Mt 28, 16-20
?En aquel tiempo, los Once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: ?Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y ense??ándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo??.
1. Se ha discutido mucho el origen de este texto y su significado. La opinión más autorizada indica que, aunque se produjera esta última aparición de Jesús a sus discípulos, lo que no consta es que Jesús diera este mandato a su comunidad y, menos aún, que hiciera una declaración del misterio de la Santísima Trinidad. El contenido de este misterio, tal como quedó definido en los concilios del s. IV (Nicea y Contantinopla), no está en el Nuevo Testamento. En él no se dice que existan tres personas divinas, unidas en un solo Dios.
2. En el Nuevo Testamento se afirma la fe en Dios como Padre, en Jesús como el Hijo, y en el Espíritu Santo. Es decir, se nos dice que el Dios, en el que creemos, es ante todo ?Padre?? que no se impone por su poder, sino por su bondad amorosa. Este Padre se ha dado a conocer en un ser humano, Jesús, al que se le denomina el Hijo. Así, el Hijo, Jesús, revela a un Padre profundamente humano y cercano a todos los seres humanos. Finalmente, este Dios actúa en el mundo y en la historia por la fuerza del Espíritu. De forma que los ?signos de los tiempos??, en la historia y en la vida de los ?hombres de espíritu??, nos marcan la orientación y los caminos que hemos de seguir para ser fieles al Padre de Jesús, en el Espíritu.