Elena Sanz se presenta a la Presidencia de la Conferencia Episcopal en una campaña simbólica del movimiento de cristianos de base Eliza Gara, que también reivindica el papel de la mujer, entre otras cosas. Lo que se pretende con esta iniciativa es ?denunciar públicamente la falta de democracia en la Iglesia??, subrayando el papel de la mujer, ya que nunca participa en tomas de decisión importantes.
En los orígenes y en los tres primeros siglos, la Iglesia tuvo una estructura de carácter fundamentalmente democrático.
Para designarse los primeros cristianos cambiaron el nombre primero de Secta de los Nazarenos por el de ECLESÍA:. Una palabra profana que significaba «la asamblea de los ciudadanos libres que democráticamente ejercían su cuota de responsabilidad en el gobierno de la ciudad». Y así funcionó. Decidían entre todos. Tenemos multitud de ejemplos que lo demuestran. Se elegían a los Obispos «votando a mano alzada». La Iglesia se concebía cómo una gran comunidad formada por pequeñas comunidades, cada una con su autonomía propia.
Ha habido una larga tradición en la Iglesia en que el elemento más importante de lo que llamamos «ordenación» de un presbítero o un obispo era la elección del mismo por la comunidad que debía ser presidida. Esto es lo que expresaba el gesto de la mano alzada –jeirotonía–: la participación del pueblo en la elección de sus dirigentes.
Ojala que se recupere en la Iglesia esta tradición.
Ojala que la Iglesia, defienda a ultranza el sistema democrático y la defensa de los derechos humanos no solamente hacia fuera, sino también, y sobre todo, en su seno.