Cuando un cura amó como adolescente, los comentarios de los lectores -- Ricardo Próspero(México)

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Religión Digital

Guillermo Gazanini Espinoza. Escribir para el blog de Ricardo Próspero ha sido muy gratificante
Hace unos momentos me puse a revisar los posts con los que he colaborado y uno de los que ha recibido comentarios, por demás interesantes, fue el que colgué el 1 de febrero de 2007 titulado ?Cuando un cura amó como adolescente?? y que a pesar del transcurrir del tiempo, sigue recibiendo opiniones de nuestros lectores,la última fechada el 2 de julio.
Consideré reproducir estos comentarios especialmente por sus autores ya que algunos de ellos se dicen sacerdotes y expresan ideas que merecen ser conocidas; otros, de mujeres que dicen estar enamoradas de curas.

Además este post está ?enterrado?? debajo de otros más por lo que no es muy fácil enterarse, de forma inmediata, de lo que han escrito nuestros lectores por lo que, creo yo, merece ser conocido.

Uno de ellos es ?Admirador??, sacerdote, cuya aportación refleja una gran pasión y conflicto por el enamoramiento que siente por una mujer que define como joven, bella e inteligente:

?Soy sacerdote de más de 25 y pensaba como me enseñaron, que a mi no me podía pasar, me enamoré, conocí el amor una tarde cualquiera cuando la vi entrar a misa, supe que era ella, y por eso me alejé, la admiro por su profesión, es bella, inteligente, lo tiene todo, juventud. Es un peligro que aun dejándole de hablar me ha tocado, porque la amo en silencio y oración- me enoja amarla tanto, tenía una sola posibilidad de sentir amor por una mujer, y la vine a encontrar «ella» la amo, no se lo diría nunca, la amo mucho, por eso no me relaciono con ella y hasta la maltrato, porque hago lo que me enseñaron me alejo del peligro, pero, ya estoy en él ,porque la amo, y me desdoble en dos, desde que la conocí somos tres, Dios, ella y yo. Cuando se me para delante, me pongo mal, tiemblo, es el amor que Dios me muestra el que nunca creí sentir. Cuando caso a las parejas, ahora sé porqué se unen, y lo felices que son ante el altar??.

Me llama la atención este fragmento: ?A mi no me podía pasar??. Los seminarios pretenden una formación integral del candidato en cuatro aspectos: humano, espiritual, intelectual y apostólico; sin embargo, la balanza no siempre está en equilibrio; desde mi experiencia, la formación se acentuó en el área intelectual y muchos aspectos de los candidatos al sacerdocio eran evaluados desde este ámbito. El lado espiritual iba de la mano con las prácticas cotidianas de la celebración de las horas y la eucaristía, además de las devociones personales y comunitarias. La espiritualidad personal había de depositarse en la confianza del director espiritual, quien podía ser un sacerdote venerable y experimentado o joven e inexperto que guiaba las conciencias.

En el Seminario Conciliar de México, por ejemplo, después de destaparse los escándalos de los curas pederastas en Estados Unidos en 2004, se echó a andar la maquinaria para advertir a los candidatos sobre estos asuntos lamentables y prepararlos con elementos que equilibraran su ?afectividad??; sin embargo, era una especie de reacción, una advertencia a los seminaristas para que controlaran su sexualidad. Los signos del enamoramiento debían ?sublimarse?? y no pocas veces el aspirante debía luchar en solitario con sus sentimientos creando un tremendo conflicto entre la fidelidad a la vocación o sus tendencias por amar a alguien. ?Admirador?? describe bien este conflicto porque ahora, en la realidad cotidiana, el sacerdote ya no está protegido por los muros de la casa de formación donde es casi nulo el contacto con las mujeres. Ahora, en la parroquia, la realidad es diferente y prácticamente está solo en este conflicto, él sabría cómo manejarlo tal vez con elementos insuficientes que no se adquirieron en la formación.

Otro comentario a destacar es el de ?Esther??. Ella ha publicado dos opiniones, una de ellas respondiendo a ?Anónimo?? ante esta angustia que vive por no poder demostrar su amor. Ella escribe: ??? ¿Cree que puede vivir su vocación de forma plena experimentando lo que siente por esa mujer? Me surgen muchas dudas al respecto con este tema tan importante para mí, pues yo también estoy padeciendo una situación límite con respecto a un compañero suyo que no quiero turbar con mis inquietudes y créame que no es nada fácil como lo puede ser también para usted. ¿No se ha parado a pensar nunca si ella lo ama también y lo que puede estar sufriendo en este momento? Se lo digo porque yo soy la otra cara de la moneda y sé lo que se sufre por esta clase de amor. Usted se merece ser feliz y Dios solo quiere la felicidad de sus hijos????

Ya ?Esther?? había enviado un comentario compartiendo el enamoramiento que sentía por un cura: ?Seré directa, estoy enamorada de un sacerdote. Los dos somos jóvenes y compartimos muchas horas del día juntos, como compañeros y muy buenos amigos siendo correctos y manteniendo las distancias. Me siento sucia por tener este sentimiento, aun siendo amor verdadero. Hay veces que parece que él también siente algo, pero no quiero malinterpretar las cosas. Esto de vivir con amor reprimido es tremendo, imagínense si él sintiera lo mismo. Dios quiere que seamos felices, por qué tanta represión??? Y termina afirmando que los sacerdotes son: ?Hombres que la mayoría son excelentes ejerciendo su ministerio y que además pueden ser (incluso los veo más capacitados que otros hombres) mejores esposos y padres debido a la inmejorable formación que poseen, pueden llegar a formar una familia con unos fuertes cimientos cristianos??.

De los comentarios que ?Esther?? envió resalta la respuesta a ?Admirador??, evidentemente porque está en esa incertidumbre por saber si el cura al que ama ?siente lo mismo??. ?Admirador?? nos comparte toda esa confusión y sentimientos encontrados y ?Esther?? así parece afirmarlo: ?¿No se ha parado a pensar nunca si ella lo ama también y lo que puede estar sufriendo en este momento??? Estas palabras son el pálido reflejo de lo que convulsiona a dos almas que se creen identificadas con otro ser humano. La condición del orden sacerdotal suscita todas las cuestionantes sobre la pureza o no de estos sentimientos y el remordimiento por situarse en una condición de pecado.

Yo respondí a ?Esther?? su primer comentario con lo siguiente: ?Desde mi punto de vista, el amor es algo natural, normal y bello en todos los seres humanos, pero hay que saber discernir y distinguir entre los signos del verdadero amor y del enamoramiento como pasión. Hay que resaltar un punto de tu comentario: «Me siento sucia por tener este sentimiento», lo que debería ser un signo para explorar y discernir tu interior ya que, es justo mencionar, el sacerdote a quien muestras tus afectos, hizo un compromiso libre que no le exime, de igual forma, para hacer un análisis personal, maduro y responsable de sí mismo y de la coherencia sacerdotal.

Ahora podría haber otro punto de discusión cuando mencionas que los sacerdotes podrían ser «mejores esposos y padres debido a la inmejorable formación que poseen», precisamente la formación que se imparte en las casas de formación y seminarios orientada a la madurez celibataria optando por la vida sacerdotal y soltera??.

Como es evidente, los seminarios no preparan para el matrimonio. Aún cuando se destacan las bondades de la condición matrimonial durante la formación, en muchas ocasiones los responsables de la dirección de los candidatos dan gracias a Dios por ser curas y no tener las responsabilidades como fundar una familia, pagar las cuentas ordinarias de la casa, ser padres, criar a los hijos y todas las cosas que el mundo real exige.

Tal vez esto manifieste un signo de irresponsabilidad y abra una brecha enorme entre quienes tenemos que vivir todos los días los riesgos cotidianos de la existencia y entre los que están seguros bajo el manto protector de la santa madre Iglesia. Por eso, la frase de ?Esther??, ???podrían ser «mejores esposos y padres debido a la inmejorable formación que poseen», tendría sus puntos de controversia. No todo lo que se aprende en el seminario es inmejorable.

?Thomas Hennigan??, sacerdote y lector nuestro, afirma en su comentario que el sistema de los seminarios ha fallado: ?Soy sacerdote desde hace 25 años y considero que este tipo de comportamiento demuestra una gran inmadurez. Ha fallado el sistema de formación en los seminarios Yo he trabajado también en seminarios. Lo del celibato opcional es un engaño, lo que hace falta es la madurez y asumir con seriedad y responsabilidad los compromisos asumidos. El celibato es otro modo de amar, de amar primero a Dios, a Jesucristo y que ?l sea el único necesario, luego practicar la caridad pastoral siguiendo el ejemplo del mismo Cristo. Eso, como la vida matrimonial, exige una dedicación constante, diario, trato íntimo con ?l, que se llama oración??.

Efectivamente, la formación en los seminarios deja lagunas muy grandes en los recién ordenados. Cuando el neosacerdote es enviado a la vida pastoral tiene el balón en su campo porque su responsabilidad está en reactivar, todos los días, el sentido sobrenatural del celibato tomando conciencia sobre la opción que ha hecho, ponerse «frente a frente», el hombre-sacerdote, y darse cuenta de la condición libre que ha asumido por el don de la vocación que alguna vez aceptó con gran alegría sin importar todo lo que implicó: dejar familia, dejar matrimonio, dejar a alguien concreto a quien amar.

Lamentablemente hay casos muy difíciles que los lectores no ignoran. La inmadurez de algunos ministros les ha llevado a tomar partida por una doble vida. Ahora no hay que descartar que algunos de ellos han sido ?abandonados?? cuando carecen del apoyo en su ministerio y no hay lazos fuertes con el obispo a quien debería verse como padre. Cuando esto sucede, podría darse el caso en que el cura se refugie en la comprensión y cariño de una mujer y, en la situación extrema, enredar más la madeja al generar descendencia. En esta condición, el cura vive la doble vida a la que se ha hecho mención, una ?casa chica?? donde mantener a su mujer e hijos; de día trabaja en la parroquia y de noche es padre a escondidas. El dilema puede ser tremendo porque la persona no encuentra una realización total de su existencia.

Sin embargo, debido a las ?privaciones?? a las cuales están sometidos los curas, algunas personas justifican la necesidad de hacer legítimo lo que se vive a escondidas, como lo expresa ?Patricia Sánchez??, al decir que los curas ?tienen derecho de amar y ser amados, son personas que están muy solos; claro que espiritualmente no lo están pero en su vida diaria necesitan del amor de una mujer; por tantas privaciones nadie quiere ser cura y curas es lo que mas hace falta. Que todos los curas que se encuentren enamorados luchen por la mujer amada, de esa manera no tendrán que amar a escondidas??.

?Leire??, en otro comentario, pregunta por qué existe el celibato. Ella manifiesta estar enamorada de un cura y no duda en decir que esta norma en la Iglesia católica es un retraso: ??? ¿Por qué hace siglos los curas si se casaban y ahora no? La religión católica siempre ha sido la misma, ¿por qué se cambiaron las leyes?? Que alguien me responda a esto. Yo estoy enamorada de él y voy a luchar, aunque no consiga nada. Que luchen por sufragar el Celibato!!!!!??. ?Yo?? tiene similar idea al respecto: ?Sacerdotes luchen por erradicar el celibato, no es mandato de Jesucristo, por favor, se sirve mejor siendo feliz que reprimiendo un sentimiento bellísimo??.

El celibato por motivos religiosos no es una cuestión que sólo ocupe a la Iglesia católica de rito latino. En las religiones del lejano oriente, los monjes budistas admiten esta condición para ocuparse de las cosas ascéticas y la meditación. En la antigüedad, no es extraño hallar en el paganismo a las vírgenes dedicadas al culto de Apolo, por ejemplo. Los Evangelios describen a Jesucristo como un hombre célibe cuya actividad se vio ampliamente favorecida por no tener lazos afectivos con una familia propia. Los escritos paulinos también recomiendan el celibato y, si los ministros son casados deben aceptar a una sola mujer como compañera; actualmente existen laicos, hombres y mujeres, que han optado por el celibato como una forma de testimonio de vida y de coherencia en el seguimiento de Cristo.

Después del Concilio Vaticano II, la crisis explotó cuando en Roma se multiplicó el número de expedientes de curas que solicitaron la dispensa de la condición celibataria. Quienes vivieron esa época en los seminarios fueron testigos de la escasez de vocaciones y de la soledad de los pasillos cuando los estudiantes se podían contar con los dedos de la mano. El papa Paulo VI dedicó una encíclica para analizar, detalladamente, la crisis del celibato postconciliar y afirmar que el mismo implica una decisión conciente, personal y madura del candidato al sacerdocio; a partir de su promulgación, una parte de la formación sacerdotal se dedica pormenorizadamente al análisis de la Sacerdotalis Coelibatus para explorarlo como un don de Dios que sólo se fortalece con la ayuda del Espíritu Santo. Juan Pablo II y Benedicto XVI han defendido el celibato como ?tesoro de la Iglesia católica?? a pesar de las severísimas crisis sobre pederastia que han azotado a las iglesias particulares.

Aún cuando ?Leire?? y ?Yo?? hablen de esta lucha por suprimir el celibato, parece ser que la Iglesia, en la actualidad, no está dispuesta a considerarlo como una forma optativa para los candidatos al sacerdocio. Los años de formación son bastantes como para que el aspirante reflexione si le entra o no a esta forma de vida, cosa que requiere de personalidades maduras; esto sería lo ideal, sin embargo, se han conocido noticias de seminaristas que llegan a la imposición de manos con novia o mujer e hijos detrás. ¿Por qué? ¿Fallas en la formación? ¿Falta de sinceridad y de recta intención en el aspirante? A mi juicio conviven las dos preguntas.

Por un lado, la mentira, la falsedad en la rectitud de intención y la inmadurez de la persona hacen que el sacerdocio sea un status cómodo y perfecto para sortear las dificultades de la vida. Pasan los años de formación y el aspirante, sagazmente, va librando las etapas con todo lo que viene arrastrando detrás.

Por otro lado está el caso del joven quien puede querer el sacerdocio con toda esa ilusión y anhelo que provoca la primera experiencia con la vida comunitaria. Mientras camina, llegan los primeros tropiezos: la carencia de ayuda efectiva, el antitestimonio de los padres formadores y la escasa preparación psicológica de los encargados de los seminarios van deshaciendo esa vitalidad inicial de la vocación que traerá, en consecuencia, un sacerdote inmaduro que use la sotana para alcanzar privilegios o, peor aún, para derramar sus encantos e impresionar a las mujeres.

Tal vez sea cosa de valentía, como señala ?Aristeo?? en su comentario: ?Hay mas de cien mil sacerdotes que ya han dejado el ministerio para hacer su familia, ellos si fueron valientes para aceptar su sentimiento y no andar engañando a la gente ni andar viviendo dos vidas??.

El tema de los curas enamorados suscita controversias. En este post he querido tomar los comentarios de nuestros lectores para reflexionar sobre ellos y apreciar la otra cara de la moneda, es decir, la de las mujeres que han expresado sus sentimientos por estar enamoradas de un hombre con sotana. Ellas pueden llevar la peor parte, falsamente se les ha señalado como las que provocan a los padrecitos y los ponen inquietos.

No es así, hay curas enamorados también. Seres humanos, hombres y mujeres, que luchan contra esos sentimientos de los que todos fuimos dotados, es nuestra naturaleza, así fuimos creados. Como afirmé en el primer post que escribí: ??No me escandalicé al ver a un cura enamorado, no. Pero sí reflexioné sobre el gran conflicto interno que podría estar viviendo?? sonriendo por fuera, tal vez sufriendo por dentro?? ?l no es ni el primero ni el último en esas circunstancias y es una realidad que pretende evadirse o darle largas con respuestas inapropiadas??

Agradezco a todos los comentaristas que han enriquecido el post del cura enamorado con sus aportaciones. Independientemente de la valoración, todos tienen un dicho de verdad: Somos capaces de amar.

El post del cura enamorado puede ser consultado en: http://blogs.periodistadigital.com/ricardoprospero.php/2007/02/01/cuando-un-cura-amo-como-adolescente

Comments:

Quien no quiera aceptar el celibato ya tiene otras opciones, ¿o no? Tampoco se deja ser sacerdotes a las mujeres célibes con argumentos muy discutibles… Y no les queda más remedio que agantarse. El hombre casado no tiene la misma disponibilidad que un célibe. Es normal que se exija el celibato a un cura, sólo por esto. En cuanto a lo de enamorarse, es normal: son humanos, pero también los casados se enamoran de otras, porque la pasión se acaba pronto, pero el que es coherente será coherente con su opción. El enamoramiento es una enfermedad pasajera. Eso lo sabe cualquier persona madura. Comment from: carlos garcia 05.07.08 @ 23:48

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Yo creo que imponer el celibato como condición sine qua non, para ser sacerdote, podría interpretarse como «un enmendarle la plana» a Dios. No tiene que ver nada con el mensaje de Jesús que citan los evangelistas. Esa imposición del celibato es una fuente de infelicidad para tanta gente… Comment from: ELESSAR 05.07.08 @ 23:21

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(continuaciòn) Soy sacerdote celibatario, misionero en Brasil desde hace muchos años ……

…sin salir del seminario, hay suficiente madurez afectiva ? Y, màs,¿es el celibato hoy testimonio de algo ? ¿ Que piensa la gente del celibatario ? Cuantos sacerdotes viven sufriendo la soledad, la decepciòn, la amargura, o tomando caminos de conflito interior. » Y Dios vio que todo lo que hizo era bueno». Y tantas comunidades sin Eucaristia, sin sacertotes…. Comment from: Jose RA 05.07.08 @ 19:10

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Soy sacerdote celibatario, misionero en Brasil desde hace muchos años y he trabajo en la formaciòn de seminaristas. He llegado a la conclusiòn de que el celibato sacerdotal debe ser opcional. Se ha sacralizado el celibato como si el sacramento del orden no tuviera y diera al sacerdocio toda su grandeza y dignidad. Celibato es un carisma y no debe ser impuesto por una ley. Un ministro anglicano casado que viene para la Iglesia católica, esta le permite ontinuar como presbìtero-catòlico casado. En la iglesia catòlica oriental el celibato es opcional conforme la tradicciòn apostòlica. ¿Por que continuar imponiendo el celibato ? ¿ Son razones administrativas apenas que lo exigen ? ¿ Cuando la Iglesia se reconciliarà con el regalo de la sexualidad humana que Dios nos dejò ? Todo se decide desde arriba, nunca los presbìteros fueron llamados a dar su parecer.¿Hicimos la opciòn libremente? Sì, en cuanto cabe; Pero con 23 años (mi caso )despues de largos años sin salir del se… Comment from: Jose RA 05.07.08 @ 19:06