Enviado a la página web de Redes Cristianas
El aire fresco que comenzaba a soplar sobre la península ha cambiado de dirección y la atmósfera rancia que nos ahogaba ha vuelto a instalarse en nuestra malhadada España. Las cacareadas fuerzas del cambio se han quedado en eso: en cacareo.
No se puede luchar contra los elementos, sobre todo cuando son tantos. Está claro que en España todavía impera la mentalidad conservadora. Por eso, en estas elecciones, el bloque conservador ha superado al progresista y, el PP, el Ibex 35 y Juncker lo han celebrado con un sonoro toque de trompetas.
De modo que, felicidades al señor Rajoy, al Ibex 35, a los burócratas conservadores de la UE y a cuantos legitiman y toleran con sus votos el abordaje de este vapuleado barco llamado España. Con este nuevo éxito electoral del PP, queda patente que ni la Justicia ni los votos pueden con el prestigio y la fuerza arrolladora de la corrupción. La proporción es incontestable: a mayor número de casos de corrupción, mayor cosecha de votos.
Esta es la descorazonadora realidad para los ciudadanos con escrúpulos. Una realidad difícil de digerir que comienza con arcadas y termina provocando el vómito en los estómagos más melindrosos.
. Valladolid