Parece que van en aumento los trabajadores que, con angustia, se acercan a la pobreza. Aquel mercado de mano de obra de los países, del llamado tercer mundo, en los que millones de personas ofrecían al mejor postor su jornada laboral por una pequeña cantidad económica, ha llegado aquí también. Este tipo de mercado ha dejado de ser una realidad sólo de ese tercer mundo y ya nos estamos encontrando con personas que trabajan, pero que no ganan para vivir.
Con sólo dar un vistazo a los datos que arrojan algunas estadísticas emanadas de los estudios de la celebración del Año Europeo contra la pobreza y la exclusión social, constatamos que en Europa más de 80 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Un 8% de las personas que tienen trabajo ganan unos salarios que no les permiten salir de la pobreza.
La verdad es que son personas con trabajo, pero son unos trabajos tan precarios y sencillos que, aunque estas personas no sean un colectivo nuevo, sin embargo, por desgracia van en crecimiento. Se está detestando un traslado de los niveles de pobreza. Aumenta el colectivo de la pobreza severa en detrimento del de la pobreza más o menos tolerable.