Todo empezó con un libro, hace ahora 40 años. «Teología de la Liberación, perspectivas», escrito por Gustavo Gutiérrez, marcó el punto de partida de un movimiento que recorrió todo el mundo, con especial incidencia en Iberoamérica, y que colocó a los pobres de entre los pobres en el centro del trabajo pastoral y teológico de una Iglesia recién salida del Concilio Vaticano II y que aún debía poner en práctica muchos de sus acuerdos.
Cuarenta años después, el espíritu de la Teología de la Liberación continúa, y muchos de sus postulados -la lucha por la igualdad, la dignidad, la opción preferencial por los pobres, el compromiso martirial- siguen estando vigentes. Pese a que la vieja Europa, la vieja Roma, en ocasiones esté más ocupada -y preocupada- por la cuarta que va del bolsillo a la bragueta, y por todo lo tocante al hisopo y la liturgia, que por los Cristos que habitan en nuestro mundo globalizado. Salud a la Teología de la Liberación, como una más: necesaria, no excluyente, dentro del imprescindible diálogo entre los seguidores de Jesús.
baronrampante@hotmail.es