como la de San Carlos Borromeo, es el mismo que fletó una veintena de autobuses para manifestarse en contra del matrimonio homosexual, el primero en hablar de una rebelión cívica contra Educación para la Ciudadanía, el mismo al que un sacerdote denunció por acoso moral, y aquel que ante una denuncia de abusos sexuales de un sacerdote a un menor, apeló a la «presunción de inocencia» y habló ?de indicios significativos de manipulación??.

Racismo
Asimismo, antes de trasladar del pueblo al ?cura de los senegaleses??, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, expulsó a dos novicias indias del Convento de la Piedad de Granada por el simple hecho de ser extranjeras. Las dos novicias, pertenecientes a la orden de las Madres Dominicanas, a finales del pasado mes de marzo, recibieron la negativa por parte del arzobispado de Granada de seguir en el convento en base a la aplicación de una normativa del Arzobispado que prohíbe la incorporación a la Diócesis de monjas extranjeras.

Homofobia
De esta manera, parece ser que a Francisco Javier Martínez le agradaba tan poco la presencia de extranjeros en conventos y en iglesias granadinas como la ley que regulaba los matrimonios homosexuales. El arzobispo de Granada el 14 de Junio de 2005 informó de que su Diócesis pondría a disposición de sus fieles hasta un total de 22 autobuses con el objetivo de que los fieles acudieran masivamente a la manifestación que había convocado el Foro Español de la Familia en contra de la ley que permitiría los matrimonios entre personas del mismo sexo.

??De una gravedad extrema??
Javier Martínez animó a los fieles a participar en la protesta contra ?ese inicuo y burlón proyecto de ley que discrimina a los matrimonios verdaderos, destruye un bien social sagrado y ofende a la inteligencia??. Para el arzobispo de Granada, este proyecto de ley ignoraba ?el bien precioso que es el matrimonio para cualquier sociedad?? y, por lo tanto, provocaría ?un dolor inmenso y sería una fuente de destrucción y de sufrimientos sin fin en la sociedad española??. En definitiva, para Javier Martínez, la manifestación era ?no sólo justa, sino de una gravedad extrema??.

Doble rasero
Por el contrario, el arzobispo de Granada (que no logró llenar los 22 autobuses de fieles para que acudieran a manifestarse junto al Foro de la Familia), no habló ni de hechos de ?gravedad extrema??, ni de ?destrucción de un bien social??, ni tampoco de ?un dolor inmenso y fuente de destrucción??, cuando él mismo apartó del ejercicio público al sacerdote acusado de abusos sexuales a un menor de 14 años. En aquel caso, el arzobispo de Granada apeló, el pasado 7 de febrero, a la ?presunción de inocencia??, al mismo tiempo que afirmó que existían ?indicios significativos de manipulación??, por lo que pedía a la opinión pública y a las personas afectadas que ?respetaran la dignidad de las personas??.

Rebelión Cívica
En definitiva, Javier Martínez nunca hizo un llamamiento a la rebelión cívica contra los sacerdotes pederastas, aunque sí lo hizo en el fin de semana del 18 y 19 de noviembre de 2006, cuando en el 34ª Congreso de la Confederación Española de Centros de Enseñanza, CECE, apeló a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia por la implantación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ya que, a su juicio, esta asignatura constituía una ?verdadera invasión de un derecho fundamental de los padres??. Martínez fue uno de los primeros obispos que llamó a la objeción frente a EpC.

Querella de acoso
Otro sacerdote, Javier M.M, presentó en febrero de 2006 una querella contra el arzobispo de Granada por calumnias, injurias, acoso moral y coacciones contra el prelado. La querella se basaba en el presunto acoso moral al que el arzobispo sometió al sacerdote. El acoso se habría materializado en la destitución del sacerdote como canónigo, en la retirada de su Cátedra en la Facultad de Teología y en su suspensión ?ad divinis??.

La llama de la fe
Mientras tanto, los vecinos de Albuñol siguen protestando con el fin de que el arzobispo deje ?terminar la buena labor social del párroco Gabriel??. Frente a la Iglesia de esta localidad granadina, los vecinos y amigos de Gabriel Castillo, han elaborado una pancarta demoledora. En esta se puede leer: ?Monseñor, no deje que la llama de fe que Gabriel ha encendido en nosotros se apague??.