Lázaro (s. I)
En la memoria de la gente estaban vivas las figuras del Cristo (Ungido), de Elías y del Profeta; ellas pertenecen a “los últimos días”, cuando Dios visite a su pueblo. El sumo sacerdote y el rey eran consagrados con aceite para dedicarlos a su misión, por eso eran ungidos. Elías sería el gran restaurador o unificador de las tribus de Israel (Eclo 48,1-11). Por su parte, Dios había prometido “levantar” de en medio del pueblo un profeta tan grande como Moisés (Dt 18,15-18). Juan no es el personaje mediante el cual Dios visitará a su pueblo, sino el testigo firme de la Luz. ··· Ver noticia ···