El 10 de diciembre de 1948 se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, lo que consagró la fecha como Día Internacional de los Derechos Humanos. Desde entonces, organizaciones civiles aprovechan el día para pautar el debate sobre la garantía de los derechos humanos y muestran que todavía hay mucho por hacer.
En el marco de sus 50 años de actividad, Amnistía Internacional pretende reunir a cientos de miles de personas en más de 50 países para que enciendan una luz en pro de los que tienen sus derechos violados. Lugares famosos como las Cataratas del Niágara, serán iluminados con un amarillo brillante. Simultáneamente, otras acciones llamarán la atención en muchas partes del mundo.
Los chilenos, por ejemplo, realizarán el evento «Encienda una luz”, en el barrio Lastarria, en la capital del país, Santiago. La intención es presionar por la liberación inmediata e incondicional de Fliep Karma, condenado a 15 años de prisión sólo porque izó una bandera en Indonesia.
Éste es uno de los 14 casos por los cuales Amnistía impulsa la campaña «Escribe por los derechos”. Aquí, la idea es movilizar al mayor número de personas para que escriban cartas a las autoridades solicitando medidas decisivas para darle un fin a las violaciones de derechos humanos. La campaña comenzó el último día 3 y se desarrollará hasta el próximo día 17. «Personas en más de 70 países están redactando cartas, firmando peticiones, enviando mensajes SMS y emprendiendo acciones online para encender una luz por los 14 casos y exigiendo justicia por todos ellos”, informan desde el movimiento.
A su vez, Survival Internacional decidió incitar la crítica sobre el hecho de que inclusive después de 63 años de la firma de la Declaración de Derechos Humanos, todavía hay tantas violaciones. Algunas, aún siendo graves, son desconocidas para la mayoría de las personas, por lo que la ONG hizo una lista de los 10 casos de violaciones desconocidas contra pueblos indígenas.
Entre las violaciones que ya no ocurren y otras que se mantienen, Survival cita la «generación robada” de Australia, un caso en el que niños aborígenes y descendientes de las comunidades de las islas del Estrecho de Torres fueron separadas de sus familias, por la fuerza, por las autoridades británicas, en los años 1970.
Una historia mucho más reciente, pero no menos indignante, es la privación de acceso al agua en 2010 a los bosquimanos, indígenas que viven en el desierto de Kalahari, en Botswana. Mientras algunos bosquimanos se morían deshidratados, los turistas extraían agua para bañarse en piscinas en pleno desierto.
Brasil figura en la lista de Survival con dos graves violaciones perpetradas contra los indios. Grandes terratenientes mandan ejecutar a líderes para impedir que los indígenas retornen a sus tierras. En la Amazonia, el pueblo yanomami, relativamente aislado, se ve amenazado por las actividades de mineradores ilegales, aunque el país ya haya expulsado a los buscadores de piedras preciosas de las tierras indígenas en la década de 1980, cuando la etnia sufrió una masacre y contaminación por enfermedades.
Para el director de Survival, Stephen Corry, la manera de terminar con las violaciones pasa por la ratificación mundial del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que es vinculante, al contrario de la Declaración de las Naciones Unidas, que no es legalmente ejecutable.
A su vez, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, difundió un mensaje en el que expresa su esperanza por la primavera árabe y las fuertes movilizaciones en países occidentales. Convoca a todos a seguir esos ejemplos, no decaer en la lucha por el respeto de los derechos humanos.
«Cualesquiera que sean las circunstancias o la complejidad de los desafíos que debemos afrontar, el respeto de los derechos humanos no es negociable. Se basa en una educación de calidad que difunde los valores de tolerancia y comprensión. La libertad de expresión es la piedra angular de este combate”, declaró.
Hoy (9), la Unesco entregará el Premio UNESCO–Madanjeet Singh de Fomento de la Tolerancia y la no Violencia a Khaled Abu Awwad, defensor de los derechos humanos en Palestina, y a Anarkali Honaryar, afgana que lucha por mejores condiciones para las mujeres y grupos minoritarios en su país.
Traducción: Daniel Barrantes – barrantes.daniel@gmail.com
Periodista de ADITAL