Desvelando el escándalo de la pederastia clerical. Memoria de un drama inacabado -- Benjamín Forcano, teólogo

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Benjamin Forcano21.Centrar el sentido de la cuestión
En cualquier tema y más en éste, resulta difícil entenderse, si previamente no fijamos el contexto histórico de su desarrollo.
Una y otra vez, la pederastia, dentro del ámbito clerical-religioso, salta a la opinión pública en términos de escándalo e indignación popular.

En unos y otros países se publican investigaciones sobre la
pederastia, acompañada de denuncias particulares, con cifras
que alarman el sentir popular. En España, los medios de
comunicación reiteran la queja de que la Jerarquía eclesiástica se
resiste a ampliar la denuncia y a aplicar la justicia civil, según
las penas legalmente establecidas y con las reparaciones
debidas.

Obviamente, la responsabilidad recae sobre el sector
clerical-religioso, dotado de especial poder para organizar, dirigir,
enseñar y formar a los fieles cristianos. Un poder que, revestido
del manto de lo sagrado, alcanza mayormente a los menores, más
vulnerables e indefensos.

En la sociedad y dentro de la Iglesia, se dan razones que
tratan de explicar las causas de estos abusos. La Iglesia jerárquica
los admite pero como algo excepcional o de poca monta, sin que
por ello sufra menoscabo la dignidad y superioridad de la que se
cree dotada.

2. El celibato del ministerio sacerdotal no es un derecho
apostólico.
Guramente, la mayoría de la gente, creyente y no creyente,
piensa que la cuestión del celibato es algo propio de los
sacerdotes desde el comienzo del cristianismo, cuando la verdad
es que esa vinculación no se produce hasta el siglo XII.

Es en el concilio de Letrán (1139) cuando se establece por
ley que la ordenación sacerdotal no puede darse sin el celibato. Y
por ley se anulan los matrimonios ya existentes de los sacerdotes
y los del futuro.

La sorpresa llegará a más, si se piensa que esa es una
tradición que arranca de los mismos apóstoles, primeros seguidores
de Jesús. Lo cierto es que todos ellos eran casados y podían
llevar consigo sus esposas: ?¿Acaso no tenemos derecho a viajar en
compañía de una mujer cristiana como los demás apóstoles,
incluyendo los parientes del Señor y a Pedro? (1 Cor . 4-5).
Los apóstoles ejercen el derecho de seguir a Jesús como
casados y tal derecho se conserva hasta hoy en la Iglesia Oriental,
pero no en Occidente desde el siglo XII.

Y. se impone por ley porque, aunque la Iglesia se sabe
portadora de un mensaje igualitario, comprueba que le resulta
imposible alcanzarlo en una sociedad con costumbres y normas
generadoras de desigualdades. Pero como esa sociedad funciona
mediante el predominio del varón, el mismo funcionamiento podrá
lograrse en la Iglesia, si se trasplanta a ella ese predominio del
varón, reforzado con la con la imposición del celibato.

3. Condicionamientos culturales de la imposición del celibato por
ley.
Con brevedad aludiré a la importancia de ciertos
planteamientos socioculturales (Estoicismo, Jansenismo,
Puritanismo, etc.??) que han ignorado o negado la verdad original
del cristianismo sobre este punto.
Me limitaré a destacar la influencia más relevante de Manes
(Maniqueismo), con raíces en el dualismo de Zoroastro, Babilonia
y Mitra y del Platonismo-agustiniano, por ser doctrinas que cobran
fuerza en el siglo III y logran extenderse a muchas regiones
cristianas.

a) El Maniqueismo
El Maniqueismo concibe la creación del cosmos como obra de
un doble principio: uno bueno y otro malo. El mundo material
corpóreo estaría bajo la acción y dominio del principio malo; y el
mundo espiritual bajo la acción y dominio del principio bueno.

El hombre sería unión y resultado de ese doble principio y,
como consecuencia, sostendría en su interior una enconada lucha
. El cuerpo, cárcel y enemigo del alma, hay que
someterlo,liberarse de él, despreciarlo y castigarlo.
Se deduce que el hombre , en su actividad sexual, no puede
sino pecar, ya que toda su constitución anatomo-fisológica está
orientada y hecha para el pecado. El cuerpo y su ?sexo?? son partes
malas , impuras, deshonestas. Malas metafísicamente y
reprobables moralmente.

b)Platonismo agustiniano
Esta doctrina implica una excesiva separación del cuerpo del
espíritu. Separación que impide unidad y relación entre ambos y
les otorga autonomía e independencia. El espíritu trataría de
desasirse del cuerpo mediante la ascesis, la mortificación y la
contemplación.

Para San Augstín, la sexualidad del varón y de la mujer va
unida exclusivamente al cuerpo, sin que nada tenga que ver con el
espíritu. Y sirve únicamente, al igual que en los animales, para
engendrar y asegurar la perpetuación de la especie.
En ella, el varón realiza una función esencial (aporta la
semilla) y la mujer una función secundaria (aporta el terreno para
acogerla y desarrollarla).

En este proceso no hay presencia ni comunicación del
espíritu. El hijo sería fruto de un proceso biológico ciego y no
fruto de un amor interpersonal. Y toda unión sexual, incluso
conyugal, no orientada a la procreación, estaría injustificada y
sería ilícita y pecaminosa.
En esta misma perspectiva, con identidad y diferencia de
aspectos, se mueven en posteriores momentos históricos, el
Jansenismo, el Puritanismo y otros planteamientos que abordo
detenidamente en mi libro ?Nueva Etica Sexual?? (Trotta, 1996,
pgs. 19-37, 7ª edición, agotada).

4.Base de la superioridad de la clase clerical-religiosa
Desde este marco doctrinal dualista, se fueron tejiendo
normas que establecían que:
-La Castidad y no la Caridad es la reina de las virtudes.

-No existir en el campo sexual parvedad de materia,?
todo es grave??.
-Ser la impureza el pecado mas abominable, el más
indagado y reprobado en el confesonario y la causa mayor de
condenación, etc.

Se llega así a mantener el principio de que la perfección se
da únicamente en el ámbi vuelvo a to célibe sacerdotal-
religioso, que se distingue por la renuncia a todo tipo de relación
sexual. Y vuelvo a subrayar que la imperfección y pecaminosidad se da
también en el matrimonio, si la relación sexual se busca sin que
sea de hecho o intencionalmente procreativa: ?TTta enim quanta
est propter generationem??, ( ?toda ella es para la generación?? .
Sólo, por tanto, a la clase clerical-religiosa, que profesa la
castidad, le es dado conseguir la santidad y unión perfecta con
Dios. Esto justificas que, pese a los abusos de los pederastas, la
clase clerical en cuanto celibataria, no perdería su mayor dignidad
y poder.

En el fondo, el invento pretende negar la igualdad esencial
de todos los miembros de la Iglesia, constituidos con idéntica
idoneidad para el sacerdocio, la santidad y la unión perfecta con
Dios.
De modo que, sin perspectiva ni fundamentación evangélica,
la reprobación de la pederastia se hace por considerar la relación
sexual inmoral y pecaminosa en si misma. De tal pecaminosidad
se libraría la clase clerical, debido al celibato y ratificaría la
inferiodad y subordinación de los casados, en cuanto supeditados a
la maldad intrínseca del cuerpo y de la sexualidad.

Importa, por tanto, destacar que esa bipolaridad negativa
dentro de la Iglesia, no es concorde con la acción creadora de Dios
universalmente amorosa y positiva. En el ser humano, figura como
impronta constitutiva la sexualidad que, integrada en la persona,
es obra de Dios y no se precisa para llegar a un mayor grado de
perfección , renunciar a ella como si fuera incompatible con la
primigenia creación divina.

La severidad de este enfoque ha sido extremadamente
obsesiva hasta el punto de considerar ilícito y reprobable
cualquier asomo de placer sexual por sí mismo, incluso dentro del
matrimonio.

Como vamos a ver en lo que sigue, el celibato por el reino
de Dios, según practicó y enseñó Jesús, es una opción libre,
legítima y de amor transcendente, en contra de toda ley
condenatoria de la vida corpóreo-sexual del ser humano.
No es cristiana la dicotomía: ?Cuanto más alejado de lo
sexual, más cerca de Dios??, que se rubricaría por un celibato
impuesto por ley.

5. El celibato a la luz del Evangelio
Creo que los datos aducidos ilustran algunas cosas
fundamentales:

1ª) Que la Iglesia jerárquica se aparta del derecho
apostólico impidiendo por ley que todo seguidor de Jesús ?varón o
mujer- pueda hacerlo sacerdotalmente siendo casados, ya que la
ley obligatoria del celibato para ser sacerdote es contraria a su
origen.

2ª) Que la relación masculino-femenina de
compenetración e intimidad sexual es efecto y expresión de un
amor interpersonal, no pecaminosa, aunque no resulte procreativa
de hecho, ni intencionalmente.

3ª) Que, aunque es divina y natural la tendencia
masculino-femenina a la unión, lo es también la libertad a poder
prescindir de ella, no por ser vil e indigna, sino porque toda
persona es libre para una entrega de amor a otras tareas y
objetivos de intenso, noble y gratificante valor.

6- El celibato de Jesús: ?Hay quienes se hacen a sí mismos eunucos
por el reino de Dios??
Si atendemos a la cultura dominante en la sociedad judía, el
hecho de que Jesús no estuviera casado resultó insólito, pues se
apartaba de lo que era realidad y ley común: que el varon y la
mujer estaban hechos para amarse y asegurar la descendencia
humana .

Insólito también resultaba también el comportamiento no
discriminatorio de Jesús con las mujeres, consideradas como seres
inferiores al varón, equiparable su condición al esclavo, al niño,al
ignorante y excluidas de muchos aspectos de la vida religiosa y
civil. El varón tenía que dar gracias a Dios, entre otras cosas,
por no haberle hecho mujer.

Pero, hay una frase en el Evangelio, que nos lleva
directamente a comprender el celibato de Jesús. Se trata de una
frase, que pudo llegarle como un insulto, el de ser impotente al
verle célibe contra toda todo ambiente y costumbre.
Y es entonces cuando Jesús les replica: ?Hay algunos que se
hacen eunucos a si mismos por el Reino de los cielos?? (Mt, 19,12).

Jesús no les habla de eunucos con impotencia física
involuntaria, sino de los que , siendo potentes físicamente, se
hacen moral y metafóricamente eunucos, libremente. Y es lo que
resulta incomprensible y desconcertante, que Jesús se haya dejado
seducir y absorber por la realidad y urgencia de ese Reino le ha
poseído hasta el extremo de hacerse eunuco y volverlo incapaz,
nulo, para dedicarse al matrimonio.

Pero, hay más, ese Reino de Dios, del que habla Jesús, ha
llegado a este mundo, es y se identifica con su persona, la cual va
a ser motivo de división entre los hombres.
Jesús conoce bien la sociedad en que vive, cómo está
organizada, con qué costumbres y leyes, con qué tendencias y
grupos, con qué injusticias y desigualdades, con qué tipo de
religión y moral. Y ante ella, y ante el mundo, se presenta con un
nuevo proyecto de vida que abarca la total liberación del
hombre, de todo lo que le estigmagtiza y encadena.

Se trata de un proyecto nuevo, que abarca a todos,
construido sobre unas nuevas relaciones de amor y fraternidad
universal, que hace saltar todos los estrechos círculos de la
sangre, de la familia, de la raza, de la religión.
Un Reino que se fragua ya aquí en la tierra, en todas las
acciones que propugnan la dignidad humana y sus derechos, la
justicia, la liberad , la paz.

Y, además, es u n reino que no tiene término y plenitud en
este mundo, es transcendente a la tierra y a la historia; o sea , de
inauguración progresiva e n la tierra y de plenitud consumada en
el cielo. Reino que en este caminar de la historias, lleva en su
entraña la aspiración a la cumbre , a lo que un día será su
plenitud.

La predicación de esta novedad y plenitud de vida le ha
exigido a Jesús total dedicación y le ha llevado espontáneamene a
ser célibe.

7- Relación del celibato cristiano con el amor humano.
El celibato de Jesús no se impone por ley, es de opción libre
por el Reino de los cielos. La ausencia de esta su razón, estaría a
la base de las deficiencias y fracaso de no pocos célibes
cristianos, de ayer y de hoy, sin que se pueda negar por ello la
autenticidad de muchos que lo viven de verdad.
Dicho esto, me interesa mostrar la poco conocida, pero real
y significativa relación existente entre celibato y matrimonio, una
relación de alerta, sincronía y perfeccionamiento.

El celibato avisa y alerta a los casados
?? Que su íntima relación sexual no deja de ser universal.
?? Que su mutua entrega se hace desde la conciencia del
conocimiento, respeto y afirmación de la autonomía del otro,
pudiendo darse con ternura, sin afán posesivo.

?? En compañía con los demás o a solas con su pareja, la soledad
queda superada, pero no del todo, pues siempre nos asiste la
que conciencia nos interroga en qué va a quedar esa soledad.
El celibato recuerda esa otra presencia plena que nos
interroga, que nunca acaba ni desaparece con la simple
compañía humana.

?? Las deficiencias o carencia de motivación evangélica en el
celibato, no niega su validez ni anula su significado provocativo
y subversivo.
?? Los célibes lo son por exigencia y necesidad de un amor que
rebasa los límites y aspectos concretos del amor sexual,
pasan a profesar el amor desde una frontera nueva, donde
aparece en primer plano la calidad fundamental de ese amor,
como una calidad humana, profundamente igualitaria, fraterna,
universal, que supera todos los particularismos y los hace
válidos en cuanto poseídos por ese mismo amor.

?? No se es casto para sí , sino para los demás
Estamos dentro de una sociedad donde impera el hedonismo
radical y el egoísmo, en la que anteponemos nuestros intereses y
éxitos a los intereses y responsabilidades sociales, donde la meta
suprema es el tener y donde el consumir es una actitud
devorativa.

Una so ciedad en la que la que el sexo es un objeto de consumo y
el amor es algo que encierra, aprisiona o domina al objeto amado
y donde la realidad de la vida basada en el amor, en el dar, en el
compartir y en el sacrificarse está desacreditada; en una sociedad
donde resulta insoportable admitir que el amor no pasa
necesariamente por la relación genital de los sexos.

-Ahí es donde el celibato resulta novedoso, incitante y
sugeridor de una sociedad nueva, de la cual Jesús es el símbolo
real y la garantía irrevocable.
No se es casto para sí mismo, se es para los demás. La
virginidad y el celibato son portadores de un amor universal,
desinteresado, soportador de la soledad.