EDUCAR EN CRISTIANO, AQUÍ Y AHORA. Javier Ansó, Director del Colegio «San Felipe Neri» de Cádiz

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Diario de Cádiz

Educaci?³n para la Ciudadan?­a2.jpgHE leído con mucho interés el artículo que Manuel Bustos publicó en Diario de Cádiz el pasado 10 de julio. Gracias, profesor: sus reflexiones nos ayudan a todos. De los muchos temas que plantea, por brevedad, me referiré solo a tres.Comienza con una referencia a los conciertos educativos, a la dependencia económica de los centros concertados respecto ?del poder de turno??, y a la posibilidad de que dichos centros tal vez se vean forzados a descafeinar la propia identidad?? para no enfadar al que manda. Como se sabe, los centros católicos llevan educando en España desde hace cientos de años en las más variadas circunstancias sociales, y políticas.

Al aceptar el sistema de conciertos educativos se quiso asegurar que la educación católica llegase a todo el que la deseara, sin exclusiones por razones económicas. Hoy como ayer, la fuerza que sostiene a los centros católicos no viene del Estado sino, por un lado, de la gozosa fidelidad a una historia, a un carisma y a una vocación de servicio en el mundo de la educación; y por otra, del apoyo de muchos españoles -¿cientos de miles?, ¿millones? – que quieren educar a sus hijos en nuestros Colegios. El día que nos falte una u otra, estaremos en peligro; antes, no.

El Estado, estableciendo los conciertos escolares está cumpliendo un mandato constitucional (artº 9,2) al crear los medios para que los españoles puedan ejercer sus derechos (en materia de educación, los contemplados en el artº 27). Con gobiernos de signo político muy diverso el sistema de conciertos ha funcionado, sin poner en peligro la identidad de los centros católicos. En caso contrario sin duda que nos defenderíamos: con el diálogo primero, y luego, acudiendo al amparo de la Ley y de los tribunales. Al no ser hoy el supuesto, las decisiones que tomamos son las que, en conciencia, creemos más convenientes aquí y ahora.

¿Estamos los centros concertados ?en abierto desafío al episcopado?? por impartir ?Educación para la Ciudadanía??? A juzgar por algunas informaciones – incendiarias – pareciera que sí. Pero no hay guerra ni desafío. Entre la Conferencia Episcopal Española y la Federación Española de Religiosos de la Enseñanza (FERE) hay acuerdos parciales y desacuerdos también parciales. Nada que no pueda tratarse con más y mejor diálogo. ?A la Iglesia se le llama en ocasiones, a la luz del Concilio Vaticano II, ?sacramento del diálogo? ?, dijo Juan Pablo II en la Catedral de Praga el 21-4-1990. En el actual momento español y eclesial, estoy convencido de que gracias al diálogo entre nuestros pastores, los religiosos que evangelizan y educan por medio de la enseñanza, y los diversos grupos sociales (padres y madres de familia, profesores, etc. ) seremos capaces de seguir educando a nuestros jóvenes para que tengan una fuerte identidad personal y sepan cómo comportarse en la vida; para que sean felices y buenos ciudadanos y ciudadanas; y para que sean también, si libremente lo aceptan, felices discípulos y discípulas de Jesús.

En definitiva: es mucho más lo que espero del diálogo (que debe ser permanente), que lo que temo de la actual discrepancia (coyuntural).Para terminar, permita, don Manuel, que le tranquilice: los centros católicos concertados cuidamos nuestra identidad. Como todos, siempre podemos mejorar lo que hacemos y créame que lo estamos intentando; pero ni descafeinamos lo que somos, ni difuminamos la presencia de Dios. Por el contrario, y con el concurso de muchos y espléndidos evangelizadores (profesores, padres y madres de familia, catequistas, antiguos alumnos, etcétera, además de los propios religiosos) seguimos educando a nuestros alumnos en el conocimiento y amor de Jesús; en el amor a la Iglesia; y en la invitación a que pongan sus vidas al servicio del Reino, viviendo de un modo justo, solidario, respetuoso de los demás y de sus derechos, y sintiéndose responsables de la construcción de una sociedad más fraterna.

Todo ello en medio de una cultura que no siempre favorece nuestra tarea, y en medio, también y por desgracia, de sospechas provenientes a veces de quienes debieran – antes al contrario – ser los primeros en manifestarnos su agradecimiento por lo que somos y por nuestra difícil misión, y ofrecernos su colaboración. Infatigablemente presentamos a nuestros alumnos la persona de Jesús y su mensaje. Y lo hacemos con amor, y con respeto a sus conciencias de hombres y mujeres libres porque ?Las ideas no se imponen, se proponen??, como recordaba Juan Pablo II en Madrid con ocasión de su última visita a España, el 3 de mayo 2005. ¡Cómo nos gustaría, don Manuel, que nuestros alumnos se entusiasmaran más por Jesús! ¡Y cómo sufrimos por saber que no siempre lo logramos! ¡Ojala que entre todos – familias, profesores, catequistas, laicos, pastores, etcétera – lo vayamos consiguiendo! Usted, con su artículo, me ha dado ideas y ánimo para seguir intentándolo. ¡Gracias!