Crítica de la crítica a la visita del papa -- Nacho Dueñas, historiador y cantautor. Miembro de CCP de Cádiz

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Cierto que cuestionar este viaje del pontífice es un acto de legítima libertad, cono no menos cierto es, no olvidemos, echarse a la calle a recibirlo. Por otra parte, se me antoja absolutamente desproporcionada la cantidad de artículos y noticias que se han sumado a este aluvión, máxime cuando el mundo está como está, con tantos frentes mediáticos abiertos (Libia, Somalia, crisis económica, reforma de la Constitución??).

Soy lector diario y colaborador ocasional de Redes Cristianas, pero con todo el respeto del mundo, debo decir que me parece desmesurado que durante más de una semana, el viaje papal haya merecido aproximadamente el 75% del total de las noticias de este medio. Así como el tratamiento que por lo general, se le ha dispensado.

Por una parte, no veo qué hay de malo en que, si alguien quiere viajar a un lugar, sea Ratzinger o Bob Dylan, y si otros lo quieren recibir, sean peregrinos u opositores a notarías, y si otros lo quieren subvencionar, sea el Banco de Santander o el Comité ?scar Romero, son muy libres y están en su derecho. Derecho que no sé si tanta ?crítica acrítica?? ha podido llegar a conculcar.

Por otra parte, es una falta de elegancia, sentido común y respeto convocar una ?marcha laica?? haciéndola coincidir con los peregrinos de Sol. Con buen criterio, Interior se negó, y tras las presiones recibidas, dio su brazo a torcer. Los peregrinos jamás se metieron con los ?laicos?? ni pretendieron coincidir con ellos, lo que hubiese sido una provocación en toda regla. Los ?antipapistas??, sin embargo, sí fueron a su encuentro a Sol, espacio concedido ya para los ?papistas??, quienes tenían todo el derecho del mundo para estar ahí. Estos mismos, se dedicaron a rezar cuando llegaba la marcha contestataria, que les dedicó insultos alusivos a los preservativos que ?llevaban en sus mochilas de peregrinos?? o a que ?vuestro papa es un nazi?? (¿). Negar que esto sea provocar equivale a negar la existencia del sol en una tarde de julio en ?cija. Pues todavía había noticias y artículos que hablaban de la ?provocación de los peregrinos al ponerse a rezar??.

¿No se podían haber convocado concentraciones, como Dios manda, y nunca mejor dicho, en la nunciatura, en el palacio arzobispal o en La Almudena? ¿Qué culpa tenían unos peregrinos que venían de medio mundo con la ilusión de compartir su fe, y sin ganas ni necesidad de altercado alguno?

Con respecto al gasto de nuestros impuestos por la visita papal, me temo que tampoco ese argumento tiene gran peso, porque buena parte de él lo cubrieron los peregrinos, y la otra parte algunas grandes empresas españolas, con un dinero que a fin de cuentas era suyo, y que por muy ladronas que sean, era lo menos malo que podían hacer con sus capitales.

Cierto que la exención de impuestos implica que, por pasiva sí paguemos el viaje los ciudadano, al ser un dinero que se deja de recaudar para las arcas públicas. Pero, si afinamos un poco, ¿no se pagan los sindicatos con el dinero de los empresarios? ¿y la judicatura con el de los delincuentes? ¿y la monarquía con el de los republicanos? ¿y los partidos políticos con el de los anarquistas?¿y el cine basura con el de la gente culta? ¿y el sueldo de los militares con el de los pacifistas?

Y, con respecto al gasto de la limpieza y de la seguridad pública, toda la suma anual de conciertos de rock, carnavales y fiestas populares, los diversos derbis tipo Real-Madrid-Barça o semejante, generarían un mayor coste que el de una visita papal que, por fortuna, no se produce ni una vez al año. Y absolutamente nadie se queja. Faltaría más.

Ahora, con respecto a la persona de Benedicto XVI, la figura del papa o las actitudes ya sabidas de la jerarquía católica y del Vaticano, así como el sometimiento de nuestro Estado no confesional a ciertas presiones de la Iglesia española, todas las protestas estarían justificadas si, con algo de mayor lucidez y reflexión, como afirmé anteriormente, se hubiesen efectuado frente a sus responsables (las autoridades católicas) y no a los peregrinos. Es como si Sanidad, al constatar deficiencias en un restaurante penalizara a los clientes, y no a los gestores.

Otra incorrección por ahí vertida es la afirmación de que la religión se vive en la dimensión privada. Gran error. Cualquier antropólogo sabe que la religión, al igual que el arte, aun siendo un fenómeno del espíritu, se manifiesta en público (¿o no dijo Aristóteles que el hombre es en su esencia un animal político?. Por eso hay exposiciones y galerías de arte como hay romerías, revistas de eclesiología y mesas redondas sobre espiritualidad o sobre teología de la liberación. ¿Va a ser ahora la religión un tema tabú, como antes lo fue el sexo, como hoy lo es la muerte, y además en nombre del progresismo de la Iglesia de base? Otra cosa sería perseguir la imposición de lo religioso, para que, como el ateismo, fuese tan libre de ser propuesto como de ser rechazado.

Desde luego, quien esto escribe, persona de fe, miembro de Comunidades Cristianas Populares y militante del 15 M, cree que el Estado debe ser laico y que el papado debe ser suprimido. Pero no opina que esta sea la manera. Esa crítica que anda circulando por ahí ante viaje del papa no es mi crítica. Y esta peregrinación para ver a ?Veredicto XVI?? no es mi peregrinación. Pero al menos es esta ocasión, los contestatarios no tienen mi solidaridad. Los llegados desde lejos para recibir al papa, sí.