Donar la vida hasta perderla, el único camino hacia la verdadera vida… -- Gabriel Sánchez (Montevideo-Uruguay)

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Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. (Jn. 14 6 a)
Montevideo, 30 de marzo de 2010
Con un fenomenomeno que hoy a la clásica mentalidad dominante dentro del poder, la vida, la obra, el mensaje de Mons. Romero, se ha transformado en un signo identitario de los pueblos del Sur en su lucha por la liberación y también de una Iglesia que inserta en ese pueblo, trata de ser testigo-discípulo del Señor, entendiendo que ese es el llamado mayor que desde su vida, obra y muerte, nos da Don Oscar??

Es que su mensaje esta vivo en un pueblo, que escalando la montaña de injusticia y de la muerte, ha podido revertir una historia en historia de vida, como no recordar sus palabras, si parecen luz que alumbra nuestro futuro y nos llama a levantarnos y caminar??construyendo en ese caminar el mundo de nuestros Sueños??

Como en tiempos tan difíciles para la Iglesia de las comunidades, las que mueren en Honduras, las de los mapuches que luchan por su vida como pueblo, de los pobres del continente, de la ocupación de militar de Haití, de las bases de Colombia, o la matanza de Colombianos por parte de los paramilitares afines al gobierno, no recordar la palabra de Mons. Romero ?La palabra de Dios está siendo retada por la historia;?? Así es hoy como nunca ante tanta proclamación de los derechos humanos, se nos muestra un mundo en donde los derechos de cientos de millones de seres humanos están siendo pisoteados, en donde parece que lo que medra es la ley del más fuerte??

Entonces contra toda esperanza, allí existen desde todas las confesiones o desde el agnosticismos gente capaz de repondré con su compromiso por un mundo mejor y ante la burla de los detentadores del poder, que nos dice ?al mundo se le cambia sólo con más poder, proclamamos la reuniones de los pequeños, de los pobres, que juntos y organizados podemos cambiar esta realidad de muerte??que es el reto que esta nuestra historia hace hoy a Dios??Entonces las palabras de San Romero de América se vuelven luz mostrándonos como ser verdaderos discípulos de Jesús de Nazareth ???así es siempre y si nosotros los cristianos logramos encarnarla y hacerla nuestra vida, ese reto de la historia tendrá la respuesta de la palabra de Dios en nuestra propia vida.??

?En Puebla, se dijo esta hermosa definición de Iglesia: «La Iglesia, escuela de forjadores de historia??
Si como el fermento en la masa, profundamente implicada y dentro de la lucha por hacer de este mundo un mundo más justo y fraterno, como pan ofrecido, para el Señor lo consagre??en su Reino.-

También nos enseña en clave de itinerario histórico de ese pueblo anunciando con palabras proféticas, que la Iglesia, quiere servir al pueblo hasta dar la vida??Dios quiso escuchar esta oración que Don Oscar le dirigía??y quiso escucharla con creces ?Saludamos al nuevo rector de la Universidad José Simeón Cañas, Padre Ignacio Ellacuría, que ha tomado el lugar del Ingeniero Román Mayorga. Quiero recordar a este propósito el ideal de la Iglesia en sus universidades: es institucionalizar un diálogo entre la Iglesia y la cultura de los pueblos. Ojalá la UCA sea siempre ese diálogo de la fe de la Iglesia y de la cultura de nuestro pueblo salvadoreño.?? * Esta profética oración, se verifica hoy en la vida misma del pueblo??

Ambos dieron la vida por ese diálogo, que es servicio y donación a la cultura y a la lucha del Pueblo?? y al contrario de lo que podamos pensar, nos mostró el camino del buen discípulo que es el donar la vida cada día??por el Reino, hasta que no nos quede nada, porque esa vida no se salen de nuestra manos, El las multiplica en el pueblo??y la hace resurrección en su vida, en su lucha y en toda su cultura??Por eso Mons. Romero , dirá algo, que vale para todos los mártires que sirviendo a ese dialogo entre la Fe y la Cultura fueron asesinados??también por todos los que murieron por la justicia??y por la libertad??

Pero que aparece claro, diáfano, y conmociona como un vendaval, en el caso de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y de él querido Jesuita Ignacio Ellacuría ?Se lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande humildad. Como pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por quienes amo, que son todos los salvadoreños, aun por aquellos que vayan a asesinarme. Si llegaran a cumplirse las amenazas, desde ya ofrezco a Dios mi sangre por la redención y resurrección de El Salvador. El martirio es una gracia que no creo merecer.

Pero si Dios acepta el sacrificio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y la serial de que la esperanza será pronto una realidad. Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro. Puede usted decir, si llegasen a matarme, que perdono y bendigo a quienes lo hagan. Ojala, si, se convenzan que perderán su tiempo. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás??

Es por esto que para todas las comunidades, para los que tenemos como objetivo de nuestra vidas ser discípulos de Jesús de Nazareth, debemos comprometernos con este camino de liberación, justicia y de amor??que el nos enseño, aprendiendo de Mons. Romero a donar cada día la vida por Reino, hasta donde los hermanos nos exijan.-

* Homilía del 4 de noviembre de 1979
http://www.servicioskoinonia.org/romero/varios/RomeroCeseLaRepresion.mp3

(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)