Enviado a la página web de Redes Cristianas
Antes de emprender un largo viaje y a falta de que «mi niño literario» cumpla un añito en mayo quiero compartir en señal de agradecimiento y homenaje a tanta gente, sea conocida o no, algunos de entre tantos correos recibidos desde que se publicó el libro. Competir con tantos buenos libros y escritores (incluídos aquellos sensacionalistas y comerciales) aparecidos en este último año ha sido todo un reto aparte de una inmensa satisfacción (sobre todo si es uno mismo quien se lo guisa y quien se lo come) que nada ni nadie me va a quitar. Para lo que dure (porque nada hay para siempre) me quedarán estos testimonios de algunos de mis lectores. Me los llevaré conmigo (al amigo y a su palabra) esté donde esté. Serán luz y fuerza para el camino. Una vez más… GRACIAS.
1)
En cuanto al libro, enhorabuena compañero. Es maravilloso. No te lo había escrito porque soy muy gandula en esto de la comunicación escrita, como puedes ver. Quería decirte que tardé muy poco en leerlo, me absorbió por completo. Me gustaría hacer un referencia especial a las cartas que escribiste a cada una de tus hijas e hijo, con las que me emocioné muchísimo. Por supuesto, estaba sola y me lo pude permitir. Creo que eres una persona maravillosa, fantástico marido y padre, y doy gracias a la vida por haberte puesto en mi camino. Con tu libro he aprendido muchas cosas que aplico en mi día a día. Por otro lado, gracias por compartir tus experiencias con nosotros. Ahora me siento un poco menos bicho raro por pensar lo que pienso de la iglesia. M.
2)
Querido Jose, ya está, he acabado tu libro.
Son muchos los sentimientos que me embargan. Muchos.
Pero no te voy a hablar de ellos. Ahora no, algún día, espero que pronto, frente a una copa de vino. A ser posible, Ribera del Duero.
Me hubiese gustado tener un hermano-a (en resumidas cuentas, amigo-a) que hubiese compartido conmigo sus anhelos, sus miedos, sus experiencias, sus sufrimientos, sus sueños, sus dudas, sus alegrías, … todo él.
Me hubiese gustado tener un hermano-a (idem) para poder compartir mis anhelos, mis miedos, mis experiencias, mis sufrimientos, mis sueños, mis dudas, mis alegrías,…toda yo.
Me hubiese gustado tener a alguien especial para poder contarle el dolor que me produjo el rechazo de mi hija, su denuncia contra mi, mi corazón destrozado, mi vida casi rota.
Me hubiese gustado tener a alguien especial para apoyarme en él-ella para, cuando caí, me ayudara a levantar.
Me hubiese gustado tener a alguien especial para, cuando marchó de casa G. (aunque la apoyara hasta la médula para que lo hiciera), no cerrar la puerta de su cuarto por no poder soportar su ausencia.
Me hubiese gustado, me gustaría, tener a alguien especial que, en este mismo momento, me dijera: para de llorar.
Fíjate que cosas, «mis cosas» me recuerdan a «tus cosas».
Jose, reitero lo que te dije ayer: te quiero.
En espera de esa copa de vino te digo un «hasta luego».
Tan sólo una cosita. ¿cómo ?demontres?? te puede gustar Pitingo??????,
Un besito. C.
3)
Hola José Miguel.
Acabo de terminar de leer tu libro y lo primero que quiero hacer es mandarte un FUERTE abrazo virtual hasta que te lo de personalmente, posiblemente en la feria del libro o cuando nos volvamos a encontrar por algún rincón de esta isla. Creo que un abrazo y una sonrisa resume todas las palabras y elogios que te mereces. Tu historia me ha encantado. Me leí el libro de tres empujones, y porque había que dormir… He tenido la sensación de tenerte delante, hablando, con tu sonrisa radiante, tus bromas y tu energía cuando defiendes lo que crees. Ha sido genial, como una larga charla. Recordé algunas cosas de mi infancia a través de tus narraciones, muy simpáticas por cierto, que me hicieron arrancar alguna que otra carcajada.
Por citarte alguna, cuando era pequeña yo también jugaba con mi hermano y mis primos a celebrar la misa. Cuando he contado esto a mis amigos se parten de risa. Decían que era muy raro eso. Uf, menos mal, llegué a creérmelo y todo. Después de leer tu libro me siento más aliviada. Recuerdo que mi madre nos dejaba el misal del año anterior para jugar, ese libro gordo y pequeño con los lomos de las hojas dorados, y lo seguíamos toooodo al pie de la letra. Elegíamos un día del año, con todas sus lecturas, las frases y respuestas prefabricadas sin entender nada, los movimientos de las manos del sacerdote, la campanilla en la consagración (bueno, no teníamos campanilla. El que hacía de monaguillo decía tilín, tilín, tilín). Preparábamos todo el escenario: el altar con mantel y flores, el cáliz, las sillas. Consagramos muchas veces galletas María y agua. Discutíamos por querer el papel del protagonista. El cura. A veces dábamos dos misas seguidas, completitas por misal, porque mi hermano Raúl y mi primo se turnaban para ser uno el cura y el otro el monaguillo y en la siguiente al contrario (aprendimos a negociar).
Pero ahora te cuento lo mejor. Mis primas y yo también queríamos ser protagonistas y dar la misa o amenazábamos con no jugar y claro, se quedaban sin feligreses. ¿Quién se iba a arrodillar y responder cuando toca? Entonces decía bueno, vale, tú das la siguiente. Nos pegábamos las dos misas y cuando iba a hacer de sacerdote, toda ilusionada, me decía no, vamos a jugar a otra cosa. Pero si me toca a mí ahora, me dijiste que yo iba a hacer de cura… sí, pero es que no puede ser porque las chicas no son sacerdotes.
También recordé cuando fui con mis hermanos y nuestras parejas a Valle Gran Rey y nos quedamos en tu casa. Yo sabía que lo estabas pasando mal por alguna que otra carta a modo de oración que me mandaste. Tuvimos problemas por el camino y llegamos muy tarde. Tú estabas ya dando la misa. Recuerdo como una fotografía, tu imagen al fondo del pasillo, alejado de tu habitual alegría y junto a ti tu guitarra. En esa época no habían curas que parasen la misa para coger su guitarra, o cualquier otro instrumento y animase un poco aquel rollo. Siempre fuiste diferente y especial, sobre todo para los jóvenes. En ese tiempo nosotros estábamos en el movimiento de Cursillos de Cristiandad. Como ya sabes, se nos daba muy bien lo de cantar y animar. Así que nada más ver el panorama, nos pusimos manos a la obra. Atravesé muy decidida el pasillo y sin pedirte permiso (sabía que no hacía falta) te «quité» la guitarra y me la llevé a la parte trasera donde estábamos todos. Cogimos un libro de cantos de uno de los bancos y de forma improvisada elegimos las canciones y los acordes.
Mi hermano Jorge decía en alto el número para que toda la gente cantara, como si perteneciéramos a esa parroquia y animamos aquel cuadro cantando con alegría, a dos voces y todo ( ya sabes, estábamos entrenados). Tu cara se iluminó y la gente nos miraba como diciendo ¿de dónde salen? Luego fuimos a tu casa. Nos duchamos todos y nos quedamos sin agua. No sabíamos que tenías un tanque con capacidad limitada. ¡qué apuro! Recuerdo aquella bañera con patas en un baño enorme, una auténtica pieza de la antigüedad. Cenamos, charlamos, reímos… Nos sentimos como en casa.
Bueno, después de este rollo, solo decirte que creo que tu libro va a ser leído por mucha gente. Su lectura engancha. Creo que has hecho algo muy bueno, no solo por escribir un libro sino por COMPARTIR (así, con mayúsculas y a secas).
Un beso. Tu amiga de siempre. N.
4)
Hola, acabo de recibir tu libro, me lo trajo mi hija a mediodía y ya voy casi por la mitad. Te agradezco de corazón la dedicatoria y no podía esperar ni un minuto más, para decirte que me encanta todo él, lo bien que escribes, tu sinceridad y franqueza, la naturalidad y sencillez en la manera de contar tus experiencias, lo interesante que es el testimonio que das de «esa época» que vivimos y sentimos tan intensamente los de nuestra generación, en fin ¡que no he podido parar de leerlo! y ahora voy a seguir… ¡Muchas felicidades! y por favor: que escribas muchos más. Un abrazo de corazón. H.
5)
Hola, Jose!! que tal estás?? Me he terminado de leer tu libro. Es el primer libro que leo después de muchisiiiimo tiempo sin tocar uno por temas personales y ha sido muy satisfactorio. Normalmente no leo biografías ni autobiografías porque no suelen gustarme pero con este libro me he metido de lleno desde el principio. Me ha gustado mucho, mucho… me ha parecido interesante, no sabia nada de tu vida, no sabia por todo eso que habías pasado y me ha gustado mucho la forma en la que has contado tu historia. Has empleado un humor elegante, inteligente y todo ha sido muy bien contado transmitiendo todos tus sentimientos. Realmente me ha llegado mucho. Te contare una anécdota es que la semana que hizo mucho calor, tuve la necesidad urgente de irme a la playa, no a bañarme, sino a estar a la orilla del mar y, normalmente no me llevo nada de leer, no me gusta pero me lleve el libro y, en una de éstas, lo cogí, lo puse en mis rodillas y me puse a leer el capitulo de Lucia y debo decirte que me metí tan de lleno en ello que todo lo que estaba a mi alrededor no existía, me evadió mucho y disfruté mucho de ese momento. Me relajó mucho cosa que necesitaba.
Te felicito, no te digo todo esto para halagar tus oídos por amigo, sino porque realmente me gustó la historia, me gustó la forma en el que está escrito el libro, me ha gustado tu visión de como ver a esta «bendita» institución y sobre porque siempre se aprende cosas interesantes de las vivencias de los demás.
Enhorabuena!!!!!!!!!!! V.
6)
Amigo José Miguel: acabo de terminar de leer tu libro y me gustaría comentarte mis impresiones después de su lectura. Lo primero, decirte que me siento en gran sintonía con muchas de las cosas que piensas y sientes, en temas de Iglesia, en temas sociales, en valores humanos que transmites con tu vida reflejada en el libro… Luego, decirte que me descubro ante tu sinceridad en «desnudarte» en público para contar tu vida con muchos detalles íntimos.
Me parecen especialmente «deliciosas» las tres cartas que escribes a tus hijos donde les comunicas tan sinceramente tus sentimientos… Entrando en el fondo de lo que planteas en él, veo con claridad que tu decisión de ser cura estuvo muy «marcada» por la presión consciente o inconsciente de tu entorno familiar, especialmente de tu madre a quien no quisiste hacerla sufrir. Evidentemente, queda claro que tú no podías ser cura en el tinglado actual de la Iglesia, con sus condicionamientos e imposiciones absurdas. Estoy seguro que en un ambiente de comunidades cristianas de base como las nuestras, puedes perfectamente llevar a cabo todos esos valores profundos que tienes y que tantos compartimos contigo.
Tus actuaciones «ministeriales» en diversos actos celebrados así lo dejan muy claro. Justo es eso lo que necesitamos. Abrir espacios nuevos, formas nuevas…en espacios distintos a los tradicionales de la parroquia etc… Para tí como para mí, como para muchos, los ambientes y las liturgias tradicionales se nos han hecho difíciles de digerir y nos resultan irrespirables. Yo no soy capaz de asistir a la típica misa del domingo, pero me siento muy a gusto celebrando la eucaristía con los demás en nuestras comunidades en un clima de igualdad, sin ningún protagonismo, como uno más… Te felicito por haber tenido la valentía de escribir esta historia que, estoy seguro, hará mucho bien y dará mucho que pensar a quienes lo lean. En cuanto tenga tiempo, haré, como te dije, una reseña del libro y la difundiré. También debo decirte que me gusta mucho cómo escribes y cómo redactas. También en eso creo que tenemos sintonía porque a mí, desde siempre, me ha gustado mucho leer y escribir. Artículos y también poesía. Después de leer el libro me siento mucho más cerca de tí y más en sintonía. Vamos, como si hubiéramos sido amigos de toda la vida…
Un gran abrazo. J.C.
7)
Amigo José Miguel: Te envié ayer -tras acabar de leer tu libro- un correo que ahora me dice esta dichosa máquina que me había equivocado.
Al grano. Tu libro me ha gustado mucho y estoy en casi todo de acuerdo contigo. Yo soy «un mal cura», «mal Padre Paúl». Desde esta tesitura comprenderás que tenemos mucho en común. Sigo de sacerdote y ayudo en algunas parroquias de y algunos otros sitios pero soy libre -o lo intento, frente a los «atrapamientos» que me intentan hacer algunos curas.
Me hice una carrera civil y unas oposiciones a Instituto, y ahí me he jubilado. Mi licenciatura en Teología no me sirvió de ninguna facilidad en la Universidad. Pero salí adelante desde unas oposiciones libres y sin ninguna puntuación.
Tu libro, que me lo regaló nuestro amigo común I.S., que hoy es su santo, me ha gustado mucho por tu valentía y sinceridad. Conozco algunas situaciones que tú describes. Pero «ellos» me importan un bledo.
Vivo en esta isla desde hace 40 años; nacido en la península y vivido en muchos sitios…
Pero hablemos de ti.
Me ha gustado tu coraje y honestidad en cuanto a pensar y a actuar libremente. ¡Adelante! Tu libro lo prestaré a algún otro «hereje», pero con vuelta.
Un abrazo desde la amistad. A.P.
8)
Estimado Sr.:
La Biblioteca General de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria está interesada en recibir la siguiente publicación con el objeto de incorporarla a nuestro fondo documental:
?Y la iglesia se topó conmigo: autobiografía de un cura insumiso y rebelde??
Por este motivo le solicitaría, si fuera posible, el envío de la misma a nuestra Biblioteca.
Quedando a su disposición, le saluda atentamente. T.
9)
Querido amigo,
En primer lugar agradecerte la invitación a la presentación de tu libro.
Hoy que he estado sola en casa (es cuando me gusta leer), he empezado a leerlo y salvo para ir al mercado y luego comer algo, no he podido parar hasta terminarlo, de verdad que es como tú » sencillo en su lenguaje, lleno de ternura, pasional y con mucho, mucho sentido del humor», he soltado algunas lágrimas y a su vez me he reído con tus ocurrencias. Eres una persona valiente, noble y nada conformista ( lo eres desde que te conozco)
Tu amiga de siempre. O.
10)
Hola Jose:
Te escribo para felicitarte por la bonita presentación del viernes.
Fue emocionante no sólo porque podía sentir el cariño de la gente que te acompañaba sino porque transmitías la ilusión por el trabajo realizado.
Varias veces me emocioné durante el acto… pero lo más lindo fue ver el apoyo de tus hijos y amigos.
Hemos empezado a leer el libro en casa y a todos nos ha enganchado…
Gracias otra vez por permitirme compartir ese día contigo. Me siento inmensamente afortunada.
Muchos besos. N.
11)
Muchas gracias por tu libro, José Miguel.
Me encanta el texto de la descripción sobre todo el final «para todos aquellos que ven la vida como un regalo maravilloso del que debemos disfrutar con pasión y alegría». Por ello te deseo mucho éxito. Lo compartiré entre mi comunidad. Puede ser un buen regalo de Reyes :)
Un fuerte saludo. M.F.
12)
¡¡GRACIAS POR TU LIBRO!!!!
Ha sido de lo mejor que me ha pasado en este año que termina.
Tengo tantas cosas que decirte tantas emociones tantos recuerdos tanta ignorancia.
Me siento muy triste de no poder ayudarte cuando lo necesitabas.
Pero muy feliz de que hayas pasado por mi vida.
De hecho Jesús de Nazaret esta en mi gracias a ti y a Ismael.
Tengo un libro que me diste:» el Dios en quien no creo»
Coincido contigo en muchas ideas y en las recomendaciones de tus libros.
Tengo la mayoría. Y muy importante: Nuestros hijos.
La carta a tus hijos me ha servido para escribir la mía a mis hijas. Tengo costumbre cada día de Reyes dejarles una carta. Un regalo que no es material.
Me gustaría poder hablar de lo que me ha ayudado.
Sabes? Lo compre en Junio y lo tenia en casa. Pero con tanto que hacer en clase lo deje para más adelante. Y un día me llamo un amigo de la Palma que te escucho por radio y quería tu libro, tú bautizaste a su hija que hoy tiene 33 años.
Se lo lleve y yo lo leí en Navidad.
Gracias de nuevo!!
13)
Estimado Izquierdo (sabrás que compartimos claustro y mantel. Pues sí, lo segundo).
Compartimos seis años en el Seminario viejo y estrenamos el nuevo. Después de eso nos vimos una vez en una playa del Puertito de Güímar y otra en el homenaje a don Veremundo, Candelaria, 2010. Vas unido a recuerdos imborrables de aquellos años 60 y 70 del siglo XX. Teatro, música, deporte, capilla: «Don Bosco, un amigo» lo recuerdo en tu voz tronera en la vieja capilla junto a los pabellones y al estadio La Pedrera. Todo eso y mucho más lo plasmas en tu libro que me acabo de leer en dos sentadas el miércoles 19 y el jueves 20-D. Me habían hablado de él, leí comentarios al respecto y sentí no poder oír la charla de su presentación en el Centro de la Cultura Popular Canaria. En fin, que me empapé de tu libro, magníficamente redactado, con amenidad y, sobre todo, con esos guiños cómplices a quienes vivimos similares experiencias.
Como facilitas tu correo, te comento algunas cosillas que anoté al hilo de la lectura, como acostumbro:
*1º. A) El propio título «Y la Iglesia se topó conmigo. Autobiografía de un cura insumiso y rebelde», evocó al Quijote de Cervantes: En la segunda parte, capítulo nueve, escribe: -«Con la Iglesia hemos dado, Sancho». En la páginas 223 aclaras certeramente entre paréntesis «aunque en realidad no le dijo exactamente eso». El motivo del cambio de la frase parece deberse a que «la crítica literaria del siglo XIX interpretó que Cervantes había construido una expresión irónica y anticlerical, y puso de moda la frase ‘Con la iglesia hemos topado’, de modo que se convirtió en una frase proverbial para señalar el peligro o el enfrentamiento con la autoridad». (‘Dichos y frases hechas’, J. Calles V., B. Bermejo M., Ed. Libsa, Madrid, 2000).
B) Me recordó el libro de Domingo Reyes Naranjo, «Metamorfosis de un cura canario», editado por el CCPC en 2007. Como el título sugiere, su autor grancanario relata una experiencia vital semejante a la tuya. Quizá lo conoces. Recomendable.
*Pág. 56: Me adhiero plenamente al homenaje que le haces a nuestro común maestro don Veremundo Morales Cruz.
*Pág. 57: «… me encontré con un viejo amigo: el latín, y con un hueso muy duro de roer: su profesor. Esta vez el problema no era la asignatura en sí, sino un cura vasco llamado don Víctor Echeverría, una eminencia en latín, griego y hebreo.» En realidad, cometes un simpático lapsus linguae: En realidad se trata de don Víctor del Valle Cardín (archidiócesis de Oviedo 1905 – La Laguna 1978) quien se ordenó aquí y estuvo en varias parroquias de Tenerife (Icod el Alto en Los Realejos, Barranco Las Lajas en Tacoronte…) y en el Seminario impartió Introducción a la Sagrada Escritura, Latín, Griego y Matemáticas. (Nota necrológica del Boletín Oficial de Obispado).
El lapsus aludido viene -supongo- de que al libro ‘Gramática Latina Teórico Práctica’ lo llamábamos «el Goñi Echeverría», por ser sus autores el DR. D. BLAS GO?I Y EL LIC. D. EMETERIO ECHEVERRÍA, CATEDRÁTICOS EN OTRO TIEMPO DE LATÍN Y HUMANIDADES EN EL SEMINARIO CONCILIAR DE PAMPLONA.
En 1963 iba por su décimoquinta edición con 11.000 ejemplares.
(En las clases de latín y griego me dedicaba a tomar nota de sus «frases heterodoxas» que ascienden a 107, clasificadas por temas. Veo, con satisfacción, en la pág. 111 su típica «ni pajolera idea»; en las 136 y 138 será «ni puñetera idea» y en la 108 simplemente «ni idea». ¡Cambian los tiempos, compadre! Las huellas permanecen.
*Pág. 76: ¡Tengo unas ganas de que el DRAE recoja «distributario» con la acepción de delegado o encargado del buen orden en algunas instituciones!
*Pág. 89: Al obispo don Luis Franco Cascón le dediqué en su día un artículo y en el que muchos coinciden en su distanciamiento del pueblo.
*133: Varios amigos me han comentado la consideración de La Gomera como lugar de destierro. «Mandan allí a los curitas recién salidos del Seminario porque están cargados de fortaleza espiritual; si no, pocos resistirían, ya que las jóvenes gomeras son «muy generosas y entregadas», por lo general. También depende de tu consideración ante «los superiores».
*167: Jesús «no fundó una Iglesia, sino un movimiento de fe al alcance de todos los seres humanos» (apuntas, citando a José María García Mauriño). Pregunto: ¿Cómo entender la cita de Mateo 16, 18: «Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».
*169: Profundamente de acuerdo contigo al revelar que encontraste «… pasotas, ateos, drogadictos … que tenían unos valores humanos que muchos que se consideraban «de la iglesia» -incluso yo mismo- no tenían.»
*Id.: Suscribo cien por cien: «hablar del Evangelio con palabras de ánimo, esperanza, alivio y alegría». ¡OTRO GALLO NOS CANTARA, EN BUENA FE!
*174: Miguel Castro Sánchez (Plasencia, Cáceres) se ordenó el 29 de junio de 1969 en la Parroquia de San Bartolomé, Tejina, La Laguna. Durante algún tiempo fue mi distributario en la Purísima, por ausencias de Pedro M. F. de las Casas.
*179: Comparto tu definición del más sublime estado: «me sentí tremendamente amado». Gracias por escriturarlo.
*209: «ese libro [el de latín] que nada más aprobar la asignatura estampé contra la pared de la habitación». Conocido por «el Goñi». Don Víctor del Valle se sabía hasta las páginas donde estaba lo que quería enseñar. ¡Dominio de la materia!
En fin, Jose, gracias por compartir estas vivencias. Un magnífico libro que, por esperado y leído con ansia, me está llevando a retomar la lectura en papel, sustituida últimamente por el formato digital. Así que ánimo y felicidad para ti y los tuyos en estas fechas y en todo tiempo y lugar. A mí me tienes trabajando de maestro desde 1981. Llevo una temporadita de 28 años en mi pueblo.
Puede que coincidamos nuevamente por esos caminos para conversar. Hasta entonces, un saludo de este amigo que te aprecia, el mismo que compartió contigo algunos escenarios. ¡Ah, pillín, si me hubieras dicho en Candelaria que apuntaste mi teléfono para ayudarte en algún aspecto del libro que ya tendrías en mente…! Lo hubiera hecho con gusto porque algunos capítulos dan para más, sobre todo para quienes tuvimos oportunidad de vivenciarlos.
Un abrazo y sobre todo, salud. A.G.
14)
Hola José Miguel, ¿Cómo estás? Soy P. tu compañero de curso del Seminario.
He leído tu libro y me ha gustado mucho; a parte de ser de amena lectura, los dos aspectos, tu autobiografía y tus opiniones sobre la iglesia católica, son bastante desinhibidas y atrevidas.
En cuanto a tu autobiografía, veo que has vivido intensamente alegrías y sinsabores, que has disfrutado y sufrido. De uno u otro modo, la vida es así para todos y para nadie es un camino de rosas. Yo te recuerdo alegre, espontáneo, sociable y extrovertido y eso es lo que capto al leer tu libro.
Estoy de acuerdo en tus opiniones sobre la iglesia católica, yo también sufrí el desencanto. El último año que estuve en el Seminario se me hizo cuesta arriba ya que, desde tiempo atrás, intuía cosas que no me cuadraban. Tomé la decisión de irme y, al cabo de algunos meses, me di cuenta de que fue lo mejor que podía haber hecho. Seguí como un año y pico más ?vinculado a la iglesia?? porque iba a misa los sábados y a veces también los domingos, pero más que nada lo hacía porque el cura quería que yo cantara; pero llegó un momento en que ya se me hacía insoportable y corté radicalmente. Me pasé al bando de los agnósticos. Dicen que los exseminaristas, por lo general, son los que más despotrican de la iglesia; pues conmigo ocurrió así.
Luego, con el paso de los años, me he vuelto más tolerante con la iglesia y la admito como una opción más, pero lo que no puedo soportar es que pretendan imponer su ideología y su moral a los demás, queriendo hacer ver que sólo ellos están en posesión de la verdad.
Bueno, pues te felicito por tu libro. Estoy seguro que a muchos que lo lean, o que lo hayan leído, le aportarán conocimientos que es bueno saber. A al mismo tiempo le podrá servir a algunos curas que puedan estar pasando por lo que tú pasaste.
Finalmente, me gustaría saber si ha habido alguna reacción por parte de la iglesia, o de alguno de sus miembros, o de algunas personas en general, aunque supongo que algunos te habrán puesto de vuelta y media.
Saludos. P.