Camboya se ha convertido en una de las pocas historias de éxito en la lucha en contra del sida, logrando ese éxito, en parte, a través de la promoción vigorosa del condón. Esta estrategia ha salvado miles de vidas. Este es un país pobre, autoritario y devastado por la guerra, pero ofrece una importante lección para el presidente Bush y los consejos escolares de Estados Unidos: no teman a esos salvavidas de látex conocidos como condones.
Camboya ha reducido la incidencia del VIH en adultos, yendo de 3% en 1997 a 1.8% hoy día, aproximadamente. En poblados rurales de Camboya en el presente, vallas (o anuncios espectaculares) y carteles promueven condones, y en las clínicas y burdeles hay cubos enteros de ellos. Los centros de salud no tienen máquinas de rayos X ni tanques de oxígeno, pero sí tienen falos para mostrarles a los visitantes cómo colocarse el condón.
Aquí en Poipet, conocí a una mujer de 27 años de edad que tiene sida, Tem Phok. Ella había sido prostituta en un burdel, así que supuse que fue ahí donde había contraído el sida. «Ah, no», dijo. «Contraje sida después, a través de mi marido», quien ya murió.
«En el burdel, yo siempre usaba condón», aseguró. Pero, cuando estaba casada, no lo usaba. «Una mujer con un marido está en mucho mayor peligro que una joven en un burdel», dijo.
Eso es una exageración, pero tiene algo de razón: no hace mucho bien que funcionarios estadounidenses prediquen la abstinencia y fidelidad en lugares donde el gran riesgo de contraer el VIH venga con el matrimonio. En países de alta incidencia de sida, prácticamente lo más peligroso que una mujer puede hacer es contraer matrimonio.
El programa de Bush contra el sida, que ha incrementado considerablemente el gasto con respecto a los niveles de los años de Clinton, es lo mejor que, por sí solo, ha hecho el mandatario, y tiene proyectado salvar aproximadamente nueve millones de vidas por todo el mundo. Ese es un logro genuino e histórico.
Sin embargo, el programa del presidente Bush también ha sido socavado por la resistencia a los condones. La Administración ha retirado información acerca del condón de sitios del gobierno en internet, al tiempo que sus esfuerzos de prevención en el extranjero, cuando van enfocados a los jóvenes, han hecho énfasis en la abstinencia, excluyendo a los condones.
De manera similar, en buena parte de Estados Unidos, conservadores sociales con respaldo de la Administración han instituido educación sexual «sólo acerca de la abstinencia, para que así los adolescentes se sientan motivados a ofrecer promesas de virginidad», pero no les dan un plan de respaldo.
«Cuidadosos estudios de los programas de sólo abstinencia» en Estados Unidos dejan entrever que sí demoran las relaciones sexuales, pero que los jóvenes tienen menos probabilidades de usar condones posteriormente. La evidencia indica que un enfoque equilibrado de promover la abstinencia pero también el uso del condón es mucho más efectivo para brindarle protección a los jóvenes en Estados Unidos o el extranjero de infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.
En el pasado, conservadores sociales citaban de manera rutinaria a Uganda como prueba de que lo mejor es concentrarse sólo en la abstinencia. Es cierto que Uganda redujo marcadamente sus tasas de HIV, en parte mediante la promoción de la abstinencia y la fidelidad, pero también promoviendo el condón. En fechas más recientes, Uganda se ha estado distanciando de los condones, con respaldo de Estados Unidos, y su incidencia de VIH está aumentando de nuevo.
Pese a la hostilidad hacia el condón en Washington (y en el Vaticano), en el campo, incluso misioneros conservadores tienden a aprobar su uso.
«Por qué habríamos de temerle al látex cuando nosotros podemos ver que puede salvar vidas», me dijo una monja católica en Camerún, agregando que su clínica distribuye grandes cantidades de condones. Explicó: «Sencillamente yo no menciono eso en mis informes al obispo».
Pese a los temores con respecto a que los condones dan origen a la promiscuidad, ha ocurrido lo opuesto en Camboya. El aumento en el uso del condón ha ido acompañado de un descenso en las relaciones sexuales de tipo casual (probablemente debido al mayor nerviosismo con respecto al sida).
En el extranjero, la mojigatería de Washington con respecto al condón es socavada de manera rutinaria por funcionarios pragmáticos, así que en las bases populares de África se fomenta el uso del condón mucho más de lo que probablemente le gustaría a Washington. Sin embargo, ese mismo pragmatismo no ha llegado a las escuelas estadounidenses, particularmente a las del sur del país.
Con base en datos del Instituto Guttmacher, que conduce investigaciones sobre salud reproductiva, el porcentaje de adolescentes que recibe instrucción formal acerca de métodos de control natal ha caído en Estados Unidos desde mediados de los 90.
Un estudio encontró que entre adolescentes estadounidenses con experiencia sexual, tan solo 62% de las jóvenes y 54% de los varones había recibido instrucción con respecto a métodos de control natal para el momento de su primera relación sexual.
El lado positivo es que desempeñamos un mejor trabajo usando nuestros dólares del contribuyente fiscal para brindarle protección a la salud y vidas de prostitutas camboyanas del que desempeñamos protegiendo a los niños en escuelas de Texas.
(*) Artículo publicado en The New York Times y traducido al castellano para el diario panameño La Prensa