Como señala el padre Capitanio si se demuestra la grave implicación de Von Wernich con el genocidio de estado la iglesia puede purificarse y salir de aquellos limbos. Espacios que este mismo papa deslegitimo por solo ser el constructo de algunas mentes enfermas.
De todas maneras persiste la pregunta ¿porque aquella mirada cristiana de nuestra iglesia no podía ver que Angeleli era martirizado y que en la policía de Cams se estaban cometiendo crímenes de lesa humanidad.? Se sabe, hoy sin escandalizarnos, que puede existir alianzas miméticas y que si hay liderazgo espiritual es mas fácil que los gerentes sociales se despeguen de lo delictivo. En la piedad popular el gauchito Gil es un ejemplo de aquel liderazgo que no se alinea con la injusticia estructural.
Cuando se elige trabajar en contextos de violencia, lindante con la naturaleza humana más frágil puede existir mimesis. Se sabe que también lo sórdido atrae la perversión, me refiero a personas que en su infancia han padecido un estrés traumático base y no tuvieron ayuda para elaborarlo curiosamente son atraídas a inmiscuirse en espacios de posible degradación moral. Dice Reich que Quien fue educado en una moralidad compulsiva y una actitud también compulsiva frente al trabajo, intenta destruir la decencia espontánea y la autorregulación natural de las fuerzas vitales
Como señala el poeta Italo Calvino
– «El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quien y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure y dejarle espacio.»No pocas veces los cristianos que trabajan en los ?infiernos?? adoptan por sus historias trágicas la primera postura.
– El mayo francés fue una década emblemática con un Papa que por su personalidad abierta y respetuosa, contribuyó a que crecieran las izquierdas y las derechas en el seno de la Iglesia.
Con Pablo VI creció el Opus Dei, y Cristianos Para el Socialismo. En el País Vasco se podía escuchar a un sacerdote afirmar lo bueno de implementar una justicia divina y matar a todos los de la ETA, y en el mismo barrio, a otro sacerdote decir que no estaba mal usar la violencia con los que comprometen la independencia económica de Uskadi.
Crecieron, en aquel pluralismo eclesiológico, un cristianismo de corte revolucionario al modo de Camilo Torres y Ernesto Cardenal, y un cristianismo reaccionario al modo pinochetista sustentado por algunos teólogos chilenos de la seguridad nacional, convencidos que lo único que frenaba el progreso eran los socialistas.
En este permisivismo de la violencia y en esta conciencia de que algunas instituciones actúan como panóptico y reproducen la violencia social se evoluciono en estas ultimas décadas a una conciencia del ?nunca mas??, a la violencia como método de cambio. El papa anterior mostró su beligerancia con aquel cristianismo de matriz revolucionaria marxista muchos hubieran deseado la misma beligerancia con la gestión Rigan y aquel pseudo cristianismo reaccionario.
Como señala la película argentina Un Buda creo que en este ahora se es líder espiritual si se encarna en el aquí y en el ahora personal lo que se quiere cambiar en la sociedad. Parecería que para las nuevas culturas emergentes todos los terrorismos quedan agotados.
Mas allá del sano aperturismo del mayo francés algunas instituciones comprendieron que, no obstante, era conveniente chequear sus ?capellanes de los espacios de particular violencia??. Se observó así que algunos ministros de fe elegían espacio donde se torturaban o violaban niños, no por casualidad, sino porque ellos en la infancia habían sido vejados, y ahora quizás al modo «que no me duela tanto», pasaban del lado de los victimarios, quizás en el afán inconciente de demostrarse que ser violador o delator de comunistas no es tan malo, si yo en algún momento fui violentado por alguien parecido a mi.
Se permanece así en la primera postura de Calvino. Se está en el limbo por debilidad mental, cuando se sacraliza de este modo la violencia genocida, el descuido y la impunidad. Quiera Dios que en el hogar del padre Grassi no se hayan abusado niños y que en la policía de Von Wernich y Camps nunca se hubieran cometido crímenes de lesa humanidad, pero que hoy se investigue, y que 150 personas declaren tranquilas con custodia y que la iglesia no reaccione con impunidad, habla de un buen momento institucional.
Me sigue pareciendo oportuno que en lugares de particular sufrimiento, se convoquen religiosos pastores y curas pero me parece ingenuo no chequear si aquellos ministros de fe eligen aquellos espacios de violencia por vocación, y no por un proyecto perverso personal, fruto de aquella insania psíquica padecida, y nunca tratada, compartida, quizás inconcientemente, por sus respectivas autoridades que pueden manifestar como en el limbo que ellos no veían nada.
(*)Leonardo Belderrain Sacerdote doctor en teología moral diócesis de Quilmes
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