A la Comunidad de la Parroquia
de San Carlos Borromeo de Madrid
y a sus pastores Javier, Enrique y Pepe,
cerrada, injustamente, por los que se dicen
«siervos de la Iglesia».
¡Crucifícale!
¡Crucifícalos!
¿No ves que cuestionan
El poder de los injustos?
Ponles una corona
De espinas
Y un manto granate.
Flagela su cuerpo solidario
Hasta romperlo.
Átalos a la columna
De la ortodoxia vendida
A los nuevos fariseos
Del poder y la riqueza.
Ponles una corona
De espinas
Y un manto granate.
Hazlos reyes
De la inactividad hipócrita
De los cobardes.
Hasta quebrar
Su resistencia
A la injusticia.
¡ Crucifícale!
¡ Crucifícalos!
¿ No ves que ponen
En evidencia
Nuestras miserias?
Cárgalos con la Cruz
Y haz, de su Vía Dolorosa,
El camino que no quiso recorrer
El buen samaritano.
Golpéalos cada vez
Que les derrumbe
El peso y hazles
Seguir hasta el Gólgota
De la claudicación
Ante la miseria.
¡ Crucifícale!
¡ Crucifícalos!
¿ No ves que están
Minando los pilares
De nuestro poder?
Clávalos en la Cruz
Y que Longinos
Les de un lanzazo
En el pecho.
No se te ocurra
Ponerlos entre dos ladrones
¡ No ves que eso
Les gustaría!
Juégate su túnica
A los pies de la Cruz.
¡ Crucifícale!
¡ Crucifícalos!
Pero no olvides nunca
Que resucitaran
Entre los muertos
E irán, « venid
Benditos de mi padre»
Al sitio que tienen
Reservado
En la derecha del cielo.
7-4-2007.
Cristóbal Fco. Fábrega Ruiz
fabrega@cica.es
cfabrega@ujaen.es