Enviado a la página web de Redes Cristianas
Al celebrar el cincuenta aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, comunidades cristianas, parroquias y movimientos pastorales de la diócesis de València, nos reconocemos deudores de sus impulsos y tributarios de sus logros. Con él aprendimos a ser personas más humanas y mejor cristianas. Por sus orientaciones y dinamismos renovadores, el Evangelio de Jesús de Nazaret sigue vivo en el camino de los pueblos, en las luchas históricas y en la construcción de un mundo más humano.
?? La Iglesia, que recibió el don del Concilio, no es todavía la Iglesia conciliar. Necesitamos afianzarnos como Pueblo de Dios (que precede a los ministerios ordenados, al laicado y a la vida religiosa) con idéntica dignidad y diversidad de responsabilidades. Esta idea central del Concilio no ha fecundado las estructuras institucionales, jurídicas y organizativas de la Iglesia.
La inercia de lo instituido y las estructuras pre-conciliares han devorado el dinamismo conciliar.
Es tarea de todos y todas impedir que la lógica del poder dificulte la realización como Pueblo de Dios y que el Derecho Canónico sofoque el espíritu evangélico. Es hora de hacer una nueva alianza entre sacerdotes y laicos, jerarquía y fieles, institución eclesial y mujeres, obispos y teólogos, para desplegar el potencial de Pueblo de Dios.
?? El Concilio propuso que el discernimiento de los signos del tiempo, la lectura de las Escrituras y el diálogo con los hombres y mujeres de buena voluntad, fueran el camino normal de búsqueda de la verdad en una Iglesia que no tiene respuestas hechas para cada cuestión.
Devolviendo la Biblia a las personas creyentes, nos enseñó a leerla en la escucha comunitaria y desde los signos del tiempo. Revalorizó el uso de las lenguas propias en la liturgia, lo cual, con gran escándalo, no se ha realizado en nuestra Archidiócesis. Con él aprendimos a vivir como ciudadanos y ciudadanas en la ciudad secular y a convivir con otras visiones plurales del mundo y de la vida; a participar en la vida pública sin violencias ni imposiciones; a no tener miedo ni angustia por ser minoría.
Sin embargo, se han perturbado los tiempos del diálogo sincero y la escucha leal, lo
cual ha llevado a posiciones sectarias, intolerantes y partidistas. No nos identificamos con actitudes que llevan a encerrarse tras los propios muros ni con quienes intentan, con imposiciones, zanjar investigaciones científicas, teológicas o morales y prácticas pastorales que quieren abrir nuevos caminos para la fe y la experiencia de Dios.
?? En el Concilio Vaticano II, la Iglesia inició el camino real y visible hacia la mundialización, hacia su real catolicidad.
Para aprender a pensar, vivir y celebrar como Iglesia mundial, necesitamos tender
puentes hacia las corrientes del pensamiento actual, las culturas tradicionales, las sabidurías mundiales. Necesitamos las aportaciones de las teologías de la liberación, feministas, africanas y asiáticas y el diálogo interreligioso. Necesitamos colaborar en una ética compartida y compasiva que privilegie a quienes se encuentran en peor situación, desactive los gérmenes fundamentalistas del capitalismo y, sobre todo, achique las desigualdades mundiales.
A la luz del dinamismo conciliar desarrollaremos los impulsos sociales y políticos sobre cuestiones candentes como la propiedad de la tierra, la especulación sobre el suelo y los recursos del futuro, los problemas de la vivienda y el compromiso con las generaciones venideras.
Hay que recuperar la intuición conciliar sobre el destino universal de los bienes de la tierra (G.S. n.69), conscientes de que ???El derecho a poseer una parte de bienes suficiente para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde??.Quien se halla en situación de necesidad extrema tiene derecho a tomar de la riqueza ajena lo necesario para sí.??
?sta es la buena noticia que traerá liberación para los pueblos empobrecidos, emancipación para quienes están en paro y energía para las familias desahuciadas.
Fòrum Cristianisme i món d?avui
València, 1 de diciembre de 2012