Todo indica que el documento que llega hoy (20) a los Jefes de Estado y demás autoridades de los países participantes de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sustentable (Río+20), en Río de Janeiro, será sólo una nueva agenda de negociaciones a ser decidida en los próximos años. Esto porque los diplomáticos y responsables de la elaboración de este documento dejaron toda la osadía de lado, como ya se temía, y están llevando a los tomadores de decisión un texto débil, tanto en los aspectos económicos como en los ambientales.
Lo que debería ser un plan de acción, según Renata Camargo ?coordinadora de Políticas Públicas del Greenpeace Brasil?, se transformó en nada más que una carta de intenciones.
«El documento presentado por Brasil es extremamente débil. Parece que no se percibió la urgencia y la necesidad de los cambios. Necesitamos esos cambios para ayer. Lo peor es que los Jefes de Estado no van a cambiar nada, ellos van a, solamente, golpear el martillo sobre lo que ya fue decidido??, critica.
Renata señala que entre las decisiones más graves está la que tiene que ver con la protección de los océanos. «Ya estaba todo acordado para la aprobación de un Plan de Rescate de los Océanos en Alta Mar, pero en los 45 minutos del segundo tiempo ellos retiraron la urgencia de la implementación de ese acuerdo de protección??, lamenta, recordando que ésta es otra pauta urgente que queda para ser decidida de aquí a dos años.
El texto, con casi 50 páginas, también se refiere a la cuestión del agua, pero no hace mención a acciones, no firma compromisos de gerenciamiento de ese bien natural, ni orienta la cooperación entre las naciones para mantener su calidad, sólo reconoce su papel fundamental.
En relación con los glaciares, el texto propuesto por Brasil reconoce los riesgos que los Estados insulares corren, sin embargo, no reconoce el deshielo, ni señala medidas de protección. Para la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (Caoi) tanto los glaciares, como las cuencas hidrográficas y las zonas de alta biodiversidad deberían ser considerados intocables y protegidos de las actividades extractivas.
Tampoco hay compromisos sobre el uso de energías de fuentes renovables. Los objetivos de desarrollo sustentable están siendo empujados hacia adelante en un nuevo proceso de negociaciones. Además, estos objetivos serán voluntarios.
La Caoi señala también como grave problema el hecho de que la minería está siendo considerada una actividad compatible con el desarrollo sustentable, cuando en realidad es una de las acciones que más impactan en la vida y cultura de los pueblos, y en la salud de la Madre Tierra por la intensa contaminación y por las implicaciones sociales.
La Coordinadora Andina repudia, además, la resistencia en reconocer a la Madre Tierra como sujeto de derechos y en adoptar una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra, demanda antigua de los pueblos indígenas reforzada durante la Cumbre de los Pueblos.
El texto aprobado por Brasil también cita el principio de ?responsabilidades comunes, pero diferenciadas?, lo que para la Caoi «sólo se hará realidad si los países industrializados y las corporaciones multinacionales asumen su deuda histórica con los pueblos y la Madre Tierra, acumulada en siglos de depredación, saqueo, contaminación y colonialismo. Y si se comprometen a cambiar sus patrones de consumo y su matriz energética basada en los combustibles fósiles, fijándose también metas reales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero??.
Ante este escenario lo que resta es esperar para ver la reacción y la iniciativa de los Jefes de Estado ante el documento que van a recibir. A pesar de la poca expectativa, sobre todo de parte de las organizaciones de la sociedad civil, todavía hay tiempo, la Río+20 termina recién el viernes (22).
Periodista de Adital
Traducción: Daniel Barrantes ? barrantes.daniel@gmail.com