Enviado a la página web de Redes Cristianas
El filósofo Massimo Borghesi es profesor en la universidad de Perugia, y acaba de publicar una biografía del papa Francisco de largo título, que traducido al español reza así: «Jorge Mario Bergoglio: una biografía intelectual. Dialéctica y misticismo». En ella, el pensador italiano bucea detenidamente en el proceso de la formación intelectual del que fue cardenal de Buenos Aires, y concluye que su figura es el modelo del «contemplativo en acción, la unidad viviente de los opuestos». Es decir, que su nota característica es parecida al concepto de síntesis hegeliana, de hacer operativa la energía que resulta del contraste, y de la imposible, pero sin embargo realizada, unidad de los contrarios. No sé que el autor de la biografía llegue hasta este extremo tan señalado, ni que el hombre Bergoglio sea hegeliano hasta ese grado, pero puedo afirmar que a la luz del estilo, de los pronunciamientos, y, sobre todo, de los hechos y actuaciones del Papa argentino, siempre he sospechado una profunda, rica, y práctica preparación intelectual y vital para el ministerio tan alto, tan amplio, tan expuesto, y tan decisivo, del pontificado romano. Todo lo contrario de lo que los críticos y sesudos pseudo-intelectuales, (no ha sido un desliz lo de «pseudo», ya lo he insinuado en otros artículos de este blog, y me lo confirma lúcida y convincentemente el profesor Borghesi.
mucho, y soy por eso muy partidario, de la claridad y de la precisión, ¡sobre todo de la sinceridad!, que me parecen cualidades imprescindibles, cuando autores y escritores que leo, y en mis propios escritos, nos pronunciamos sobre la idoneidad, la sinceridad, la validez y el fundamento, y la valoración final que nos merecen la opinión de quienes, al emitir un juicio profesional y crítico de otros autores, o personajes señalados, parecen fundamentarse más en la autocomplacencia en sus propios laureles, por sus puestos y pretéritos triunfos académicos o sociales, que en la consistencia de los argumentos para valorar al personaje en cuestión. Esto ha sucedido, y cada día se repite con más desenfado, en las críticas, a veces despiadadas, y sobre todo, poco evangélicas, que ciertos jerarcas eclesiásticos, sobre todos, los muy altos capitostes vaticanos, que parecen considerarse prohombres, ¡pero que de esto no tienen nada!, contra el papa, al que juzgan resumiendo todos los agravios, como muy poco, o mejor, ¡nada! preparado para el alto ministerio papal. En una entrada para este blog los taché, de ignorantes y pretensiosos, pero después me quedé con el desasosiego de haber sido, tal vez, excesivamente duro. Por eso me congratulo, y me quita un cierto peso de conciencia, con la dureza con la se ha despachado el profesor de filosofía de Perugia contra los indocumentados, y muy parciales, críticos del papa Bergoglio.
Para argumentar una respuesta contundente a esos osados en su ignorancia, nuestro pensador presenta primero la influencia del pensamiento lúcido y vitalista de Romano Guardini, muy apreciado también por el papa ¿emérito? Benedicto XVI, sobre el que el arzobispo emérito de Buenos Aires escribió su tesis doctoral. Y si bien es verdad que el profesor de filosofía de la Universidad de Perugia rastreó el original enfoque de Bergoglio en la reconciliación de conceptos contrarios que presentó en su tesis doctoral sobre el concepto de la «oposición polar» en Guardini, después se sorprendió con el descubrimiento que la dialéctica tiene raíces aún más profundas en el pensamiento del argentino.
Acude en este momento a las consecuencias de un doble hallazgo fundamental para la elaboración de su biografía, que le proporcionó el mismo Pontífice biografiado en una clara y sincera respuesta que le dio al ser interrogado por algunas influencias en su pensamiento desconocidas por el gran público y por los investigadores. Gracias a esa sincera generosidad del mismo Papa, Borghesi destapó dos importantes influencias más en la formación intelectual y de la praxis de Jorge Bergoglio. Una), los trabajos de San Pedro Fabro, a quien el Papa subió a los altares en 2013, y dos), el ensayo Análisis de la dialéctica de los ejercicios de San Ignacio, del jesuita francés Gaston Fessard (1897-1978). Merced a estas influencias, según Borghesi, elactual papa Francisco pudo descubrir que «la vida cristiana se mueve entre el cielo y la tierra: una tensión que no encuentra su solución en un sistema», sino solo en el misterio de Dios, quien guía la historia. (Una maravillosa conclusión, que me sigue pareciendo emparentada con la evolución hegeliana).
Es de esta forma -mediante este análisis pormenorizado de las influencias intelectuales del Papa «del fin del mundo»- por el que Borghesi puede formular una respuesta contundente a los que afean a Francisco un escaso refinamiento filosófico y teológico. Inconscientes de que el pensamiento de Bergoglio hunde raíces en el de algunos de los grandes referentes de la Sociedad de Jesús, algo que demuestra palmariamente que el estudiante Bergoglio no era un simple diletante. Y así, después de esas precisiones, nuestro autor, profesor y filósofo, se puede despachar alegremente, y acabar con la denuncia sarcástica de que «su esnobismo (el de esos críticos pertinaces), está mezclado con una dosis conspicua de arrogancia e ignorancia».