Don Carlos Osoro llegó a Madrid como el elegido por el papa Francisco para renovar el episcopado español. Un pastor con olor a oveja. Un hombre de diálogo. Efectivamente se encontró con el Foro de curas de Madrid, dejándoles contentos. Se retrató pisando el barro de la Cañada Real. Renovó su equipo con algún vicario y delegado progresista. Se reconcilió pronto con el Padre Ángel tras su primer enfado por el acto en honor de Zerolo celebrado en San Antón. Y se ha apoyado inteligentemente en él para dar una imagen de Obispo que cena la Nochebuena con los pobres y con la alcaldesa roja. Últimamente declaró que como obispo no se sentía ofendido al gesto provocador de enseñar los pechos en un acto contra la confesionalidad que significa una capilla católica en una universidad pública. ··· Ver noticia ···
Contrastes en el Jueves Santo: Francisco y Carlos -- Antonio Duato
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