Mc 14, 12-16
?El primer día de los ázimods, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: ?¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua??? ?l envió a dos discípulos, diciéndoles: ?Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: ?¡El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos??? Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena??.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: ?Tomad, esto es mi cuerpo??. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: ??sta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos??.
1. La fiesta del Corpus, establecida por el papa Urbano IV, en 1264, por inspiración de una religiosa visionaria, Juliana de Lieja. se consideró, en el s. XIII, como la máxima exaltación de la eucaristía. Pero en realidad fue el último eslabón de una cadena de hechos que terminaron deformando el significado fundamental de la eucaristía en la Iglesia. ¿Por qué?
2. Jesús instituyó la eucaristía en la cena de despedida. El IV Evangelio corrige a los sinópticos y nos dice que aquella cena no fue la cena pascual, sino una cena de despedida. No fue, pues, un acto religioso, sino el hecho de compartir la mesa, ?que simboliza la existencia de unos sentimientos y una relación?? (L. E. Klosinski). Así, Jesús construía una comunidad nueva en el mundo, no basada en el honor y la posesión de bienes, sino en la comunión de personas. Así lo vivieron los cristianos durante los primeros siglos de la Iglesia. Y en esto estuvo el secreto de la enorme y rápida difusión del cristianismo primitivo.
3. Pero esta institución genial, con el paso de los tiempos, dejó de ser una experiencia humana y se transformó en una ceremonia religiosa, reglamentada en todos sus detalles. Así fue perdiendo importancia la comunión, con Jesús y con los demás, y fue ganando en interés la presencia de Cristo, con el lógico deseo de la gente por ver la hostia consagrada. La elevación de la hostia en la misa, la exposición solemne, la bendición con el Santísimo y la procesión del Corpus son solemnidades ante las que mucha gente muestra más respeto que ante muchas personas a las que ni se saluda, a las que se les falta al respeto o incluso se les ofende. Los cristianos necesitamos una urgente recuperación del significado y de la práctica original de la Cena del Señor..