EE.UU: Declaración Judicial del Padre Luis Barrios

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North Bergen, New Jersey 07047
lbarrios@jjay.cuny.edu
Oficina: (212) 237-8747
Celular: (917-697-7056)
Soy un transgresor, por la paz con justicia
Quiero hacer un llamado especial a los hombres del ejército. En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!.
San Romero de Las Américas

20 de enero de 2009

G. Mallon Faircloth
Magistrado de la Corte Federal
Post Office Box 117
Columbus, GA 31902-0117

Estimado Juez Faircloth,

El pasado domingo, 23 de noviembre de 2008, junto a otros/as activistas de derechos humanos, crucé el portón de Fort Benning con una imagen en mi bolsillo de quien en vida fue Monseñor Oscar Romero, Arzobispo de San Salvador. A este hermano, compañero y guía espiritual luego de asesinar su cuerpo lo convirtieron en nuestro San Romero de Las Américas. Su asesinato fue organizado y ejecutado por graduados de la Escuela de Las Américas, con la bendición del gobierno de Estados Unidos, luego de su sermón donde le pidió al ejército que no continuara masacrando al pueblo salvadoreño. Al nombre de San Romero se suman miles de mujeres, hombres, niños y niñas también asesinados/as que piden justicia. Para San Romero y otras víctimas, eso es lo que pido.

Juez Faircloth, mi meditación para ese día, mientras cruzaba hacia Fort Benning, fue y sigue siendo: ojala este sacrifico individual se convierta en una ética espiritual hacia la colectividad. Por lo tanto, admito delante de este tribunal que no soy culpable de cometer algún crimen contra la humanidad. ¡Sin embargo, soy culpable de ser un transgresor de cualquier «ley» que pretende justificar la injusticia de opresión, exclusión, o asesinato! ¡Lo hago porque éstas no son leyes!

La espiritualidad de la transgresión la aprendí de mi hermano y compañero Jesús quien en cada acción que ejecutó en su tierra Palestina durante su ministerio de caminar con el pueblo demostró a través de un ministerio subversivo que era necesario violar las leyes injustas del Imperio Romano. Por ser un transgresor se le condenó. Por lo tanto, de él aprendí que transgredir contra la injusticia y la inmoralidad del desorden que existe en nuestra sociedad, para beneficiar a la humanidad, no solo es correcto, es también una obligación. Esta es una manera de construir un mundo diferente, pero mejor.

Sin pretensiones de querer que se me compare con Jesús -eso sería una falta de respeto de mi parte, yo solo quiero seguir humildemente su ejemplo- en esta ocasión transgredí y crucé el portón de Fort Benning con una estrategia de resistencia pacífica, la cual se fundamenta en los principios básicos de la desobediencia civil; la no violencia .

De aquí el que mi intención a través de esta transgresión lo fue, y sigue siendo, el poder demostrar que desde su origen en el año 1946 La Escuela de las Américas , disfrazada desde el 2001 como el Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica , es una de estas instituciones militares que pretenden justificar la opresión, exclusión y asesinato con semánticas de seguridad nacional y/o protección de democracias cuando en realidad lo que buscan es validar y proteger la hegemonía política, militar y económica de Estados Unidos en América Latina .

Juez Faircloth, mi activismo pastoral y académico me ha enseñado a través de la historia que el conformismo y apatía ante leyes injustas es una ofensa a la paz con justicia. Mas aun, me ha enseñado que mi deber, por un lado, es el no callar ante las injusticias y por otro lado luchar rebeldemente hasta lograr que la justicia salga triunfante. Esto explica mi transgresión ese domingo.

Usted Juez Faircloth, me dirá que hay unas leyes establecidas y que mi deber es obedecerlas. Pues yo le digo que está equivocado, porque las leyes injustas no son leyes, por lo tanto no tengo ningún debe de obedecer lo que no es justo. Es por esto que Jesús las desobedeció en Palestina, Mahatma Gandhi en la India, Nelson Mandela en Sur África, Cesar Chávez y Rosa Park aquí en Estados Unidos, Luisa Capetillo en Puerto Rico, por solo mencionar unos nombres.

Por otro lado Juez Faircloth, no es correcto tratar de divorciar la política exterior del gobierno de Estados Unidos de la creación de la Escuela de Las Américas. Desde la implementación de la Doctrina Monroe en el año 1823 ha quedado claro que existe un proyecto de dominio y control que responde a los intereses colonialistas e imperialistas de este gobierno con la intención de mantener una intervención y dominio de los países de América Latina. De aquí el que esta doctrina le dio la oportunidad al gobierno de Estados Unidos de poder lograr mayor expansión territorial. Pero por supuesto, hacían falta instituciones del ?orden?? que pudiesen proteger esta ideología expansionista. De esta realidad desde 1898 sigue siendo víctima mi patria Puerto Rico, al ser una colonia de Estados Unidos. A esto se le conoce como terrorismo militar.

Juez Faircloth, dentro de este contexto es que se hace necesario entender la violencia política que la Escuela de Las Américas ejerce y la impunidad que se les otorga a sus graduados. En otras palabras, esta institución es un símbolo del despotismo de Estados Unidos hacia nuestros países en América Latina. Es por esto que cuando surgen disidencias hacia esa política, como lo es la revolución cubana, la revolución sandinista en Nicaragua, la revolución bolivariana en Venezuela, la revolución boliviana en Bolivia o la revolución ciudadana en Ecuador, por solo mencionar algunas, el gobierno de Estados Unidos, a través de los graduados de la Escuela de Las Américas se ha dedicado a obstaculizar y tratar de derrocar gobiernos democráticos para poner en su lugar a otros gobiernos que responden a sus intereses. A esto se le conoce como terrorismo político.

Es como nos dice nuestro hermano Padre Roy Bourgeois : Aquí está la Escuela de las Américas. Esto es una escuela de combate. La mayor parte de los cursos giran alrededor lo que ellos llaman «guerra de contrainsurrección??. ¿Quiénes son «los/as insurrectos/as??? Tenemos que hacer esta pregunta. Ellos/as son la gente pobre. Ellos/as son la gente en América Latina que pide la reforma. Ellos/as son los/as campesinos/as sin tierras que tienen hambre. Ellos/as son trabajadores/as de asistencia médica, abogados/as de derechos humanos, sindicalistas. Ellos/as pasan a ser los/as insurrectos/as. Ellos/as son vistos/as como «el enemigo.» Ellos/as son aquellos/as que se hacen los objetivos de aquellos quienes aprendieron sus tareas en la Escuela de Las Américas.

Asimismo, no es correcto Juez Faircloth que usted pretenda enviar un mensaje de neutralidad dentro de un contexto falso de interpretar unas leyes y aplicar sentencias. Su deber como juez y ciudadano sigue siendo el proteger la justicia. Esta neutralidad parcializada con la injusticia lo hace culpable de todos los crímenes que la Escuela de Las Américas y sus graduados han cometido. Permítame recordarle que usted tiene una responsabilidad moral ante Dios y ante este pueblo de rechazar y combatir leyes injustas.

Es por esto que a mí me parece Juez Faircloth, que si usted en verdad cree en procesos de justicia podría ser de gran ayuda en lograr por un lado que la Corte Penal Internacional juzgue a la Escuela de Las Américas y a sus graduados que han cometido los siguientes crímenes: Crimen de Genocidio, Crímenes de Lesa Humanidad, y Crímenes de Guerra.

O más serio aun, usted Juez Faircloth podría ser parte de la campaña de Amnistía Internacional para lograr que Estados Unidos respalde y reconozca la Corte Penal Internacional y se someta a sus reglamentos. Es una vergüenza que un país como Estados Unidos, que tanto habla de democracia, haya sido parte de sabotear una institución internacional para garantizar una vivencia comunitaria dentro del contexto del respeto y la paz con justicia. Tampoco es un secreto que esta estrategia antidemocrática es solo para garantizar su impunidad antes los crímenes que esta Corte Penal va a juzgar.

Juez Faircloth, si usted o este sistema pretenden castigarme, corregirme o modificar mi conducta de transgresor por la paz con justicia a través de la encarcelación quiero decirles que están equivocados, no lo lograran. Yo no creo en el castigo, yo creo en la restitución de la justicia y por eso es que estoy aquí. Usted Juez Faircloth podrá enviarme a la cárcel si así lo desea, en este momento ese es su poder. Lo que yo deseo que usted tenga claro es que usted es culpable de mantener un silencio e inercia ante los crímenes que se producen a través de la Escuela de Las Américas y quedará marcado para la historia.

Yo no voy a huir de las consecuencias de mis acciones, eso sería quitarle validez a esta acción de desobediencia civil. Pero que quede claro, Juez Faircloth, yo entraré a la cárcel de pie y saldré de pie porque jamás usted o este sistema me quitaran mi dignidad. Lo único que ustedes harán es convertirme en un prisionero de conciencia, en un antiterrorista. Por lo tanto, si este procedimiento de castigo tiene como intención el que yo pida perdón, jamás lo lograran, no me pondrán de rodillas. Yo solo tengo que pedirle perdón a mi pueblo latinoamericano por no haber actuado antes. Yo soy una persona libre, usted podrá encarcelar mi cuerpo pero jamás encarcelará mi amor por la paz con justicia porque mi convicción me ha hecho libre. Esa convicción volará cuantas veces quiera a través de cualquier barrote o puertas injustas que usted quiera imponerme.

Por lo tanto Juez Faircloth, hay transgresores/as que han aportado a hacer cambios positivos en la historia, porque se han atrevido a alzar la voz cuando la injusticia reina y cuando la esperanza de los pueblos no asoma. Hoy me tocó a mí, espero que yo sea capaz de hacer una contribución también. Espero que usted también entienda que con mi amor solidario, el sacramento más importante, estoy poniendo a este sistema en juicio. Dios nos bendiga.

En la paz con justicia,

Padre Luis Barrios

Cc: William Y. Conwell, Esq.