En Trump no hay pospolítica. Mientras el universo progresista busca atajos discursivos y retóricos en la moderación, el candidato republicano, y ahora presidente, eligió otra trayectoria. Se colocó en el centro del orden.
Desde el primer momento eligió una dimensión tajante, divisoria y conflictiva. Salió a marcar el campo discursivo y político. Desestructuró algo que ciertas derechas y el progresismo daban por sentado: el consenso en las rutinas económicas y financieras mundiales configurado en las últimas décadas. El Partido Demócrata se quedó sin margen de maniobra, como sus aliados internacionales, que empezaron a hacer cuentas de cuánto impactaría el decisionismo trumpiano. México comenzó a padecerlo y ha obligado a Peña Nieto a reactualizar una fórmula que lo ha incomodado tanto a él como al PRI: el nacionalismo. El propio Carlos Slim apoyó al presidente mexicano y rompió todo lazo con Trump[1]. La comunidad nacional vuelve a reactivarse. ··· Ver noticia ···
Inicio Revista de prensa América Latina Cuando las derechas latinoamericanas pensaron en Trump -- Esteban De Gori, Ava...
Registrarse
¡Bienvenido! Ingresa en tu cuenta
¿Olvidaste tu contraseña? consigue ayuda
Recuperación de contraseña
Recupera tu contraseña
Se te ha enviado una contraseña por correo electrónico.