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Criterio moral del cortafuegos y debate sobre aborto -- Juan Masiá

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Blog de Juan Masiá

Por contraste con la histeria poco evangélica de los “mitrados de la crispación”, el artículo del señor Bono (“El aborto: ni derecho, ni obligación”, El País 25-XI-09) es un ejemplo de serenidad y ecuanimidad, a la vez ética y religiosa, en el debate sobre la seguridad jurídica de la interrupción del embarazo. Su postura conjuga la conciencia de una persona con convicciones religiosas (conciencia interpelada por una ética de máximos) y un demócrata respetuoso de las exigencias de una ética de mínimos a la hora de legislar para una sociedad plural.

Agradeciendo al señor Bono sus aclaraciones tan pertinentes, he querido prologar con este comentario el post que tenía preparado para hoy sobre el criterio ético que podemos llamar del cortafuegos (que a veces se llama del “mal menor”, pero sería mejor llamar del “bien mayor”).

Se produjo un incendio en el monte. Acuden de los pueblos cercanos varios retenes de bomberos, agentes de protección civil y personal voluntario. Concentran todas las fuerzas en apagar las llamas en la cercanía de los caseríos que hay al este y al oeste de la falda del monte según se baja hacia los pueblos del llano. Pero constatan consternados su impotencia para impedir el avance del fuego. Tardan en llegar los helicópteros, impedidos por un temporal adverso. No va a ser posible salvar los caseríos del este. Además, si siguen trabajando para salvar esa zona, es inminente el peligro de que perezcan juntos víctimas y auxiliadores.

Pero, si cambia el viento imprevisible, no se podrán evacuar los caseríos del oeste. La situación es crítica y no se puede esperar a que lleguen más recursos eficaces. El responsable de la operación da una orden de urgencia: ”Retiren todos los efectivos y concéntrenlos en hacer un cortafuegos que, además, impida la extensión del fuego cuando cambie el viento.

Gritos de horror desde los caseríos del este, que se ven irremisiblemente perdidos. Desaliento y frustración de los efectivos que arriesgaban su vida impotentemente para salvarlos. Tensión entre los subalternos, que asesoraban al jefe. Tomó la decisión urgente en plena crisis. Estaba claro que no podía, con los efectivos a su disposición, salvar los caseríos del este. Insistir en ese esfuerzo inútil pondría en peligro al resto. Decide salvar lo que está en su mano salvar. Por eso optó por el cortafuegos.

Hasta aquí el ejemplo concreto. Puesto en el lenguaje abstracto de los manuales de moral, reza así: Cuando no puedes impedir dos males o hacer dos bienes (deseables ambos) con los recursos a tu disposición, eN vez de gastar estos recursos en evitar el mal que no puedes impedir o en hacer el bien que no vas a lograr, concentra esos recursos en evitar el mal que está en tu mano impedir o el bien que puedes asegurar.

Aplicado a un caso: Cuando aquella muchacha, que dudaba si dar a luz o abortar, venía a consultar con la terapeuta, ésta la acompañaba en su proceso de decisión. Al principio parecía que la muchacha estaba dividida en su interior y oscilaba entre dos decisiones: llevar a término la gestación o interrumpir el embarazo. En un momento dado, la terapeuta comprendió que la muchacha había dado el paso de decidir abortar y que los esfuerzos de su ayuda o consejo no iban a impedir ese aborto. Concentrarse en impedirlo solo lograría aumentar la culpabilidad, provocando otros males, además del aborto. Optó entonces por acompañar a la persona tras la toma de decisión como la había acompañado hasta entonces. Le recomendó que fuese a la clínica acompañada por una de sus amigas también la había ayudado durante las semanas anteriores.

Estas amigas, que eran personas de convicciones religiosas, dudaron perplejas. Habían oído decir por televisión a un obispo histérico ( candidato a suspenso en teología moral) que hacerse cómplice de un aborto conllevaba excomunión. Lo consultaron con su párroco, un cura sensato, con sentido común y práctica pastoral que, además, seguía estudiando, como hacen los buenos médicos, para ayudar a las personas. E

Este les dijo: No tenéis que preocuparos. Id con ella a la clínica y ayudadla después, para que no se deprima. Lo mismo que la acompañásteis antes de la decisión, acompañadla después. Concentráos en impedir otros males que está en vuestra mano impedir. Cuando yo estudiaba en Comillas, mi profesor de moral le llamaba a esto el principio del cortafuegos. Es lo que se hace también en las pandemias. Si no dan abasto los recursos para curarla en una zona, al menos se impide que se extienda a otras zonas.

(Nota: ejemplillos inspirados en la tradición moral de Vitoria y Ligorio).

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