Enviado a la página web de Redes Cristianas
Criticaba yo a mi hija por vivir pegada al móvil como si éste fuera un apéndice de su persona. Pero, mira por dónde, el otro día lejos de mi casa, al palparme los bolsillos en busca del dichoso aparato y comprobar que me lo había olvidado, me sentí desarmado como un caballero andante sin su escudo y su lanza.
¿A dónde iba yo sin WhatsApp, sin mis contactos, sin correo electrónico, sin calendario, sin grabación de voz y de video, sin máquina de fotos, sin linterna, sin GPS, sin reloj, sin alarma, sin acceso a mis documentos, sin música, sin internet, sin diccionario, sin noticias y sin conexión con el mundo?
Yo, que en los años setenta aún labraba la tierra con arado romano, viajaba a lomos de caballo y me comunicaba por carta manuscrita, ¿cómo iba a imaginar que hoy estaría enganchado al móvil disfrutando y sufriendo la revolución de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación?
Valladolid