Continúa la movilización para que regrese el cura solidario Gabriel Castillo
La decisión del arzobispo de Granada de trasladar de manera forzosa al joven párroco del municipio de Albuñol, Gabriel Castillo, continúa generando la polémica entre los vecinos y feligreses de la parroquia. Lejos de hacer caso a sus protestas, el arzobispado ha decidido castigar a los protagonistas de las protestas amenazándoles con no enviar a ningún otro sacerdote para celebrar la eucaristía, ni siquiera para actos como funerales o bodas.
Hace más de un mes que los vecinos de la localidad granadina de Albuñol comenzaron sus protestas en contra de la decisión de Francisco Javier Martínez, arzobispo de la ciudad, de trasladar de manera “irrevocable” al párroco Gabriel Castillo.
Sin embargo, el arzobispado he hecho oídos sordos a las peticiones de estos feligreses, que han llegado incluso a ponerse en huelga de hambre para exigir que Castillo regrese al municipio.
Ni bodas ni entierros
La Iglesia granadina se ha dirigido a los fieles de Albuñol para advertirles de que, si continúan sus protestas por el traslado del párroco, no enviarán a ningún otro sacerdote que sustituya al cura de los senegaleses, por lo que no se podrán celebrar la eucaristía ni el resto de los sacramentos, “incluidas bodas y entierros”.
De hecho, los vecinos de la localidad se quedaron sin misa los pasados 14 y 15 de agosto. Además temen que no pueda celebrarse el próximo sábado una boda prevista en la parroquia “porque nadie se presente para casar a la pareja”, según afirmó uno de los parroquianos.
Prohibición de ejercer a Castillo
En el documento episcopal, firmado por Martínez y por el Consejo de la Archidiócesis, se afirma que si continúan “los procedimientos de presión” (en referencia a la huelga de hambre que han mantenido varios de los fieles) también “prohibirían expresamente” a Gabriel Castillo ejercer cualquier “acto del ministerio sacerdotal”.
El «amor a la vida cristiana»
Además, el arzobispo, que es el responsable de hazañas como organizar manifestaciones masivas en contra del matrimonio homosexual, ser el primero en hablar de una rebelión cívica contra Educación para la Ciudadanía, o recibir denuncias por acoso moral, asegura que los fieles en huelga de hambre no están mostrando “amor a la vida cristiana” y utilizan métodos que “no se corresponden con los procedimientos y modos propios del cristianismo”.
«Restauración del orden»
En el documento se pide a las autoridades que “cooperen en la restauración del orden de modo que no se impida el normal ejercicio de la libertad religiosa de los fieles”, algo que los albuñolenses consideran “un chantaje”, y niegan que se haya “faltado el respeto al templo”, como se dice en la misiva. No obstante, los siete feligreses que continuaban en huelga de hambre decidieron suspenderla ayer mismo, con la idea de “tomar fuerzas para continuar las protestas”, según informaron.
La «disciplina de la Iglesia»
La nota explica además que el traslado de Castillo se ha hecho “de acuerdo con la disciplina de la Iglesia, de un modo absolutamente normal, sin nada que ver con ningún asunto interno del pueblo”. Sin embargo, los feligreses continúan convencidos que de el traslado está relacionado con la oposición de una congregación de monjas de la localidad que están en desacuerdo con los métodos del sacerdote.
Las protestas continúan
Las protestas, que ya duran más de un mes, no han recibido según indican los vecinos, ninguna respuesta “satisfactoria” del Arzobispado, por lo que están dispuestos a continuar con sus reivindicaciones.
