Dejen tranquilo los obispos y los meapilas a José Bono -- Enric Sopena

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El Plural

A José Bono se le ha echado encima lo que queda del Tribunal del Santo Oficio, que son la mayoría de los cardenales y obispos españoles, los integristas católicos adscritos a movimientos fundamentalistas y la derecha seglar. El diputado del PP Ignacio Cosidó trata de llevar a Bono por el buen camino, no quiere que se descarríe como si fuera una oveja negra. O un hereje de los maravillosamente descritos por Miguel Delibes en su libro El Hereje, novela que transcurre en Valladolid el siglo XVI.

Era aquella una España dominada por la Inquisición, donde no había libertad religiosa. De hecho en España no la ha habido casi nunca, aunque la situación haya mejorado sustancialmente desde la Constitución de 1978. Uno de los protagonistas del relato es Cipriano Salcedo, próspero comerciante vallisoletano, quien se reunía con amigos de confianza, ilustrados para su tiempo, con inquietudes espirituales y con cierta admiración por la doctrina luterana en su versión reformista respecto al Papado y al conjunto de la jerarquía eclesiástica.

?¡Que inventen ellos!??
Cabe leer esta frase: ?La afición a la lectura ha llegado a ser tan sospechosa que el analfabetismo se hace deseable y honroso??. Se trata de la misma o similar lógica al del ultramontano deseo de ?¡que inventen ellos!?? También conecta con el grito del populacho en el Madrid de ?¡vivan las caenas!??, cuando Fernando VII abolió la Constitución de Cádiz y restableció el absolutismo más retrógado. Es decir, que la ?España de charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María?? ?escrita por don Antonio Machado, que murió en el exilio, en Colliure, huyendo de la Barcelona caída en manos de las tropas franquistas- no es una fantasía o un desvarío, sino que ha sido, y parcialmente sigue siendo, una realidad.

El diputado Cosidó
Dejen tranquilo, los obispos, los presbíteros y los meapilas, a José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, tranquilo con su conciencia. ?No se puede servir al mismo tiempo a Dios y al diablo??, bramaba el otro día en su blog el diputado Cosidó, arremetiendo contra Bono por haber votado ?sí?? a la nueva ley que regula con mayor rigor el aborto. Se han empeñado en que sólo haya católicos de derechas y lo van a conseguir muy pronto al paso que vamos. Cosidó pertenece al GEES ?de la factoría FAES- y es un neocon acreditado que, por ejemplo, advirtió hace algún tiempo de que los ?inmigrantes musulmanes?? pueden acabar siendo un ?riesgo para nuestra democracia??.

Matamoros, sin espada
El párroco de la localidad riojana de Nieva, en la sierra de Cameros, José Luis Fernández, que no es un capellán tridentino, sino abierto al mundo, le quitó valerosamente, hace dos veranos, la espada a la imagen de Santiago, que la blandía contra los moros. ?Decidí poner la espada a los pies de Santiago como un símbolo de aplastar la violencia??, predicó el cura Fernández. Se quedó sin espada Santiago a quien la carcunda llama aún Santiago Matamoros y le añaden la leyenda de que ?cierra España??. Entre los amantes del ?cierra España?? y de ?Matamoros??, no figura ?estoy seguro- José Bono y sí, probablemente, Cosidó.

Quemados en la hoguera
Bono es católico practicante y socialista. ¿Por qué ha de estar sometido a vigilancia, unos quinientos años después de lo que le ocurrió a Cipriano Salcedo? ¿Qué le pasó, al final, a Salcedo, según la narración de Delibes? Que él y el resto de herejes murieron en Valladolid quemados en la hoguera. Fueron condenados por la Inquisición, la defensora de la fe cristiana.

Enric Sopena es director de El Plural