Ilustre Teófilo: Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del Profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: ?El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor??. Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: ?Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír??.
1. El evangelio de este domingo tiene dos partes: 1) La introducción general que Lucas le puso a su evangelio (1, 1-4). 2) El relato de la primera enseñanza de Jesús en la Nazaret (4, 14-21). La introducción de Lucas está puesta con la intención de destacar la ?solidez?? (asphaleia) con que ha compuesto su escrito. Esa solidez pretende dejar clara la fiabilidad o credibilidad que merece este evangelio. Porque se basa en la enseñanza más sólida de la primera comunidad cristiana.
2. Jesús va a Galilea, y en concreto a Nazaret, ?con la fuerza del Espíritu??. Jesús se dejaba llevar por esa fuerza. ¿A dónde? ¿A qué? El Espíritu lo llevó directamente a un pasaje ?peligroso?? del Profeta llamado el III Isaías. Era un pasaje peligroso porque, en ese texto, el Señor prometía la ?buena noticia para los pobres??, la ?libertad para los ?cautivos?? y para los ?oprimidos?? o prisioneros (Is 61, 1). Eran promesas de liberación, dichas en la oprimida Galilea, donde los movimientos revolucionarios eran frecuentes.
3. Pero Jesús complicó más la cosa porque, al leer el texto de Isaías, se saltó una línea, en la que se habla del ?día del desquite de nuestro Dios?? (Is 61, 2 b). Jesús quería libertad, pero sin desquites, ni venganzas. Porque las venganzas y los deseos de desquite no sirven nada más que para crear más violencia. Jesús quiere libertad, sin odios ni resentimientos